La nota que encabezó casi todas las primeras páginas digitales y escritas de los diarios locales, en los últimos días, es, sobre el registro oficial de los candidatos a la gubernatura del estado. Con toda esta algarabía desafiante ante la pandemia, se da inicio formal, en los hechos, a la campaña electoral que culminará el próximo 6 de junio del año que corre. Estamos pues, en las postrimerías del arranque de todos los competidores que buscarán con todo, el botín mayor: el gobierno del estado.
Y todos a cuál más, hicieron lo propio para llamar sumamente la atención de los futuros votantes. Hubo de todo: aglomeraciones, bandas, grupos musicales, batucada, porras, consignas y discursos, sobre todo muchos discursos. Pero, ¿y la sana distancia, los cubrebocas, el gel antibacterial y todo lo demás recomendado por Sector Salud? Nada. Al parecer aquí ya no importa nada. La campaña comenzó, y lo demás vale gorro.
Sin embargo, recordemos que la covid-19 no sabe de campañas electorales. El día primero de marzo, precisamente cuando se registró Indira, Locho y Virgilio, se murieron tres colimenses más por la pandemia y los casos positivos aumentaron en 13; el día 2 de marzo, cuando se registró Claudia Yáñez, se sumaron cuatro muertos más, y 17 casos nuevos; al día siguiente fallecieron seis más, y los contagios aumentaron en 23. En resumen, mientras en el Instituto Estatal Electoral celebraban los aspirantes con bombo y platillo, se murieron en total 13 colimense de covid-19, y 53 más resultaron positivos. Hoy, se sabe que en todo el Estado, el total de muertos en lo que va de la pandemia, suman mil 157 fallecidos y 9 mil 993 los contagiados acumulados.
Pero, seguramente que los ahora candidatos y candidatas, parafraseando un poco el evangelio, repitieron a sus seguidores -sólo que interpretando mal-, lo mismo que los apóstoles Mateo y Lucas atribuyeron a Jesús de Nazaret: “Dejad que los muertos entierren a sus muertos” (Mt: 8, 21-22; Lc: 9, 59-60), y la fiesta continuó. Solo que aquí, yo creo que será el pueblo, precisamente, el que resultará finalmente crucificado.
Dije, sin embargo, conforme al título de este trabajo, que yo distingo tres sucesos políticos de actualidad, en los que todos los colimenses debemos reparar antes de decidir nuestro voto. Veamos.
Primeramente hablemos de las alianzas de los partidos. Yo afirmo que las alianzas, ya muy conocidas por todos lados, no fueron diseñadas pensando en el interés general de todos los mexicanos, sobre todo, en el interés de los más pobres y desamparados. Dije en otros trabajos similares a este, que a mí me parecía que se atendió casi solamente, a los intereses de las cúpulas partidistas y de los grupos de poder económico que están detrás de ellos. Esto que digo, lo saben bien todos aquellos verdaderos militantes que, de la noche a la mañana y sin razón ideológica válida alguna, se verán ahora obligados a votar por candidatos ajenos a su institución partidista. Si bien es cierto, esta práctica insolente ya era usada de tiempo atrás, pero nunca se había visto tanta generalidad y tanto descaro en detrimento de los principios ideológicos, que decían salvaguardar los partidos.
Y la lección que se nos da con esto es clara: si los partidos políticos tradicionales, ya no confían ni en ellos mismos, dado que necesitan aliarse para poder competir en la elección que viene, ¿por qué entonces, los electores habríamos de seguir confiando en ellos?
El segundo suceso que yo distingo, también nos deja una lección importante. Las alianzas y los partidos dicen que todos buscan una tendencia: unos a la continuidad de los gobiernos de la 4T, y otros, al cambio social. Pero, ni los unos ni los otros nos dicen con claridad, a dónde nos llevarán con la tendencia que buscan. Ya dije también en otros artículos que publiqué en las redes, que yo no distinguía por ningún lado en las candidaturas ni en los equipos o fórmulas municipales, a los verdaderos representantes del pueblo y sus diversos sectores. Y hoy sigo sosteniendo lo mismo.
De la continuidad de la 4T ya vimos bastante en estos dos años de lopezobradorismo. Pero de los partidarios del cambio, afirmo que, buscar un cambio para el pueblo, pero sin la participación activa y efectiva del pueblo mismo, me parece que es tan sólo una farsa electoral. Además, buscar un cambio para volver a lo mismo que había antes de la 4ªT, me parece a mí un craso error. ¿Acaso nos pedirán ahora, votar para tener los mismos males que teníamos antes, que, fueron el preludio de lo que tenemos ahora? A esto, el pueblo lo entiende como saltar de la sartén, pero para caer en la lumbre.
Finalmente, no menos aleccionador es el tercer suceso que estamos mirando ahora, mismo que se debe destacar. Me refiero al generalizado trasiego o "chapulineo” de personajes políticos de unos partidos, brincando sin rubor alguno hacia otros, incluidos a aquellos a los que antes decían combatir. Como ejemplo de lo que digo, tenemos a la ahora candidata Claudia Yañez, que saltó de Morena para irse a Fuerza por México; a Federico Rangel y Héctor Insúa, que saltaron del PRI y del PAN, para irse a Movimiento Ciudadano; a Agustín Morales Anguiano, que renunció al PRI, para sumarse al partido Verde; y otros más, que por ahora, no vale la pena mencionar. En esto, lo menos que podemos decir, es que es un claro síntoma inequívoco de la degradación y descomposición ideológica, que está sufriendo la clase política tradicional. Es decir, ya no hay principios ideológicos, sólo quedan los intereses personales.
Aquí, sólo se antoja pensar en lo siguiente: 1) o estamos mirando ya la caducidad política de los partidos, y llegó la hora de promover otras opciones políticas, con políticos nuevos y jóvenes; o, 2) todo es una farsa o estrategia política, para engañar una vez más al electorado, y lo que veremos más adelante, es la declinación mediática de unos candidatos a favor de otros. Pero ya veremos.
Visto este panorama que con mucho respeto me permití delinear, la pregunta sigue en el aire: ¿por quién conviene votar, entonces, en este próximo 6 de junio? Y la respuesta que damos los antorchistas es la misma: votemos por nuestras necesidades. Los antorchistas daremos nuestro voto de manera organizada, a los candidatos que ofrezcan garantías de que van a resolver las necesidades más sentidas de nuestros compañeros. Invitamos al pueblo en general a sumarse a nuestro esfuerzo. Los partidos se aliaron y proponen un cambio, o la continuidad, atendiendo sólo a sus intereses; los políticos se cambiaron de partido por sus intereses. ¿Por qué, entonces, no habríamos de votar los pobres, atendiendo también a nuestros intereses? Nos veremos en las urnas. (Para conocer más opiniones, sigue mi cuenta @LuisEnColima, estoy a la orden).
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