Hace unos días se realizó la Cumbre de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) donde el compromiso de dicho organismo fue asumir un papel de liderazgo para garantizar el éxito de las ambiciosas y urgentes iniciativas para que los sistemas agroalimentarios del mundo sean más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles.
La Cumbre, llega en un momento crucial. Tras registrar durante varias décadas una tendencia descendente, el número de personas que pasan hambre ha crecido en los últimos cinco años, llegando a 811 millones en 2020, según el último informe sobre El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI).
Más de tres mil millones de personas todavía no pueden permitirse una dieta saludable, mientras que la obesidad y otras enfermedades no transmisibles se están convirtiendo en un problema creciente asociado a dietas poco saludables y diversificadas. En un nuevo informe de la FAO se muestra que la pandemia de la enfermedad por coronavirus (Covid-19) ha acrecentado el problema, lo que supone graves retrocesos en los avances realizados hasta ahora para alcanzar los ODS en 2030.
En México, la UNICEF ha alertado que la llamada carencia alimentaria, es decir, la incapacidad para cubrir una alimentación suficiente y de calidad en el hogar, representa un problema. “Un año después de la pandemia la situación está peor: antes de la pandemia, el 20% de la población sufría carencia alimentaria y ahora hay un 50% con inseguridad alimentaria grave o severa”. Además, el 14% de los niños menores de cinco años sufre desnutrición crónica, y el sobrepeso y la obesidad se han incrementado en todas las edades, según el organismo de Naciones Unidas.
Otro dato alarmante. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) informó hace unos meses, que en el mundo hay 670 millones de analfabetos, pese a que la educación es fundamental para poder prosperar social y económicamente.
En México, un siglo después de haberse creado la Secretaría de Educación Pública (SEP), con José Vasconcelos como su principal precursor, para arrancar la cruzada de alfabetización en el país, aún más de cuatro millones 400 mil personas no saben leer ni escribir. En los últimos tres años, dos de estos de la Administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, 423 mil 780 personas mayores de 15 años se sumaron al analfabetismo,
Según datos del Instituto Nacional para la educación de los Adultos (INEA) la cifra de personas analfabetas aumentó 10.6 por ciento. Mientras en 2017 tres millones 976 mil 895 personas no sabían leer ni escribir, para diciembre de 2020 eran cuatro millones 400 mil 675, es decir 423 mil 780 mexicanos más.
La estadística de Prospectiva, Acreditación y Evaluación del INEA indican que a diciembre de 2020 México tenía 28 millones 58 mil 183 personas en rezago educativo, 4.4 de estas son analfabetas, ocho millones 63 mil no han concluido la primaria y 15 millones 594 mil no han terminado la secundaria.
El 1° de octubre de 1949, las masas populares de Beijing se aglomeraron en la plaza de Tian’ anmen para celebrar un solemne acto, en el cual, Mao Zedong, presidente del Gobierno Popular Central, proclamó la fundación de la República Popular de China. Y al cumplirse el 72 aniversario de ello, se debe señalar que nunca un país con tal inmensa población había logrado un progreso tan rápido, mejorando las condiciones económicas y materiales de su gente.
Es de llamar la atención que el mes pasado, el presidente de China, Xi Jinping, anunció planes para difundir la prosperidad común, como un requisito esencial del socialismo Chino que debe ir de la mano con un crecimiento de alta calidad. “lograr la prosperidad común es más que un objetivo económico. Es un tema político importante que incide en la base de la gobernanza de nuestro partido. No podemos permitir que la brecha entre ricos y pobres siga creciendo, que los pobres sigan empobreciéndose mientras los ricos continúan haciéndose más ricos. No podemos permitir que la brecha de la riqueza se convierta en un abismo infranqueable. Debemos promover el progreso social integral y el desarrollo personal integral y defender la equidad social y la justicia para que nuestra gente disfrute de los frutos del desarrollo de una manera más justa. Deberíamos asegurar que las personas tengan un sentido más fuerte de realización, felicidad y seguridad y hacerlas sentir que la prosperidad común no es un lema vacío, sino un hecho concreto que pueden ver y sentir por sí mismos”.
El ejemplo esta dado. Ahora nos corresponde a los mexicanos conformar el verdadero partido de la clase trabajadora que dirija los destinos de nuestra nación y así no solo acabar con el hambre y la falta de educación en la vive la inmensa mayoría de la población. Afortunadamente ya existe la semilla, que se ha forjado a lo largo de 46 años de lucha ininterrumpida y que ha empezado a germinar para construir una patria más justa, más equitativa y más soberana para todos. De eso no hay duda.
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