Las alianzas que se están formando para contender por los cargos de elección popular en las próximas elecciones del 6 de junio de 2021 se esmeran por convencernos a los mexicanos que habremos de votar en junio de este año, de que su propuesta y sus candidatos son los mejores y los que representan nuestros intereses (los de todos los mexicanos, sobre todo los más humildes), con el fin de convencernos de favorecerlos con el voto en el proceso electoral que se realizará en junio de este año. En realidad, siempre ha sido así, eso es la democracia.
Pero una democracia debería ser el gobierno del pueblo; es decir, que debería ser un conjunto de mecanismos que hagan posible que quien defina las políticas públicas sea el mismo pueblo, o su mayoría. Los sistemas democráticos de los diferentes países pretenden de diversas maneras (unos más y otros menos) que el poder del estado y las instituciones realmente defiendan los intereses generales de la nación como tal, el bienestar de la población, el crecimiento y desarrollo de la patria, en defensa de sus intereses generales y contra los intereses ajenos a la misma o los de particulares nacionales que pudieran afectar al interés general.
Pero como nuestra sociedad está dividida en clases económicamente muy desiguales, las cuales, además, luchan inevitablemente pues sus intereses no son solamente diferentes sino contrapuestos, en los hechos, son las clases poderosas y dueñas del dinero las que de un modo u otro han controlado al poder público en defensa de sus intereses como particulares y como clase poderosa, a veces aún en contra de la misma nación y de las grandes masas trabajadoras. El instrumento para hacer esto posible ha sido el sistema electoral y de partidos políticos, con el control estricto de estos, los únicos habilitados para proponer candidatos e impulsarlos en las elecciones. Aunque existe la posibilidad de que cualquier ciudadano vote y "sea votado", en los hechos las candidaturas independientes son una ficción y solamente prosperan bajo la protección de grupos de poder y dejan así de ser independientes.
Los partidos políticos siempre nos quieren convencer de que sus candidatos son los buenos, y en cada elección prometen, y hasta hacen regalitos para ganarse el favor de los votantes. En las elecciones de 2018 vimos cómo se elevó al poder un partido "nuevo&rdquo, con un discurso que se comprometía con los pobres y ofrecía justicia social y hasta revancha en contra de TODOS los partidos anteriores, con sus políticos corruptos y tranzas, que englobó en el espantajo de "mafia del poder”. Muchos mexicanos creyeron en el discurso incendiario de Andrés Manuel López Obrador, ávidos de esa justicia social que prometía y se lanzaron sin miramientos a darle la oportunidad de hacer lo que prometía.
Todos somos testigos de que, a pesar de tener el poder como nunca antes ningún presidente lo ha tenido, nuevamente la confianza de los mexicanos fue engañada y tenemos en él, y en todos los gobernantes electos de ese partido (no conozco alguna excepción), los peores ejemplos de ineficiencia, falta de capacidad, soberbia inaudita, falta de voluntad y sensibilidad para atender las demandas del pueblo, corrupción como nunca antes se había visto, nepotismo (favorecer desde el poder a sus familiares), desvió de recursos, moches, y manejo electorero de los recursos para afianzar el control del partido en el poder y su triunfo en el próximo proceso electoral. Morena, al igual o peor que los de la "mafia del poder", le falló al pueblo, Morena engañó al pueblo. La verdad es que no podía ser de otro modo, pues basta revisar sin predisposiciones a los integrantes de Morena para darse cuenta que no son sino los mismos que estaban en la mafia del poder, pero que brincaron a uno y luego a otro y a otro partido para terminar en Morena que pareciera ser así una especie de Frankenstein armado y zurcido con miembros de diferentes grupos y partidos, pero sin ningún representante real del pueblo trabajador. Ni Morena ni sus aliados (PT, PVEM) son realmente partidos del pueblo trabajador.
No nos engañemos la alianza "juntos haremos historia” no es honesta y no representa realmente al pueblo pobre, ni los intereses generales de la nación, sino los intereses de sus grupúsculos de poder y están llevando al país al desastre con su errónea política de salud y manejo de la pandemia, crisis económica y social, la destrucción de la democracia que tanta sangre y sacrificios costo a nuestros héroes nacionales. ¿Y la oposición?, ¿qué decir de quienes han tenido el poder por décadas y tampoco defendieron a los pobres contra las tremendas desigualdades y la pobreza, la ignorancia y la marginación?, ¿qué decir de quienes al amparo del poder no solo despreciaron, sino que humillaron a los pobres cuando se les acercaban a hacer sus modestas peticiones? Esa fue la causa profunda de que la demagogia de López Obrador "pegara” en el ánimo del pueblo y de que muchos aún sigan creyendo que ahora si gobiernan y que pronto vendrá la justicia anhelada; ellos son culpables también de la tragedia que representa el gobierno fallido de Morena.
¿Qué es lo que haría falta para que el gobierno defienda al pueblo? El único modo es que el pueblo se organice y construya su propio partido, con candidatos emergidos de entre sus mejores mujeres y hombres, que superen a los viejos políticos marrulleros y chapulines que solamente engañan a los mexicanos para acceder al poder y servirse de él. La tarea es construir ese partido, ganar las elecciones y poner a gobernar a gente del pueblo; solo entonces el gobierno defenderá al pueblo porque el pueblo será gobierno. Esa será la verdadera salvación del pueblo de México y le aseguro que los obstáculos para lograrlo serán inmensos y fuera de serie, pero lo tenemos que lograr, lo exige el futuro.
Pero hoy que no existe ese partido, ¿qué deben hacer los pobres en el proceso electoral de junio? Exigirle a la alianza opositora que realmente se comprometa con los intereses generales de la nación y del pueblo trabajador, que es cierto que hoy urge salvar la democracia e impedir que Morena vuelva a tener la mayoría del Congreso y, de ser posible, evitar también que gane NINGúN puesto de elección, pero que el triunfo de la otra opción NO sea para regresar al pasado, sino que la alianza debe ser sobre todo con el pueblo trabajador y debe reivindicar sus más sentidas demandas de justicia y progreso, que deben ellos cumplir, ahora sí, esos pendientes con los más humildes. Si la alianza "Va por México", que es la que puede quitar a los morenistas del poder, no convence y se compromete con el pueblo a realizar esas expectativas, es poco probable que logre derrotar a Morena, y el que va a pagar los platos rotos es el pueblo. Hoy más que nunca urge que los partidos tradicionales se comprometan con el pueblo para salvar juntos a nuestra democracia. No hacerlo nos lo cobrará caro la historia.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario