La inflación creciente y la pandemia por covid-19 mermó la vida de miles de mexicanos. El aumento drástico de los productos básicos para la alimentación diaria –contemplados en la canasta básica– consumen los pocos ingresos que reciben las familias; la educación, a días de arrancar el próximo ciclo escolar, es un lujo debido a la compra de útiles escolares.
La falta de empleos pega a los mexicanos a nivel nacional. Yucatán no es la excepción, pues a pesar de que se encuentra en color verde, es decir, como uno de los Estados con menores índices de desempleo, la realidad es otra. En días pasados el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), a través de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) dio a conocer que Yucatán es la segunda entidad con menor desempleo del país, con una tasa de desocupación de 1.18 por ciento.
Por otro lado, en el indicador de Pobreza Laboral, Yucatán se coloca como la tercera entidad del país con mayor incremento en el ingreso laboral.
A pesar de estos datos, que parecieran alentadores, dejan fuera a las personas que trabajan en la informalidad y sin prestaciones. De las que se dedican al empleo informal porque no cumplen con los requisitos para tener un puesto donde le ingrese un salario digno.
La misma encuesta del INEGI señala que seis de cada 10 yucatecos trabajan en el sector informal o en una empresa donde no reciben las prestaciones que marca la ley. Lo que es igual que cerca de 742 mil trabajadores no cuentan con las prestaciones, ya sea porque la empresa no les otorga o porque laboran en la informalidad.
La situación en los dos es igual. Pues aquellos que tienen un empleo sin prestaciones, fue la misma necesidad que los orilló a aceptarlo, pues a raíz de la pandemia, el ingreso de las familias se fue reduciendo o en muchos casos, dejándolos en banca rota y pedir prestado, a pesar de que con ello les lleve años poder liquidar esa deuda.
Aquellas personas que tienen empleo informal, en algunas ocasiones son marginados por la sociedad, a lo que no ve por qué llegaron a esta situación. A las personas que se dedican a esta forma de laborar, su ingreso es incierto, porque están a la espera de que alguien les compre los productos que ofertan, de no hacerlo, no podrán llevar el pan a sus hogares.
La misma encuesta señala que al sumar el sector informal con los trabajadores en empresas formalmente establecidas que no cuentan con prestaciones o seguridad laboral, son seis de cada 10 yucatecos que se encuentran en alguna de estas dos situaciones, o sea, el 61.7 por ciento, que representa a 741 mil 990 personas.
La encuesta a su vez hace un balance comparativo en 39 ciudades, entre ellas Mérida donde el 62.7 por ciento de la población de 15 años o más, unas 619 mil 678 personas, es económicamente activa; sin embargo, la tasa de desocupación es mayor a la del estado, con 2.2 por ciento, lo que equivale a 13 mil 729 personas.
La encuesta no señala la situación al interior del estado, pero sí nos da un panorama que es peor. En la semana, a través de las redes sociales, circuló un video donde una señora del municipio de Tizimín denunció que la situación de su familia y la de sus vecinos ha ido empeorando con el aumento de la tortilla, así como la falta de empleo, por lo que exhortó al presidente, Andrés Manuel López Obrador y al gobernador Mauricio Vila Dosal a que les brinde apoyos.
Como vemos, una vez más el pueblo trabajador es el que más sufre ante esta situación de desempleo, que no ve el apoyo de aquel gobierno que dijo que primero los pobres y sí, fueron primero, que olvidaron y que hoy tienen que ver a como dé lugar cómo sobrevivir, con una pandemia que aún no acaba y con una inflación que los deja más en la miseria.
Ante esta situación, el Movimiento Antorchista, única organización que lucha en favor del pueblo pobre, propuso de desde hace más de 5 años, cuatros puntos que sacaría de la pobreza a los mexicanos y que hoy más que nunca es fundamental llevarla a cabo. 1.- Empleo para todos; 2.- Mejores salarios; 3.- Impuestos progresivos; y 4.- repartición del gasto social. Al llevarlos a la práctica, el único beneficiado va a hacer los mexicanos. Si aplicamos estos cuatro puntos, el único beneficiado será el pueblo que a gritos urge ese cambio.
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