Se acaba de conmemorar el día internacional de la mujer, más conocido mediáticamente como 8M. Es importante hacer algunas reflexiones en torno a esta fecha, a sus reivindicaciones justas, aunque muy limitadas, a los orígenes de su conmemoración, y, sobre todo, en que ha devenido esta lucha en la actualidad porque se ha distorsionado su verdadero sentido y propósito por grupos políticos, partidos y el mismo Estado, para que, como se dice coloquialmente, llevar agua a su molino.
Y prueba de ello es que, una vez pasado el día 8 de marzo, todo sigue igual para las mujeres; es decir, que concluye el Día Internacional de la Mujer y la lucha por sus derechos, por la igualdad y equidad vuelve a empezar para ellas.
La mujer, en la sociedad actual, es discriminada y no está en el mismo plano de igualdad con el hombre en los distintos ámbitos: en lo laboral, en el seno de la familia, en oportunidades educativas, y en general, en su lugar en la sociedad.
Y no sólo discriminada, sino que vive muchas veces violencia en su contra en sus diversas manifestaciones, la llamada violencia de género, la violencia psicológica y física que ejercen algunos hombres sobre la mujer, y que en su extremo llega al feminicidio, un crimen de género que ha incrementado alarmantemente con el actual Gobierno de la 4T. Pero todo esto no es más que manifestación de algo más profundo que es la pobreza porque vivimos en una sociedad en la que hay una injusta distribución de la riqueza por la división de clases, una sociedad de explotación, y la mujer y el hombre, están inmersa en ella. Los dos, particularmente la mujer, son víctimas de esta sociedad injusta en la que la mujer sufre la peor parte. Su verdadera liberación no será obra de ella sola, será obra de todos los oprimidos.
Toda esta situación de la mujer, con justa razón, ha llevado a que muchas se manifiesten para pedir igualdad y alto a la violencia. En algunas de estas manifestaciones, para ser más precisa, se han incrustado grupos feministas que son violentos, como sucedió en la capital de San Luis Potosí, según lo dieron a conocer los medios de comunicación: “Miles de mujeres exigieron justicia”, “Protesta del 8M en SL”, “Reclaman por violencia de género; queman puerta de la UASLP” (Pulso, 9 de marzo), “Pintas, gritos y reclamos, en marcha vs violencia de género”, “Miles de potosinas marcharon en el Día Internacional de la Mujer”; “Estudiantes universitarias quemaron una de las puertas de la fachada de la UASLP y una oficina a través de las ventanas” (Heraldo, 9 de marzo). Lo que resaltan los medios de comunicación es el carácter violento de grupos feministas dentro de las manifestaciones que se dan prácticamente en todas las capitales del país.
Debemos saber que, dentro de la historia de la lucha por la igualdad, y más que eso, por la liberación de la mujer como ser explotado y oprimido, al igual que el hombre, insistimos, que la verdadera liberación de la mujer va aparejada con la liberación del hombre. Sobresalen mujeres como Clara Setkin (1857-1933), quien fue una destacada luchadora socialdemócrata alemana, fundadora de la Segunda Internacional en 1889, quien en su participación invitó a las mujeres a luchar por la igualdad de salario, de trabajo, el derecho al voto y a la organización de las trabajadoras. Una mujer clara sobre cuál debía ser el verdadero camino para la liberación de las mujeres.
“Todas las mujeres, sea cual su posición, deberían exigir la igualdad política como medio para alcanzar una vida más libre.”, dijo esta luchadora. Y fue ella, Clara Setkin, en la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas quien propuso el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
A qué se debe la situación de violencia y discriminación que vive la mujer actualmente. La sociedad en que vivimos, llamada de libre mercado o capitalista, es una sociedad profundamente injusta, ya que la riqueza social que crean con sus manos millones de mujeres y hombres no se distribuye equitativamente. Una sociedad en la que los productores de la riqueza, viven en la pobreza mientras que los dueños del dinero, a pesar de que no trabajan y, por tanto, no producen riqueza, acumulan día a día inmensas fortunas. Se da una injusta distribución de la riqueza que lleva a que millones de seres humanos, de ambos géneros, vivan una pobreza espantosa: a padecer carencias de todo tipo, de necesidades básicas. Y la pobreza, como madre nutricia, es la base sobre la que se dan muchos males sociales, tales como la delincuencia, las enfermedades, la ignorancia. Mientras exista una injusta distribución de la riqueza, se generan problemas, como los ya mencionados, y, entre ellos, la discriminación, acoso, maltrato y homicidios de mujeres por razones de género.
Antorcha no está en contra de la libre manifestación, al contrario, el antorchismo reconoce que la mujer debe utilizar este derecho constitucional para hacerse oír y lograr sus metas inmediatas. Considera que el vandalismo que se genera en esas movilizaciones por motivo del 8M no es el camino para la liberación de la mujer dentro de la sociedad. El verdadero camino es que la mujer, junto al hombre, debe organizarse, debe educarse políticamente y debe emprender una lucha por cambiar la actual sociedad que es causa de todos los males, entre ellos la violencia y la discriminación de género.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario