El pasado 25 de abril en Ometepec, región de la Costa Chica de Guerrero, la Guardia Nacional implementó un fuerte e impresionante dispositivo de seguridad para recuperar un arma de 9 milímetros, la cual le despojaron a un efectivo de esa corporación que escandalizaba en el centro porque estaba ebrio.
Trascendió que los agentes ingirieron bebidas alcohólicas dentro del destacamento ubicado en el Barrio La Ermita y, al calor de los tragos, uno de ellos salió a seguir la fiesta vestido de civil y con el arma de cargo.
El agente discutió con un extrabajador de Protección Civil, a quien amenazó con su pistola y lo hizo arrodillarse. Minutos después, en la tienda Oxxo, frente al zócalo, el efectivo insultó a un grupo de jóvenes, quienes lo golpearon, lo desarmaron y huyeron.
Desde ese momento, hasta después de una semana, los agentes continuaron con un dispositivo en el primero y segundo cuadro de la ciudad, casa por casa, para recuperar el arma. Así continuaron los operativos en las principales entradas y salidas del lugar, sin dejar de revisar por las principales calles y carreteras de esta municipalidad. Sin dar con el arma.
Llama la atención que se le ponga más atención a un arma que le fue quitada a un elemento de la Guardia Nacional por irresponsable y por querer abusar de ciudadanos indígenas, y no se actúa con esa prontitud, ni con todo un operativo impresionante para brindarle seguridad a los habitantes de esta localidad, ni mucho menos para buscar y encontrar a mujeres y personas desaparecidas en el territorio guerrerense, ni combatir la delincuencia que crece día con día en todo el estado.
Pareciera que nos encontramos en el mundo de al revés, que para las autoridades castrenses es más importante recuperar un arma que brindar seguridad al pueblo, de estas cosas que parecen absurdas se dan del diario por parte de esta corporación. Lo preocupante es que nos dijeron los de la Cuarta Transformación que la Guardia Nacional sería la solución de todos los males que aquejaban en materia de seguridad, pero una vez más queda demostrado con hechos que fue y es una mentira que la solución a este flagelo de la sociedad mexicana este en formar más corporaciones policiacas, armarlos, capacitarlos, equiparlos y hacer leyes más enérgicas.
Nada de lo anteriormente mencionado funcionará, si no se distribuye mejor la riqueza nacional y si no se educa y se forma otra mentalidad en la sociedad mexicana basada en la ayuda, en la cooperación colectiva, la solidaridad y dejemos el indivualismo a un lado como nuestro actuar diario.
Como lo planteado más arriba no se llevará acabo de la noche a la mañana, por el momento debemos consolidar la organización de los pobres para exigir al gobierno en turno, nos brinden seguridad y mejores condiciones de vida para nuestras familias, con salud, educación, servicios públicos elementales y de calidad, deporte y esparcimiento, para ello tenemos que unirnos los mexicanos de bien, que somos los más, y hacer realidad lo que en su momento nuestros antepasados lucharon por una patria mejor. Vale la pena poner nuestro granito de arena.
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