Como muchos otros problemas en nuestro país, el problema de la falta de vivienda en México es un tema añejo, tema recurrente en cada sexenio, aunado a esto el crecimiento poblacional que cada año demanda un mayor número de viviendas. Pero que en este sexenio de la mal llamada Cuarta Transformación se ha acentuado porque se ha abandonado completamente la responsabilidad constitucional que tiene el gobierno de hacer cumplir el artículo cuarto de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que dice que "toda familia tiene derecho a disfrutar de una vivienda digna y decorosa".
Lo anterior significa que debe contar con los espacios necesarios para las actividades de cada integrante de la familia, el estado jurídico en regla, que garantice la legalidad de su patrimonio, que cuente con los servicios principales para las necesidades de esta y con una construcción adecuada que garantice la seguridad de sus ocupantes. Este artículo, como muchos otros, no se cumple.
Para conocer este problema hagamos un poco de memoria y remontémonos al Programa Nacional de Vivienda de 1990- 1994 en el que se desarrollan las propuestas y lineamentos que en materia habitacional establecen el Plan Nacional de Desarrollo. Documento en el cual, el Gobierno federal expresa su compromiso de afrontar con responsabilidad y decisión las necesidades habitacionales de los mexicanos. Hoy, a mas de 30 años, este plan como muchos esta sepultado, en perjuicio de la población humilde que requiere un pedacito de patria con una vivienda digna.
Por otra parte, aunque desde la propia constitución se establecen los propósitos y objetivos de atender a la población, los personajes que dirigen las instituciones cambian, influenciados por corruptelas, compadrazgos conducidos por beneficios económicos millonarios. El contraste está en los propósitos con los que se creó el programa de vivienda en México.
En sus orígenes, el programa tiene o tenía el propósito de contribuir a elevar el bienestar social y de vida de la población de menores ingresos en función de interés social con el objetivo de dar soluciones al problema habitacional y a la recuperación económica del país y para rematar para contribuir a una mejor distribución del ingreso, todo esto en un marco de recuperación económica que se planteó hace ya más de tres décadas.
En este escenario podemos percatarnos de que la realidad es una y el programa de vivienda es otra realidad alterna. El déficit de la vivienda a nivel nacional se estima en alrededor de 8.5 millones de viviendas, por otra parte, también es consecuencia del elevado crecimiento demográfico registrado en décadas anteriores. En los noventa México tenía una población de más de 84 millones de habitantes. México tiene a 2022 una población de 130.262.220 personas y presenta una moderada densidad de población, 66 habitantes por Km2. Veamos una nota de https://expansion.mx : “Se necesitan 800,000 viviendas al año en México para combatir el déficit / En el país se requieren 8.5 millones de viviendas. Su carencia provoca, entre otros problemas, el encarecimiento de los inmuebles. / México tiene un problema: dotar a las personas de una vivienda digna. Los inmuebles se encarecen cada día más, los salarios no crecen al mismo ritmo y hay una gran cantidad de construcciones en situaciones precarias (una de cada cuatro de acuerdo a la Comisión Nacional de Vivienda)./ Los retos han provocado un déficit de vivienda que se subsanaría si en el país se construyeran las 800,000 propiedades que requiere la población al año, de acuerdo con Albert Saiz, profesor y director del Urban Economics Lab del MIT, en marco de The Real Estate Show, evento anual de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI)./ Para realizar estas construcciones en los siguientes 20 años, cuando se calcula que habrá, en promedio, tres personas habitando cada vivienda (de acuerdo a la tendencia dibujada por la Conapo), se requiere un esfuerzo de 3.8 por ciento el valor del PIB nacional en los siguientes 20 años y 13,125 hectáreas promedio, el equivalente a 19.13 veces el Bosque de Chapultepec de la ciudad de México.
Con esas cifras, parece que el tema de la vivienda es desalentador, como ya decíamos ante, el gobierno de primero los pobres está totalmente desatendido en su disposición a resolver esta problemática, suprimió totalmente los programas de vivienda, reduciéndolos a programas electoreros del presidente Andrés Manuel López Obrador, y a sus obras insignia como el Tren Maya y el aeropuerto Santa Lucia.; y si unimos a esto a que las grandes empresas inmobiliarias pagan precios ínfimos por terrenos destinados para proyectos de viviendas de interés social, donde los menos beneficiados son los que menos tienen, ya que; además de que los créditos hipotecarios para adquirir una vivienda son elevados, el salario que perciben también es menor, el panorama es muy oscuro para los pobres de México.
Por lo que el Movimiento Antorchista Nacional se ha hecho a la tarea de dar seguimiento a las necesidades de vivienda del pueblo mexicano en el país, en respuesta a la poca capacidad del gobierno federal por satisfacer la elevada demanda existente. Por eso felicito a mis compañeros dirigentes y a los antorchistas en general por la lucha que emprendieron recientemente con las movilizaciones ante Infonavit en los estados de Baja California y Sinaloa.
Ahora, el escenario es nuevo y el Movimiento Antorchista evoluciona siendo consciente de que la nueva oferta de vivienda deberá contemplar los cambios en la demografía a mediano y largo plazo. Ya sabemos que, si se construyeran 800,000 viviendas al año para salir del déficit, implicaría construir esta cantidad por 20 años, reto muy abismal que la 4T, no tiene en sus planes atender.
Por eso, los programas sociales, como el de vivienda y muchos otros por los que el Movimiento Antorchista lucha al lado del pueblo pobre de México, son necesarios y la lucha por conseguirlos es justa, es correcta y debemos seguir adelante. No es la solución a la miseria, no basta ni logrará jamás acabar con las grandes injusticias del país, pero es un mecanismo para hacer menos injusta la distribución de la riqueza. Por lo pronto, en nuestra lucha contra la pobreza los programas de apoyo a la vivienda, al igual que todos los programas sociales, por mejores condiciones de vida son una parte para hacer conciencia de que el pueblo organizado debe tomar las riendas del país para salir adelante con sus familias por una patria más justa. Manos a la obra.
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