La navidad, según una versión, es una palabra derivada del latín nativitas o nacimiento, es una de las principales fiestas cristianas que marca el nacimiento de Jesús de Nazaret, y que la primera navidad celebrada en América tuvo lugar el 25 de diciembre de 1492 en "La Hispaniola", una isla que actualmente conforman Haití y República Dominicana, poco después de que los europeos descubrieran que existía América.
De acuerdo con esta historia, cuando Cristóbal Colón realizaba un reconocimiento del área, la carabela "Santa María" registró problemas y con la ayuda de indígenas, puso a salvo la carga que traían los conquistadores y con la madera de la carabela se procedió a construir un fortín que se terminó de construir el 25 de diciembre y en consecuencia Colón lo llamó "La Navidad", día en el que los españoles celebraron esta fecha religiosa por vez primera en suelo americano.
En conversación con BBC Mundo, la profesora de Filología Hispánica de la Universidad de Alicante Beatriz Aracil señala que la primera navidad en suelo americano de la que se tiene registro fue en 1526. Fray Pedro de Gante le escribió al Rey Carlos V sobre esta celebración con los indígenas de lo que entonces se conocía como la Nueva España.
El misionero franciscano le describe al rey Carlos, cómo introduce calculadamente la navidad en el proceso de evangelización y detalla cómo transformó las costumbres indígenas en ritos cristianos. A partir de allí hasta las familias más pobres, a su manera y de acuerdo a sus posibilidades celebra la navidad con fiestas en familia, con buenos deseos, buenas comidas, intercambio de regalos, etcétera, que cada vez son son menos y más precarios, sobre todo por el encarecimiento de los artículos de primera necesidad.
Y no es para menos pues, según las perspectivas económicas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) reveladas en la presente semana, el 2023 no será nada halagüeño, ya que se espera que persista la inflación y continúen los altos precios de la energía y siga el débil crecimiento de los ingresos reales de los hogares.
Igualmente, un nuevo estudio del Banco Mundial (BM) expone que actualmente existe una coyuntura en la que los bancos centrales de todo el mundo incrementan de manera simultánea las tasas de interés para responder a la inflación, y en México los efectos de ésta en los niveles de pobreza han afectado el principal rubro de gasto de los hogares en alimentos, bebidas y tabaco, mientras que en el caso de los hogares de menores ingresos el peso de los alimentos es aún mayor, ya que representa el 50.2 por ciento de su gasto total.
En el periodo agosto-noviembre de 2020 y junio de 2022, para el 84.65 por ciento de los hogares el aumento en el costo de la canasta de consumo fue de entre ocho y 17 por ciento, y este costo de consumo se elevó más para los hogares nucleares, conformados por al menos uno de los padres y sus hijos, respecto a los hogares de dos personas y a los hogares de una persona debido a una mayor proporción de gasto en alimentos, precisa un reporte del Banco de México (Banxico).
Y aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró en su mañanera del pasado jueves 15 de diciembre, que “nuestro país está saliendo adelante y tenemos muchas esperanzas fundadas de que hacia adelante vamos a tener más crecimiento económico, empleos, bienestar y lo más importante, vamos a tener una sociedad mejor, más igualitaria, más fraterna, sin corrupción, sin impunidad. El mensaje a los jóvenes es que no hay motivos para entristecerse, para la apatía y mucho menos para la frustración”, dijo.
Pero el presidente miente como siempre. Los importantes centros comerciales se vieron desolados en el período del “buen fin”, igual que en esta temporada navideña, sobre todo en los mercados y supermercados donde las familias de más bajos ingresos se surten de los artículos de primera necesidad.
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