Todos los meses del año transcurren sin tanto alboroto, excepto el mes de diciembre, donde las fiestas decembrinas se convierten en una verdadera algarabía.
Las compras compulsivas, que en general no son necesarias, siguen realizándose, mientras que los créditos son otorgados a diestra y siniestra, sin importar que estos puedan pagarse; pero, como toda curva ascendente, también existe un descenso, y este casi nunca es el esperado; mucho menos deseado.
¿Es tan indispensable realizar compras excesivas sólo porque los medios están plagados de publicidad? ¿Es necesario que la “unidad familiar” se vea reflejada en regalos?
Llega el mes de enero y es siempre el que más se sufre. El regreso de las familias a sus lugares de origen o de trabajo siempre causa un poco de nostalgia; los gastos excesivos ahora sí hacen mella en los bolsillos de las familias. Lo que una vez dijimos: “Hay que comprarlo porque me lo merezco”, “vamos a sacarlo a crédito porque podemos pagarlo en abonos chiquitos”, borra más de una sonrisa, porque ahora se enfrentan a la realidad de abonar y pagar los créditos que fueron otorgados.
Esto no importa a las grandes cadenas comerciales, que siguen invirtiendo millones de pesos en publicidad para tratar de sacar todos sus productos a la venta. Oferta tras oferta es el bombardeo de todos los días.
¿Pero es tan indispensable realizar compras excesivas solo porque la televisión, la radio y todos los medios de comunicación están plagados de publicidad? ¿Es necesario que en los tiempos de “unidad familiar” se vea reflejado el gasto en los regalos?
Me parece que la respuesta debería ser no. Sin embargo, bajo la premisa de ser la única manera de dar y recibir felicidad, esa es la única respuesta.
Es aquí donde debemos recapacitar sobre la verdadera unidad familiar que debemos llevar a cabo, pero no sólo la familiar; también con los amigos, los compañeros de trabajo y en todo lugar que frecuentemos.
Debemos analizar la situación social desde una perspectiva más amplia, que nos haga ver que no es necesario gastar, endeudarse y mucho menos hacer compras excesivas que, al final del día, nos traerán problemas que no podremos resolver tan fácilmente.
Es necesario analizar los problemas locales, nacionales e internacionales para tener un concepto más amplio de la realidad en la que vivimos, de los problemas económicos, pues estos no están aislados y mucho menos son individuales; es un problema general que afecta a un buen sector de la población.
Tal análisis no es cosa sencilla cuando estamos influenciados por cientos de anuncios que incitan a anhelar lo que vemos, aun cuando muchas de estas cosas no son posibles en nuestra situación.
Nuestra mente, influenciada por un sistema económico cuya finalidad es vender y vender, está plagada de publicidad, de una falsa superación y de cosas que, en los hechos, poco podemos lograr con una deficiente economía.
Es duro enfrentarse a la realidad cuando no podemos adquirir algo que nos gusta o sólo podemos acceder a estas cosas si nos endeudamos.
Para poder entender esto que vivimos, tenemos que saber que es tarea del sistema capitalista crear necesidades, y muchas de estas no siempre llevan a la unidad familiar ni son útiles o necesarias.
El comprar objetos materiales sólo trae una felicidad efímera y momentánea, pues al final cumplen una satisfacción, aunque esta no sea una necesidad indispensable del ser humano.
Relegada quedó la importancia de saber que todos los miembros de la familia están completos, que cada uno de ellos goza de buena salud, que las familias cada día avanzan en el desarrollo intelectual y del bienestar común.
La mayoría de nosotros sabemos que la cuesta de enero es uno de los problemas que más afecta a la población; por eso es necesario analizar los gastos y comprar sólo lo indispensable y necesario para convivir con nuestras familias.
Debemos valorar la verdadera unidad familiar, de amigos y compañeros; debe ser el punto más importante en estas fechas, pero no desde lo superficial.
Este 2025 nos enfrentamos a una cruda realidad, donde el reto de todos los días es la supervivencia humana y el bienestar común. Además de eso, el tema de la salud se volvió cada vez más prioritario, pues en los últimos años ha sufrido un deterioro en cuanto a infraestructura e inversión.
Es un verdadero reto la unidad no sólo familiar, sino también del pueblo, quien en la lucha diaria para enfrentar sus problemas, debe organizarse y exigir al gobierno que los resuelva.
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