La actual administración estatal ha estado, desde su comienzo, totalmente prosternada al gobierno federal, remedando sin meditación alguna retahílas y acciones tal cual lo hace el inquilino de Palacio Nacional.
“Somos diferentes”, alardean por aquí y por allá en las distintas oficinas de las secretarías, donde puedes ver desfilar a funcionarios enchalecados de guinda con el lema “Primero el pueblo”.
Desde el inicio de la actual administración, el Movimiento Antorchista, encabezando a miles de hidalguenses de todos los rincones olvidados de la entidad, ingresó un pliego petitorio con las demandas más apremiantes de las distintas comunidades, barrios y colonias de nuestro estado.
Urge un cambio de clase en el poder. Incrementaremos la intensidad de nuestra lucha denunciando a nivel nacional que el Gobierno de Hidalgo no resuelve las necesidades de sus gobernados.
Entre las principales demandas están: la ejecución de obras y servicios básicos, el pago de salarios a maestros, la devolución del terreno invadido a campesinos de la Huasteca, la escrituración de más de 20 colonias de Pachuca, Tizayuca y Tulancingo, y la regularización de las unidades de transporte de la cooperativa Antorchistas del Valle, entre otras.
Después de acudir en reiteradas ocasiones a solicitar audiencia con el señor gobernador y respuesta a las peticiones, tras varios mítines en Plaza Juárez y marchas por las principales calles y avenidas de la capital hidalguense y la ciudad de Huejutla, se instaló un plantón frente a Palacio de Gobierno.
Después de poco más de 20 días en protesta, el señor secretario de Gobierno, Guillermo Olivares Reyna, solicitó al Movimiento Antorchista el levantamiento de dicho plantón con la promesa de concertar reuniones para darle solución a las demandas planteadas en el pliego petitorio; hasta el día de hoy seguimos esperando.
No se ha dado la tan prometida reunión, no se ha dado respuesta y mucho menos solución, pero lo que sí ha sucedido es que desde la instalación del plantón, se han venido dando una serie de actos intimidatorios en contra de la organización.
Ejemplos de lo anterior: el robo de equipo de cómputo en el bachillerato “Cnel. Nicolás Romero”; el allanamiento y robo en el salón de usos múltiples “Pablo Medina” en la Col. Mártires 18 de agosto. Como último hecho, la tarde noche del viernes 17 de mayo, un cuarteto de individuos a bordo de dos motocicletas arremetieron a balazos en contra de las oficinas del Movimiento Antorchista primero e inmediatamente después en contra del domicilio de la dirigente estatal de la organización en un claro intento de amedrentar. ¿No decían pues que abrazos, no balazos?
Se puede leer en una nota de El Sol de Hidalgo que la entidad desciende en dos lugares dentro del Índice de Paz México (IPM) 2024, esto por el aumento de delitos de alto impacto como asesinatos, secuestros, asaltos, etcétera.
Se presentaron crecimientos en todos los indicadores que evalúa el estudio de violencia de dicho organismo. La inseguridad y la violencia en el estado se han incrementado a niveles nunca antes vistos.
Pudiera decirse que los hechos relatados son aislados, sin conexión alguna y resultado del incremento de los índices de inseguridad; sin embargo, el bachillerato donde se sustrajo equipo de cómputo es el mismo donde los maestros reclaman el pago de cuatro años de salario que se les ha retenido, el salón de usos múltiples allanado se encuentra en una de las colonias que exige la regularización de sus predios y, finalmente, el ataque a balazos se realiza en las oficinas y el domicilio de quienes encabezan la lucha de miles de hidalguenses en el estado. ¿Es mera coincidencia? Las conclusiones se las dejo a usted, estimado lector.
Reza en algún versículo de las sagradas escrituras: “guárdense de los falsos profetas que vienen a nosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis”. Así pues, en Hidalgo, se proclaman diferentes y dicen que primero es el pueblo, pero en los hechos, demuestran todo lo contrario.
No sólo no se atiende al pueblo y no se les resuelven sus necesidades, ahora, se orquestan actos terroristas en contra del pueblo que lucha y exige una vida mejor.
Los antorchistas no somos ingenuos y mucho menos cobardes. No levantamos el plantón creyendo que los lobos vestidos de ovejas cumplirían con su palabra y tampoco dejaremos de exigir, así suelten cañonazos. Estos actos sólo dejan claro que en Hidalgo se gobierna igual o peor que antes y que, por tanto, es mucho más necesaria la organización y lucha de todos los sectores agraviados.
Urge un cambio de clase en el poder. Incrementaremos la intensidad de nuestra lucha denunciando a nivel nacional que el Gobierno de Hidalgo no resuelve las necesidades de sus gobernados.
Ahora más que nunca, continuaremos en la construcción de un partido que verdaderamente represente los intereses de las grandes mayorías para luchar por el poder de nuestro estado y ponerlo en manos del pueblo hidalguense. Solo así cambiarán las cosas.
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