Los enemigos a los que me refiero el día de hoy, son los virus, esos entes que desde tiempos inmemoriales matan al hombre. No obstante, preparando mi escrito al respecto, como a muchas personas, me llega y me impacta la terrible noticia de que un sujeto acribilló a balazos a 19 niños y dos maestras en una escuela de la población de Uvalde, Texas, en Estados Unidos, y me siento obligado a compartir con mis posibles lectores una reflexión, aunque sea breve, sobre esa inmensa tragedia. Vale. Los niños eran todos alumnos del mismo grupo de cuarto año de primaria que se encontraban trabajando con su maestra en un salón de clases, nunca en su vida le habían hecho nada al asesino y no tuvieron absolutamente ninguna posibilidad ni de huir ni de defenderse. ¿Horrendo no?
¿Qué pasa en el país más rico del planeta? ¿Qué pasa en el país cuyos hombres y mujeres más poderosos dan lecciones de cómo vivir a todos los habitantes del mundo? En la base, en el fundamento, en la razón de existir de esa sociedad, como en todas las sociedades que han existido, está la producción, si no hay producción de bienes, no hay nada. Sólo que en Estados Unidos -como en otros países, pero este es el caso más desarrollado- la producción tiene como teoría y práctica, como valor supremo, la competencia; es decir, la existencia propia, exige la destrucción del otro.
La cooperación y la solidaridad se desprecian y hasta se persiguen. En consecuencia, la competencia se sublima, es el valor supremo y la guerra contra otros y en otras tierras, es permanente, todos los estadounidenses vivos han vivido mientras los gobernantes de su país hacen la guerra en otros países, o sea, satanizan y matan a seres humanos. Y ahí están, elocuentes, vivos, brutales, los resultados. Un sujeto egoísta, aprovechado, insensible, resentido, vengativo, cruel, lleno de odio hasta la patología. El asesino de niños es la creación del mundo del capital. Y las creaciones del capital, proliferan: El periódico La Jornada publicó el pasado 8 de febrero lo siguiente: “El número total de crímenes de odio reportados en 14 ciudades principales del país (en EU) ascendió a más de 2 mil en 2021, un incremento de 46 por ciento”. Esperemos que las mamás y los papás de esos niños sacrificados y los hijos de las maestras asesinadas, encuentren algún día la tranquilidad y el sosiego.
¿Y qué con los virus? Pues que están atacando al hombre con más frecuencia y más agresividad. La pandemia del llamado SARS-CoY-2 que hasta ahora ha matado a 6 millones 280 mil personas en todo el mundo, fue el primer aviso de la nueva ofensiva de enfermedades contagiosas; en México, se reportan 5 millones 325 personas contagiadas y 325 mil decesos. En los días recientes ha cedido un poco el ataque, pareciera que después de dos años de confinamiento severo y no tan severo, volvemos a la normalidad. Pero, no nos confiemos, sigue habiendo contagiados a nuestro alrededor, puede venir otra ola peligrosa.
En esto estamos, cuando se nos informa que otros virus o variantes de ellos, también atacan al ser humano. Veamos. El periódico El Universal, publicó lo siguiente, el pasado 20 de mayo: “Las autoridades sanitarias de Mozambique declararon hoy un brote de polio causado por el poliovirus salvaje, el segundo este año en África del Sur, informó la oficina de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el continente africano”.
La “polio” es una enfermedad que hasta ahora no tiene cura y cuyos síntomas incluyen fiebre, fatiga, vómitos, dolor de cabeza y, en algunos casos, parálisis en las extremidades. Los más viejos entre nosotros recordamos que cuando éramos niños, teníamos conocidos que usaban muletas o cojeaban porque habían tenido “polio”, ahora, como consecuencia de una vacuna que empezó a aplicarse en los años 50, es muy raro encontrar una criatura en esas condiciones, pero, como se nos informa, el virus de la poliomielitis, vuelve a atacar en el mundo.
Sigamos con los reportes de prensa. El Sol de Hidalgo publicó el 19 de mayo: “México registró su primera muerte por la hepatitis aguda infantil, luego de que se confirmara que el menor, que falleció este miércoles en el Hospital de la Raza, dio negativo a todas las variantes de la enfermedad. El titular de la Secretaría de Salud de Hidalgo, Efraín Benítez Herrera, confirmó esta tarde que el menor de tres años, originario de Tulancingo, falleció por hepatitis aguda infantil de origen desconocido”. Se sabe hasta ahora de 300 casos en el mundo.
Otro más. El Universal del 20 de mayo. “Toluca, Méx. En el Estado de México se tuvo el reporte de un niño con el virus coxsackie, la enfermedad de mano-pie-boca, detectado en una estancia infantil del IMSS Poniente el 9 de mayo. El menor se encuentra sano y se descartaron contagios. Víctor Durán Mendieta, subdirector de Epidemiología del Instituto de Salud estatal (ISEM), informó que es un virus común en los niños que provoca heridas en la boca, sarpullido en las manos y los pies que se propaga por el contacto directo con la mucosa o la saliva, pero que en la entidad se encuentra bajo control”.
Y, finalmente, hasta ahora: El Sol de México, 20 de mayo. “Durante el mes de mayo se han dado a conocer algunos casos de viruela del mono en Europa y recientemente en Estados Unidos, enfermedad que apareció por primera vez en 1958 en colonias de monos y también se conoce como “monkeypox”. Sus síntomas son fiebre, dolor de cabeza, dolor de espalda, ganglios linfáticos inflamados, escalofríos y agotamiento. Al 20 de mayo, se han detectado 70 casos, en Italia, Alemania, Bélgica, Francia, Canadá, Estados Unidos, España, Australia, Portugal, Suecia, y Reino Unido.
¿Qué está pasando? ¿Cuál puede ser la explicación del ataque de virus que ya estaban controlados o la aparición de nuevas mutaciones que no se conocían? No encuentro otra explicación que el debilitamiento, las bajas defensas del ser humano a escala planetaria. Las madres pasan su período de gestación trabajando muy duro, alimentándose mal, sin curarse de algún padecimiento, disponen -si bien les va- de unos cuantos días para atender al recién nacido, así de que los nuevos seres humanos resultan débiles o enfermos o las dos cosas y mal o muy mal nutridos, sobreviven en pocilgas infectas, sin agua corriente, sin drenaje sanitario, sin energía eléctrica y sin medicina eficiente y oportuna; ya crecidos, son seres débiles que laboran jornadas extenuantes, que se tiran al alcohol o las drogas para enfrentar su realidad y, claro, resultan muy susceptibles de coger enfermedades y transmitirlas.
También aquí debe decirse que son los productos obligados del capital que tiene dividido al género humano en, los que crean la portentosa riqueza, por un lado y, por el otro, los que se quedan con ella. ¿Cierto o falso? Veamos el testimonio de la organización no gubernamental OXFAM en este 2022: “Los 10 hombres más ricos del mundo poseen más riqueza que los 3 mil 100 millones de personas más pobres… Si los 10 hombres más ricos gastasen un millón de dólares diarios, agotar su riqueza conjunta les llevaría 414 años… Se estima que 5.6 millones de personas mueren cada año por la falta de acceso a servicios de salud en países pobres… En un mundo de abundancia, el hambre mata, como mínimo, a 2.1 millones de personas al año”. Clarísimo.
¿Qué decir de México? Las declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador en Pitiquito, Sonora, seguramente, harán historia a este respecto. El periódico El Universal del 23 de mayo, las reportó así de contundentes: “Se ayuda también a los de arriba, yo les puedo decir que no hay un rico de México, en el tiempo que llevamos gobernando, que haya perdido dinero y a las pruebas me remito; al contrario, les ha ido bien”. ¿Puede decirse lo mismo de los pobres a los que les prometió que irían primero? ¿Cuántos pueden seguir comprando lo mismo a pesar de la inflación? ¿Cuántos han dejado ya de ser pobres? No, no puede decirse lo mismo, ningún pobre puede seguir comprando lo mismo ante la inflación y nadie ha dejado de ser pobre, antes bien, las filas de los desheredados cuentan ya con 4 millones de personas más.
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