Considerando que “el arte es una poderosa arma transformadora del hombre, de su conciencia, sensibilidad y voluntad, que lo convierte en un hombre mejor, con sentimientos y pensamientos más elevados, haciéndolo un hombre nuevo, más tolerante, más inteligente y, por lo tanto, más capaz de convivir con sus semejantes y de ayudarlos a vivir una vida más plena”, el Movimiento Antorchista Nacional promueve el arte en todas sus expresiones como una herramienta de transformación de los mexicanos de buena fe que nos permiten trabajar con ellos y por ellos.
Por eso, junto a la ardua labor que el antorchismo realiza por transformar las condiciones materiales de vida de los mexicanos adheridos a nuestro movimiento, el conocimiento del arte y la práctica de las distintas expresiones de ésta es parte esencial de nuestra actividad, para incidir en la formación de hombres y mujeres sensibles, acometedores, capaces de comprender su realidad y transformarla.
En este contexto, tomando en cuenta que el teatro es una de las actividades artísticas por medio de la cual el ser humano puede expresar sus sentimientos, pensamientos y emociones, es también una forma de describir la problemática social, política y económica que vivimos y que ha vivido la humanidad en todas las épocas históricas conocidas; el teatro, nos da elementos para analizar la realidad, una realidad cruda y despiadada por las injusticias existentes y crea, al mismo tiempo, la necesidad de liberarse del yugo opresor.
Esto es así, porque desde su nacimiento, el teatro es una expresión popular, un arte que nace de la entraña del pueblo griego, del culto religioso a Dionisos, dios griego, hijo de Zeus y de una mortal llamada Sémele. Dionisos era el dios del pueblo y el carácter popular de este dios se manifestó en el carácter de las ceremonias con que se le celebraba, que eran una catarsis, una manera que el pueblo tenía de desahogarse, cada determinado tiempo, de todos los sufrimientos, las injusticias y los dolores reprimidos que no podían manifestar en estado sano porque recibía la represión de la clase dominante. Eran explosiones de fe, de dolor, pero eran también explosiones de rebeldía.
Así, el arte que nace del culto religioso, sirvió a los grandes dramaturgos de esa época para hacer un análisis del hombre, de su sociedad; plantear problemas políticos y también una posible salida a los mismos al criticar al sistema de su tiempo e hizo con el teatro, verdaderas lecciones de política. Desde luego, este hecho no pasó desapercibido para las clases poderosas y lo convirtieron en patrimonio casi exclusivo para que pudiera servir a sus propios intereses, de ahí que Antorcha se proponga rescatarlo y devolverlo a su verdadero dueño: el pueblo.
Por eso, es tarea de quienes consideramos que el teatro puede transformar consciencias, mentes y el pensamiento de miles de hombres, poner esta disciplina al alcance de las clases populares que todos los días viven agobiadas por el hambre, la insalubridad, la falta de educación, de vivienda, de empleos insuficientes y salarios mal pagados, que les impiden vivir una vida decorosa y de seres humanos, para que se inconformen y busquen una alternativa como superar esas situaciones.
Porque una buena obra de teatro puesta en escena, siembra inquietudes y da a conocer los problemas existentes en la sociedad, entonces cada hombre puede hacerse una idea de la solución; por eso, el teatro que vaya al pueblo debe ser de profundidad y analítico, capaz de educarlo y transformarlo.
Para contribuir a esta tarea, desde hace más de 20 años, el Movimiento Antorchista Nacional, organiza anualmente un Encuentro Nacional de Teatro, un foro que busca hacer asequible este arte bello al pueblo trabajador, que le permita pensar en cosas elevadas y trascendentales y no en cosas ligeras y banales; que se detengan a pensar en la situación de pobreza y desigualdad que lacera la vida de millones de mexicanos y se disponga a transformar esta realidad por otra más bondadosa con todos.
Con esta finalidad, del 24 al 26 de marzo, Antorcha llevará a cabo el XXII Encuentro Nacional de Teatro, en el Centro Cultural Mexiquense Bicentenario, ubicado en Texcoco, Estado de México, donde se congregarán 19 compañías teatrales de diferentes estados del país y a 500 actores nacidos del seno del pueblo, niños, jóvenes, amas de casa, obreros, campesinos, profesionistas, empleados, quienes llevarán a ese importantísimo foro, obras de dramaturgos clásicos como Pedro Calderón de la Barca, William Shakespeare, Molière, Artur Miller, entre otros.
Una verdadera muestra de arte popular, una fiesta teatral, es la que se vivirá en dicho encuentro, en la que el pueblo de México es el invitado especial a la que no puede faltar. Mi modesto reconocimiento y felicitación a todos los participantes por realizar esta labor tan loable, buscando la libertad de los pueblos a través de este hermoso arte. Enhorabuena.
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