La Cuarta Transformación ofreció un modelo de desarrollo superior al modelo neoliberal; sin embargo, lo que estamos viendo es un desastre, pues Morena no sabe gobernar y la gran mayoría de las decisiones recaen en una persona y, por ello, aunque se sepa que un planteamiento dictado desde Palacio Nacional es incorrecto, los incondicionales prefieren acatarlo aún a sabiendas del daño que representa para la nación instrumentar dicha decisión. Supera, como se ve, el miedo a la irracionalidad, pues no hay funcionario que quiera contradecir las mañaneras o las ordenes de Palacio, porque le cae el peso del estado mediante una carta y luego el linchamiento mediático, como fue el caso del juez Juan Pablo Gómez Fierro, que luego de haber decretado la suspensión de la “deforma” eléctrica de Bartlett (pero hasta en eso se mide la doble moral del gobierno morenista, porque cuando este mismo juez no permitió los amparos interpuestos por el remedo de “consulta” para cancelar el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México en Texcoco, no dijo ni pío Palacio Nacional), desde Palacio Nacional en la mañanera se expuso una carta dirigida al ministro presidente Saldívar, pidiendo se investigara el actuar del Juez (léase, linchamiento por contradecir las decisiones de Palacio Nacional). Aprovecho para manifestarme enérgicamente en relación con la clara y sana separación de poderes que manifestaron los mexicanos ilustres que dieron luz a nuestra Constitución y que lo plasmaron, como es el caso del gran jalisciense Mariano Otero.
Ahora bien, como el presidente no sabe economía, las decisiones de cancelar el Ramo 23 para dejar toda la inversión pública en inútiles megaproyectos y usar una buena parte del presupuesto para entregar dinero en efectivo y dar muy malas señales de confianza a los inversionistas nacionales y extranjeros; así como el impulso a ultranza de una “deforma” energética que corta de tajo con el desarrollo de las energías limpias; privilegia el uso de energías caras y contaminantes y, finalmente, que desarrollará una cascada de amparos que obligarán al gobierno a echar marcha atrás a dicha modificación de la ley, son todos ellos elementos que indican claramente que se han estado sembrando las bases de un proceso inflacionario sin que se den cuenta los que dicen que sí saben cómo gobernar esta patria.
Como cuando hay un tsunami, lo primero que sucede es que bajan las aguas como signo de la desgracia; o bien, antes de que llegue la tormenta, un signo inequívoco de que caerá son los fuertes vientos que la anuncian, de la misma manera, lo que estamos viendo en México son indicios claros de un proceso que puede conllevar al país a la inflación. Efectivamente, los primeros indicios de la inflación se reflejan en los datos macroeconómicos que se verán en la exposición del resto de este artículo.
La pandemia, cierto, afectó al mundo al tener que cerrar la economía global; sin embargo, los países que saben gobernar tomaron decisiones adecuadas y efectivas para mitigar el impacto de la pandemia en sus respectivos países; sin embargo, en México eso no sucedió por soberbia y, en cierta medida, por un fundamentalismo mal entendido. En el primer caso, en el Movimiento Antorchista le hicimos ver al gobierno morenista la importancia de llevar a cabo un programa nacional de distribución de alimentos ante la pandemia; sin embargo, el desastroso gobierno morenista le apostó, mejor, a sus programas sociales con lo cual sólo “alivió” a menos del 20% de la población que los recibe, dejando en el desamparo a 100 millones de mexicanos. En el segundo caso, como este gobierno está, en esencia, contra ciertos sectores de la empresa privada a la que califican de abusiva y corrupta, decidió no darle ningún apoyo o estímulo fiscal para evitar que se corriera a los trabajadores y menos se percataron de que el 95% de los empleos se generan en pequeñas y medianas empresas que necesitan un soporte de capital o estímulos para poder subsistir; pero no, este gobierno prefirió abandonar a las empresas a su suerte.
Resultado: 20 millones de empleos perdidos; más de medio millón de empresas pequeñas y medianas cerradas; incremento de los pobres en 10 millones; fuga de capitales en el 2020 por 300 mil millones de pesos y 30 mil millones de pesos en los primeros meses del año 2021; clima de incertidumbre para invertir; dinero tirado a la basura para megaproyectos inviables y, por si esto fuera poco, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) acordó una reducción en la oferta de petróleo lo que implica un incremento del precio del crudo y como es materia prima de las gasolinas, implica un incremento en el precio de estas, pero el mal manejo de la economía por el gobierno morenista nos tiene ahora peor que con el “gobierno neoliberal” de Peña Nieto (en noviembre de 2018, con Peña Nieto a la cabeza, después del gasolinazo, el precio de la magna (que es la gasolina barata) estaba en 16.76 pesos; sin embargo, ahora con el desastroso gobierno morenista, el precio es de 20.05 pesos, un incremento en el precio del 20%).
Así, la salida de capitales, el desempleo, darle dinero a los mexicanos en efectivo sin que haya incrementos en la producción por el cierre de empresas, la incertidumbre para invertir, el incremento del precio de las casetas (más del 80% de las mercancías en México se mueve por vía terrestre), así como el incremento de los precios de los combustibles, son algunos elementos que reflejan los vientos de inflación, que pronto se dejarán sentir en los bolsillos de los mexicanos. Ése es el gobierno morenista en acción. El problema de fondo es el mismo: es un error de López Obrador creer que el mal de males es la corrupción y que combatiéndola se acabará la pobreza. Su modelo puesto en práctica demuestra que no es así y que el verdadero mal, como lo hemos señalado una y otra vez en el Movimiento Antorchista Nacional es el modelo económico que produce riqueza pero que la concentra en unas cuantas manos y que, por tanto, debe cambiarse por un modelo que garantice la redistribución equitativa de la riqueza y no entregando dinero a la gente que al recibirlo y gastárselo queda igualmente pobre, sin agua, sin drenaje, sin luz, sin salubridad, ni nada. Queremos un México fuerte y mejor que con el gobierno morenista y su partido no alcanzaremos los mexicanos. Aprovechemos la oportunidad que tenemos en junio para cambiar la correlación de fuerzas a favor de los mexicanos.
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