Y usted, ¿ya revisó su ticket del súper?, ¿con lo que le pagan por trabajar, le alcanza para comprar los productos básicos que consume?, ¿ha tenido que comprar menos o se ha resignado a pagar mucho más?, ¿ya hizo cuentas y sabe lo que gasta de gasolina al mes?, ¿también tuvo que reducir el uso de su automóvil?, ¿y qué me dice del gas LP?, ¿ya paga menos? Bueno, pues a eso le llaman “bienestar” el gobierno de AMLO y los del partido Morena.
La inflación ya se asomaba desde principios de año -o por lo menos a mí me pasó así-, pero nuestro monedero se resistía a creerlo. Impulsada por el aumento desproporcionado del precio de la gasolina y del gas doméstico, consecuencia de la necedad de AMLO de controlar el mercado energético, se registra una histórica fuga de empresas internacionales. Aunado a eso, el gobierno contrató más deuda pública y aprobó un presupuesto populista en el que abandonó a las pequeñas y medianas empresas (Pymes).
Con todo ello, Morena nos regalará de Navidad la inflación más alta de este siglo.
A inicios de año, el Gobierno morenista había anunciado una inflación del 3 por ciento, incluso era un porcentaje menor a la de 2020, en que la economía estuvo golpeada por la pandemia. Sin embargo, en esta última semana del mes de noviembre, los informes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), confirman que la inflación en México supera el 7.05%; es decir, más del doble de lo previsto y la mayor cifra inflacionaria de los últimos 20 años.
Y las cosas se pondrán peor: los precios al consumidor se han acelerado en los meses de octubre y noviembre, con un incremento mensual de 0.84%, la mayor alza para un mismo mes ¡en los últimos 23 años!, de acuerdo con los datos proporcionados por el Inegi.
La última vez que la inflación creció en estas proporciones fue justo en el año 2000, durante la primera alternancia en la Presidencia de la República, cuando la inflación alcanzó el 8.96%. Después de eso, en dos décadas, no habíamos tenido registro por arriba de los 7 puntos porcentuales como sucederá ahora en 2021, a pesar del frenético discurso AMLO, de que “hemos superado la emergencia económica y el país goza de cabal salud económica”. Pero los bolsillos y las carteras de los mexicanos dicen todo lo contrario.
¿Son las cifras de los opositores, de los conservadores, de los medios ‘maiceados’, de los fifís? Para nada, son cifras reales. Todo parece indicar que lo peor está por venir: la baja de la inflación no se dará en el corto plazo; es más, habrá un pico de la inflación en el primer trimestre de 2022, por lo que debemos preparamos para una durísima y prolongada cuesta de enero, como advierte Jonathan Heath, subgobernador del Banco de México (BdeM).
Según Heath, dice que “el gran ausente” para que la economía se recupere y crezca, es la inversión extranjera Y no le falta razón, la inversión no sólo es “el gran ausente”; es, principalmente, “el gran prófugo”, como lo demuestran los siguientes datos.
De enero al primero de noviembre de 2021 han salido de México 266 mil millones de pesos de inversiones extranjeras (Forbes), lo cual fue resultado de un discurso presidencial amenazante y prejuicioso, la alta inflación y la reforma energética que genera incertidumbre en el país.
En los últimos dos años, México es el país en el mundo que más flujos de inversión extranjera ha perdido, así que: adiós empleos, dinero para programas sociales y recuperación económica.
Para “recuperar la inversión”, el gobierno morenista decidió invertir y aumentar precios de los energéticos. Por ejemplo, la empresa estatal Gas Bienestar es la distribuidora con los precios más altos en la alcaldía de Iztapalapa; ofrece el combustible a 465 pesos para el cilindro de 20 kilogramos y $695 pesos, para el de 30 kilogramos. Estos precios están por encima del precio que ofrece cualquiera de las gaseras privadas.
En octubre, el incremento anual de la gasolina Magna fue de 9.84% y de la Premium de 17.78%. Estos aumentos superan a la inflación anual de 6.24%. En el mes de diciembre, el precio de la gasolina Premium podría rebasar la barrera de los 23 pesos, así que fue mentira a promesa de López Obrador de que la gasolina subiría sólo al mismo nivel de la inflación; dicha mentira se sumará al extenso catálogo de mentiras de Andrés Manuel López Obrador.
Para intentar resolver el problema, el gobierno de la 4T rompió otra promesa: no recurrir a más deuda pública. Pero tampoco fue así: entre septiembre de 2018 y 2021, la deuda neta del país se incrementó en 2.4 billones de pesos de acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Al inicio de este gobierno, la deuda del país se ubicaba en 10.1 billones de pesos, pero tres años después asciende a 12.5 billones de pesos
Es evidente que la inflación no dará tregua a los mexicanos, y tampoco se resolverá por el optimismo sin fundamento de AMLO. La inflación es resultado del mal manejo de las finanzas públicas en manos de Morena y el consecuente aumento de los precios de bienes y servicios.
Así que, preparémonos para una pobre Navidad y un carísimo Año Nuevo. ¡Jo, jo, jo, jo!
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