Cuando hace cuatro años lo planteamos los antorchistas por primera vez como una demanda por la que habría que luchar, los amigos nos llamaron ingenuos y los perversos se burlaron de nosotros. Todo mundo consideraba irracional, por imposible, plantearse que Tabasco ya no se inunde nunca más.
Conviene entender que no estamos proponiendo un imposible y ya se verá si es o no una lucha con futuro. ¿Cuál sería el resultado si lo lográramos?, que los que viven en ese castigado estado ya no pierdan cada año sus bienes ni se vean obligados a refugiarse en albergues, sufrir hambres y angustia, para después volver a comenzar casi de cero.
Es cierto que a la hora de intentar llegar a semejante meta muchas más cosas habrán de suceder antes, durante, y después de su realización, algunas de ellas tienen que ver con intereses económicos, políticos y de la índole que a usted le guste, pero lo importante aquí sería ese objetivo final.
Se necesitaría el concurso de las mentes más brillantes de nuestro país (y del extranjero, si fuese necesario), la aplicación de ingentes recursos económicos, el concurso de la fuerza de trabajo de miles de obreros mexicanos, además de quien sabe cuántos años de esfuerzo constante, pero todo eso lo tenemos. Y los ejemplos de que podemos, si es necesario, mover montañas y abrir el mar, se han dado ya en la historia del país y del mundo entero, por lo que, lo único que hace falta para lograrlo es decisión, y poner cerebros y manos a la obra. La humanidad en su conjunto siempre ha luchado por dominar las fuerzas de la naturaleza y ponerlas a su servicio, y hay gigantescas realizaciones que demuestran que todo es cuestión de querer realmente hacer las cosas.
Sólo por mencionar dos ejemplos notables, está el de la Presa de las Tres Gargantas situada en el curso del río Yangtsé en China. Es la planta hidroeléctrica más grande del mundo en extensión y en capacidad instalada, monumental obra que es un hito de ingeniería en varios aspectos, pero cuyo principal objetivo es precisamente evitar las inundaciones que antes de ella han cobrado cientos de miles de vidas. Lo mismo sucede con el rescate de la tercera parte del territorio de Holanda, cuyas tierras están por debajo del nivel del mar, para lo que se han realizado kilómetros de diques de contención en litorales y canales, sistemas de drenaje y de bombeo de aguas, movidos por el aire con los famosos "molinos” de viento que representan a ese país, y la construcción de enormes esclusas y hasta diques móviles que permiten contener las aguas sin interrumpir el tráfico marítimo.
En nuestro mismo país, y precisamente en Chiapas y Tabasco, lo hemos hecho parcialmente con el sistema de cuatro presas, Angostura, Chicoasén, Malpaso y Peñitas, que contienen y administran las aguas del alto Grijalva. Las mismas que en noviembre inundaron al estado debido a las elevadas precipitaciones y la necesidad de desfogar Peñitas, so pena de sufrir una tragedia de proporciones mucho mayores, y el manejo de las compuertas de el Macayo, construidas exclusivamente para amortiguar la inundación de la ciudad de Villahermosa, pero con el costo inevitable de agravar la del Norte de la Chontalpa.
El problema no han sido las presas o la capacidad de los mexicanos para solucionar las dificultades, sino una administración mal enfocada, pues en todas partes del mundo el principal objetivo de las presas es evitar las inundaciones y los daños que provocan en vidas y cosas, mientras que el aprovechamiento de las mismas para la generación de energía eléctrica es un objetivo secundario, además de que no se contrapone ni se excluye con el primero.
Se puede y se debe retomar, actualizar y mejorar el plan hídrico Integral para el Estado de Tabasco, con miras a proyectar las obras necesarias para que las aguas de la sierra de Chiapas no desborden los causes ni inunden a la población, y aplicarse en el terreno de los hechos; eso es lo que se puede hacer y lo que debemos exigir todos los mexicanos.
Son los especialistas los que nos dirán qué se debe hacer. Por ejemplo, se dice que el desfogue de Peñitas fue la causa de la inundación de la Chontalpa en el valle del río Samaria, mientras que, en la Sierra, el sur de Villahermosa, Macuspana, Jonuta, Centla y todo el valle del Usumacinta la causa ha sido la creciente de este y los demás ríos que bajan de la sierra, afluentes en los que no se ha realizado ni se tiene planeada ninguna obra hidráulica; pues es un buen momento para revisar y proponer soluciones que eviten que esto se vuelva a repetir.
Pero hay un obstáculo que hasta el momento se nos ha aparecido como insalvable: la falta de voluntad del gobierno actual de Morena, un presidente soberbio e irracional que no está dispuesto a escuchar ni menos aplicar los consejos de los que sí saben, más preocupado por lograr engañar a los mexicanos para que le sigan creyendo, y un Congreso de la Unión con una aplastante y perversa mayoría de diputados y senadores morenistas que solamente sirve para aprobar sin rechistar las órdenes de aquel, legisladores que han abandonado la representación del pueblo que los eligió y presumen la apostasía como un honor.
Pues para el caso que nos ocupa, lograr que Tabasco ya no se inunde, solamente tenemos enfrente ese obstáculo. Habrá que saltarlo y solamente hay dos modos que se complementan: 1) que el pueblo de Tabasco afectado y todos los mexicanos de buen corazón nos unamos en una sola fuerza para exigir y lograr que el Gobierno federal elabore y aplique ese plan hídrico. Una vez más, la solución es no hacerle caso a López Obrador y dispongámonos a organizarnos y a luchar, aunque ellos se pongan verdes de coraje e implementen todas sus sucias maniobras para condenarlo e impedirlo. 2) Quitarles la mayoría del Congreso en el proceso electoral de 2021. A Tabasco la va a salvar el pueblo trabajador, pero organizado y en lucha. Hagámoslo, por el bien de todos.
Finalmente aprovecho la oportunidad para felicitar con entusiasmo sincero a mis compañeros antorchistas del estado de Tabasco, encabezados por el Ing. Pedro Ramos Mondragón, quienes se han dado a la gigantesca tarea de ayudar a los tabasqueños afectados brindándoles apoyo, albergue, alimentos y calor, como solamente los pobres lo sabemos hacer; y a los antorchistas de todo el país quienes se han desprendido de algo de lo poco que tienen, han acopiado el apoyo de quienes han querido voluntariamente hacerlo en sus estados, para mandárselo a nuestros hermanos de Tabasco en desgracia, hazaña que se hace a puro pulmón y que ya representa más de 200 toneladas de ayuda humanitaria en víveres, ropa, agua, medicamentos, etc., y mucho corazón, poniendo el ejemplo de lo que se debe hacer en estas circunstancias, en contraste con el criminal abandono del Gobierno morenista de Tabasco y el Federal. Así se hace compañeros y no se detengan a recibir el agradecimiento de nuestros hermanos, el cual sería, en todo caso, la única recompensa que puede esperar ese fraterno esfuerzo.
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