¿Vas a buscar espacios y horizontes
y dejas tu vergel?
¿Vas a quemarte al sol de extraños climas,
ave canora?, ¡ve!
¡Ve!, si un día de dolor, te acuerdas
de tu pasado bien,
piensa en el nido que sin ti se queda,
no dejes de volver.
Ya sé que vas henchida de ilusiones
que sueñas un edén,
que miras triste la enramada verde
que tu palacio fue;
que te parece lóbrega y siniestra
su agreste sencillez.
Que ya no cantas como tú solías
cantar… ¡todo lo sé!
Pero si acaso un día te arrepientes,
ave canora, ven;
aquí está el lecho de esmeralda y oro
que te miró nacer;
aquí están el estanque, la hortaliza,
la ruinosa pared,
y el cercado cocal, donde volaste
por primera vez;
aquí está todo cuanto tú querías,
aquí mi amor también.
Yo no te olvido nunca…
¡si padeces, no dejes de volver!