MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Un nuevo proceso electoral adelantado, mientras sigue creciendo la pobreza

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El 2 de junio de 2024, los mexicanos elegiremos al nuevo presidente de México. Al mismo tiempo, se elegirán 128 senadores, 500 diputados federales, se renovarán nueve gubernaturas y 30 congresos locales. Se estima que más de 95 millones de personas podrán acudir a las urnas para ejercer su derecho al voto y nombrar a sus nuevos representantes populares.

Hace unos días, el Consejo Nacional de Morena, dio a conocer las reglas para sus aspirantes, rumbo a las elecciones presidenciales de 2024. Los morenistas tendrán del 19 de junio al 27 de agosto para realizar “asambleas informativas” y dar a conocer a la opinión publica sus propuestas, la decisión la tomarán a través de realizar cinco encuestas, y el 6 de septiembre, se dará a conocer quien fue el ganador  y, por tanto, su candidato para suceder a Andrés Manuel López Obrador.

Son seis los precandidatos que participan en este proceso, cuatro de ellos, salidos directamente de Morena y dos más de sus partidos aliados.  Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López, Ricardo Monreal, Manuel Velasco, del Verde Ecologista, Fernández Noroña, del Partido del Trabajo. Conforme a lo acordado, el nombramiento por el que están compitiendo le han llamado “coordinador de la defensa de la cuarta transformación de Morena”.

Algún ruido causó el hecho de que a  Yeidckol Polevnsky, no se le aceptó su registro como candidata, ya que, de acuerdo con el presidente nacional de Morena, Mario Delgado, la diputada con licencia no estaba contemplada entre los aspirantes porque la invitación del Consejo Nacional fue con nombre y apellido, y ella no estaba considerada. Así se las gastan los paladines de la democracia.

Por su parte, la oposición, a través del Frente Amplio por México, también hizo público su proceso de selección para elegir a su candidato a la presidencia de la república. En un evento con la presencia de las dirigencias nacionales del PRI, PAN y PRD y con la participación de personajes políticos, empresarios y miembros de la sociedad civil, lanzó su convocatoria. Serán tres etapas: en la primera, el aspirante deberá contar con el respaldo de cuando menos 150 personas que deberán firmar una plataforma electoral; segunda, la realización de un foro nacional para discutir la visión sobre México y la realización de tres encuestas para definir semifinalistas y; tercera, la participación de los tres mejores perfiles en cinco pasarelas regionales y el 3 de septiembre, habrá una elección primaria u una encuesta final.

Aunque las dirigencias de todos los partidos involucrados, tanto de uno como de otro bando, señalan que estos procesos son legales, lo cierto es que no son otra cosa que precampañas adelantadas, no debemos perder de vista que el Instituto Nacional Electoral ni siquiera ha aprobado el calendario del Proceso Electoral Federal 2023-2024. Y aunque el presidente y Morena impulsaron una reforma electoral, denominada “Plan B”, tras una serie de recursos presentados por la oposición en contra de esa reforma, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), determinó invalidarla, por lo que, en este proceso, las reglas de la contienda electoral serán las mismas que  este 2023 se aplicaron en los procesos del Estado de México y Coahuila.

De acuerdo con la ley electoral, las precampañas deberían iniciar hasta la tercera semana del mes de noviembre y, por tanto, todos se están pasando por el arco del triunfo a nuestras  leyes. Estamos presenciando, entonces, un proceso adelantado y lamentablemente el arbitro electoral, el INE, lo esta permitiendo.

¿Qué ganaremos la gente de a pie, con que se adelante el proceso electoral?, ¿servirá ello, para que disminuya el número de pobres en este país?, ¿ahora sí, los discursos de campaña se convertirán en mejores condiciones de vida para los más desvalidos?

Lamentablemente, no. En este caso, de nueva cuenta, resultará tan malo el pinto como el colorado, y así, una vez más, mientras la pelea será, por ver quien se adueña del poder y de la riqueza de la nación, la  inmensa mayoría de los mexicanos seguimos sin ni siquiera poder comprar los productos de la canasta básica que nos permita tener una buena alimentación. Día a día son miles los que mueren al no poder comprar las medicinas para curarse, o bien, que corren el riesgo de no regresar a sus hogares, después de trabajo, a consecuencia de la violencia que recorre todo el territorio nacional. Hoy sigue  siendo vigente, la urgente necesidad de que el pueblo se organice y eduque, al tiempo que construye su autentica organización popular, ya que solo así, dejará de ser utilizado como trampolín político, de quienes lo usan para satisfacer sus ambiciones de poder.

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