Hoy saludé a una amiga y me sorprendió lo que me dijo: “Maggy, como que traigo alta el azúcar o muy baja la presión, es que miro cosas en la tele y el fase, y le he agarrado un miedo… ya no sé si me trae espantada la pandemia, el López Obrador, la guerra o lo caro que están la gasolina, el harina, el aceite o que me dejen a los bukis otro año con clases en linia!, ¡Noooo! así no se puede, o me matan del susto, del azúcar, del cansancio o de plano con una bomba…”. Y cuando la escuché, pues creo que sentí lo mismito.
Los mexicanos siempre tratamos de verle el lado bueno a las cosas, ¡vaya, a veces hasta de nuestras desgracias nos reímos!, obvio después de llorar un poco, porque así somos, sacamos la casta a como dé lugar. Aunque en los tiempos que estamos viviendo, los palazos a la piñata que es la vida, están macizos y tupidos.
Los altibajos que hemos vivido se agravaron en diciembre de 2019, con una amenaza seria a la humanidad, una pandemia llamada covid-19, que nos vino a cimbrar de pies a cabeza, dejando heridas en todos nuestros corazones. Ese maldito virus nos arrancó a muchos de nuestros seres queridos, nos confinó, nos obligó a guardar sana distancia, a usar cubrebocas, desnudó al sistema de salud, mostró la verdadera cara del capitalismo, ese que vio como sus trabajadores iban cayendo por montones sin hacer más por ellos ni por sus familias.
Vivimos un 2020 y un 2021 lleno de incertidumbre, sin apoyo del gobierno, con funcionarios públicos alejados de oficinas, con profesores que tuvieron que ingeniárselas con sus limitados recursos para montar en sus casas el home office para llevar educación a los niños y jóvenes. Admiramos su esfuerzo y lo valoramos, sólo que muy pocas familias tenían las herramientas para recibir clases en línea.
Tantito salimos a asomar las narices y vimos como nuestras vidas estaban totalmente modificadas: aún no hay escuelas seguras para nuestros hijos, el desempleo se agravó más, la canasta básica terminó en diciembre de 2021 con una inflación del 6.2 por ciento y en febrero de 2022 ésta se encareció casi 2 puntos porcentuales más. En palabras más sencillas, todo está diferente, todo está más caro.
Sumémosle que la dirección política del país se ha convertido en dimes y diretes del presidente López Obrador contra quien no esté de acuerdo con él, así se avienta el tiro a defender rabiosamente su postura contra la prensa fifí, contra quien ataca a su pobrecito hijo, José Ramón, por no practicar la austeridad republicana que tanto le sugiere al pueblo, ahí anda el plebón, pobremente con su casita gris en Houston, Texas, que equivale a comer carne asada frente a quien trae de lonche 3 burritos de frijol.
También se avienta a defender a sus funcionarios corruptos; por ejemplo, ahí está lo del fiscal Gertz Manero, y la última gracia fue la de inaugurar el proyecto inconcluso de la central avionera, ¡ay no, perdón!, del aeropuerto Felipe Ángeles, que vino a recordarnos que existía un proyecto mejor, el NAIM, de Texcoco, y que sólo bastaba con que le diera continuidad a esa magna obra.
Y cuando se le agota el circo, pues, se acuerda de la antorcha mundial. ¡Ay ese peje, no lo dejamos dormir a gusto!
A nuestra realidad también le pega lo que pasa en el mundo, estamos al borde de una guerra, unos le vamos a Putin, otros, a los ucranianos nazis, pero muy pocos alcanzamos a ver la mano invisible que mueve la cuna, Estados Unidos y su garrote, en aquel continente, la OTAN.
Con la preocupación por el desarrollo de este fenómeno bélico peligroso y viendo que nuestro vecino del norte no deja de andar golpeteando a los rusos, antes de que nos caigan las bombas, ¿qué peligro enfrentaremos? Un golpe más a los bolsillos y a la mesa del trabajador. Como dato no debemos pasar desapercibido que Rusia es uno de los mayores exportadores de fertilizante a nivel mundial.
Para México, el abono ruso, sobre todo el nitrogenado, representa poco más del 30 por ciento de sus importaciones. El segundo y tercer lugar, como proveedores, lo ocupan China e Indonesia.
“Los fertilizantes subieron su precio casi al doble en 2021. El valor de importación de la urea y los abonos con nitrógeno, fosfato y potasio -lo que más le compra México a Rusia- aumentó 41.9 por ciento y 65.1 por ciento respectivamente, según datos del Banco de México (Banxico)”
En pocas palabras, la producción agrícola en general será más cara. Todo lo que se produce en México, papa, tomate, trigo, maíz, sorgo, avena, y que requiera el fertilizante, subirá de precio, y ese comportamiento en el incremento de los costos de los insumos agrícolas se debe a las restricciones económicas en la logística de trasportación que varias empresas imponen a Rusia como medida de presión para que ceda en la guerra, pero esas empresas de transporte no son rusas y así afectan al resto de los clientes del mercado ruso para tensar más el problema bélico, de esta forma resulta perjudicado el productor agrícola mexicano.
A este resumen de problemas, adicionemos que la gasolina está subiendo cada semana de precio, centavos más, centavos menos. Justo ayer cargué gasolina en la estación de servicio Rendichicas, aunque es de las estaciones que más barata vende la gasolina, el litro lo adquirí a 21.89 pesos, casi 22 pesos la magna. En otras estaciones llega a 22.25 pesos el litro.
Todos sabemos qué sucede cuando la gasolina sube de precio, parece escalada, pues todo lo demás también se encarece, y a este paso que vamos todo se pondrá color de hormiga.
Así el panorama general, la cosa se pone de miedo. Qué razón tenía el comentario de mi compañera: por todos lados los humildes estamos siendo afectados, debemos reaccionar, organizarnos como un núcleo de hierro para soportar los embates que vienen en camino y la única opción que conozco y veo es organizarnos en el movimiento social más grande de México, en el Movimiento Antorchista Nacional.
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