En un artículo anterior me referí a la gran necesidad de que la juventud participe activamente en la política local, regional y nacional de nuestro país y del mundo entero.
Decía yo que, desde mi perspectiva, no se puede gobernar ni tener una política pública adecuada sin una participación plena de la sociedad. Sí, de una sociedad educada y politizada.
Y entonces añado, no sólo la participación de los jóvenes, sino de toda la sociedad en su conjunto: jóvenes y todos los demás actores de la sociedad en edad de ejercer el derecho al voto y poder decidir claramente quién nos gobierne, para beneficio de toda la sociedad, pero sobre todo en favor de la clase trabajadora, olvidada desde hace décadas por nuestros gobernantes de derecha, de centro y ahora de izquierda.
La necesidad es real. La falta de electricidad en la actualidad es una forma de subsistir; quienes la necesitan son seres de carne y hueso, tan humanos como Andrés Manuel López Obrador.
Así las cosas, nuestra realidad nos obliga a ser partícipes directos en la toma de decisiones sobre el rumbo que debe tomar nuestro país.
Los Gobiernos municipales, que en cierto grado son los que tienen un contacto más directo con sus gobernados, son los que reciben el cúmulo de necesidades que padece la sociedad, tanto en el área rural como en la ciudad, y luego el Gobierno estatal, hasta llegar al federal; última instancia para recibir las demandas de la sociedad.
Pero debiera ser la primera en estar enterada y sensible ante las necesidades del pueblo trabajador, cosa que no sucede. Tenemos un claro ejemplo en el municipio de Gral. Escobedo, en la colonia Fraternidad Antorchista, donde existe la necesidad de energía eléctrica y hasta la fecha no se ha resuelto.
La dependencia encargada de suministrar la energía eléctrica a nivel nacional, la Comisión Federal de Electricidad (CFE), está enterada de esta necesidad y, desde la fundación de la colonia, hemos buscado que se abastezca este servicio, que es de elemental necesidad por muchas cuestiones, como la conservación de alimentos y medicamentos, la cocción de los mismos y, dadas las altas temperaturas que se registran en la zona, poder contar con un hogar medianamente climatizado, evitando la descomposición de alimentos y medicamentos que necesitan refrigeración, además de ciertos grados de deshidratación, principalmente en los niños, que son los más vulnerables ante las altas temperaturas.
La electricidad en el hogar en la vida moderna es imprescindible. Difícilmente una sociedad puede concebirse sin el uso de la electricidad. La industria eléctrica, a través de la tecnología, ha puesto a disposición de la sociedad el uso de artefactos electrónicos que facilitan enormemente las labores del hogar, haciendo la vida más confortable y hasta placentera.
Las máquinas o aparatos eléctricos que nos proporcionan cierta comodidad en el hogar, además de ahorro de tiempo y disminución en la cantidad de quehaceres, se conocen comúnmente como electrodomésticos.
Dentro de los electrodomésticos más utilizados están el refrigerador, la lavadora, el horno, la licuadora, la estufa eléctrica, secadoras de ropa y pelo, etcétera.
También existen otros tipos de aparatos electrónicos que nos proporcionan entretenimiento, diversión y que además son herramientas de trabajo y fuentes de información, como el televisor, el equipo de sonido, los videojuegos, las computadoras, etcétera. En la colonia, la necesidad del alumbrado público también es una necesidad dentro de nuestro contexto social.
La necesidad es real. La falta de electricidad en la actualidad es una forma de poder subsistir. Quienes la necesitan son seres de carne y hueso, tan humanos como nuestro presidente, Andrés Manuel López Obrador, o como el director general nacional de la CFE, Manuel Bartlett Díaz.
Señores, con el respeto que me merecen, los invito a dar un paseo por la colonia y estoy seguro de que se darán cuenta de la necesidad que padece esta comunidad.
La CFE dice ser una empresa pública de carácter social que provee energía eléctrica, servicio fundamental para el desarrollo de una nación. Es una empresa productiva del Estado, propiedad exclusiva del gobierno federal, con personalidad jurídica y patrimonio propio.
Asimismo, goza de autonomía técnica, operativa y de gestión conforme a lo dispuesto en la Ley de la Comisión.
Bartlett ha sustentado la tesis de que la responsabilidad esencial del Estado estriba en ofrecer seguridad y oportunidades concretas de vida digna y productiva a todos los mexicanos.
Desafortunadamente, en todo el entramado nacional y muy en especial en la colonia Fraternidad antorchista, que se encuentra en el municipio conurbado de General Escobedo, en el estado de Nuevo León, y a decir de muchos un estado próspero y ejemplo a seguir en el desarrollo económico de toda la nación, no se cuenta con energía eléctrica ni siquiera para lo elemental, que es sobrevivir como seres humanos de manera digna.
Recordemos el discurso presidencial “Para vivir en paz tiene que haber justicia y se tiene que atender a la población más desposeída y se tienen que atender de manera especial a los jóvenes”.
Aquí, en la colonia Fraternidad antorchista hay niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad sin energía para conservar alimentos y medicamentos.
En su discurso, nuestro presidente destaca que “Seguiremos caminando hacia los sublimes ideales de la democracia, la democracia verdadera, la justicia, la igualdad, la libertad, la fraternidad y la soberanía. Nada de corrupción, nada de extravagancias, nada, cero, nada de autoritarismo, nada de clasismo, nada de racismo, nada de discriminación”.
Pero la corrupción sigue, y donde se manifiesta es con los grandes intereses macroeconómicos y políticos, extravagancias sólo con la clase del dinero y muchos políticos insertos.
¿Autoritarismo? sí, presente con quien lo puede ejercer, quien tiene bajo su mando el poder del Ejército y la Policía para poder hacerlo.
¿Clasismo?, claro: los pobres sin energía eléctrica siguen siendo de la clase trabajadora pobre.
Racismo es el odio, rechazo o exclusión de una persona por su raza, color de piel, origen étnico o su lengua, que le impide el goce de sus derechos humanos. Es originado por un sentimiento irracional de superioridad de una persona sobre otra.
¿Cómo explicamos que no se atienda esta colonia abasteciéndola con el servicio de electricidad? Somos morenitos, chaparritos, entre otras características, además de antorchistas, pero mexicanos todos.
¿Dónde quedan los derechos humanos? La discriminación está presente; una vez que no se cuenta con el suficiente dinero para pagar el proyecto, quedamos expuestos al mundo exterior, al Gobierno y a los poderosos del sistema capitalista que buscan la plusvalía a costa de lo que sea.
Necesitamos imperiosamente politizar y educar para poder promover una participación ciudadana activa y consciente.
Esto sólo lo hará verdaderamente una sociedad politizada que no se conforme con migajas, pudiendo tener el poder completo y generar una distribución social de la riqueza producida por la mayoría de la clase trabajadora. Una sociedad educada, libre de las ideas del sistema dominante hasta el momento.
Un modelo económico de nuevo tipo requiere de ciudadanos altamente humanistas, bien informados y comprometidos, dispuestos a dar la vida si es necesario; si la lucha así lo requiere. Al fin y al cabo, morimos lentamente cada día por falta de condiciones elementales como alimentos sanos, medicamentos y otras cosas más.
Es por lo antes dicho y otras necesidades de toda la población mexicana que los jóvenes deben jugar un papel importante y, por lo tanto, deben estar bien informados, “sin dados cargados”, sino de manera objetiva, de cara a la realidad, e influir en la definición de nuestros próximos gobernantes.
Un aspecto importante es investigar profundamente el desempeño de nuestros gobernantes; evaluar el desempeño pasado y presente de nuestra clase política.
Se deben evitar los cantos de sirena adormecedores, recordar lo prometido en campaña, que estas promesas hayan sido cumplidas, que las nuevas propuestas tengan un respaldo material real, acciones concretas y resultados palpables.
Que toda mujer y todo hombre joven en edad de votar decida objetivamente, para traducir su voto en desarrollo social y económico para la población mexicana.
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