El estado de Colima ha sido en varias ocasiones nota nacional, debido a los altos índices de homicidios dolosos, que reflejan los altos niveles de violencia que se viven en la entidad; debido a esto, el ingreso de turistas ha sido cada vez menor, provocando pérdidas importantes de ingreso de capital, hacia los negocios y trabajadores que viven de esta actividad. El índice de violencia es, pues, un factor determinante importante, para acercar o ahuyentar el turismo local e internacional, incluso, para empresas extranjeras que ven en Colima un riesgo para invertir.
En días pasados, nuevamente el Estado vuelve a ser nota nacional y mundial, ya que, en los medios digitales de noticias, una nota encabezó así: “Colima en el lugar 35 dentro del ranking de clasificación mundial de ciudades violentas”. Según la nota, dentro de la clasificación mundial de las 50 ciudades más violentas, México colocó a 18 ciudades dentro de este ranking internacional, siendo una de ellas la capital de Colima, en el lugar 35. Los datos dicen que, de acuerdo a las tazas de homicidios por cada 100 mil habitantes, Colima tiene un aproximado de 41.1 homicidios de acuerdo con los datos del año 2020.
En otra nota se dice que tan solo en marzo pasado, en Colima se registró un total de 44 víctimas de homicidios dolosos, y que, si bien es cierto que este número es menor en comparación con el mes de febrero que registró un total de 59 homicidios dolosos, esto se debe en su mayor parte, a la delincuencia organizada por el alto flujo de sustancias ilícitas que logran pasar por el puerto de Manzanillo y estados aledaños como Michoacán y Jalisco, que también aparecen dentro del ranking internacional arriba mencionado.
La violencia se concentra en regiones con características especiales; entre los factores que repercuten en su incidencia se focaliza la pobreza. Una de las principales razones de tanta violencia, se debe a que cada vez son más las personas que se ven en la necesidad de trabajar en el crimen organizado, para poder comer y conseguir un sustento diario, siendo éstos, víctimas mortales de la pobreza generada en todo el país, y la falta de oportunidades laborales por no poder contar con un ingreso estable en los hogares de miles de familias.
El problema del crimen organizado ha sido mal enfocado por parte de los gobiernos durante varias décadas, ya que sólo se enfocan en tratar de combatir este mal a través de la confrontación directa contra los cárteles, y no hacia el problema de la pobreza, que es el principal problema de una sociedad como la nuestra. Una prueba concreta de esto, es que la política pública del presidente no es la adecuada, ya que tiene que haber una estrategia que mejore las condiciones de vida del pueblo, provocando con esto, la disminución del crimen organizado y la violencia, pues, en mi opinión, si la población tiene una mejor calidad de vida, no habría necesidad de arriesgar la vida en negocios “sucios” como el crimen organizado y la venta de estupefacientes.
En resumen, creo que es importante que los gobiernos se enfoquen en tratar de acabar con la pobreza en el país, ya que, de ahí se derivan los males sociales que afectan a la población. Tratar de acabar con un mal social, como el crimen organizado y la violencia, es una utopía; durante muchos siglos la realidad ha demostrado que esto no se puede realizar de la noche a la mañana, si no se toma en cuenta el problema de la pobreza. Pero, tratar de combatir la pobreza si es posible, con una política que beneficie a la población y que garantice mejores condiciones de vida. ¿Cómo se pueden lograr mejores condiciones de vida? Con los 4 ejes principales que plantea el Movimiento Antorchista, y que ningún gobierno ha planteado por no resultarle importante para el bienestar de la gente.
En primer lugar, es importante la creación de empleos para todo aquel en edad de trabajar; en segundo lugar, que estos empleos sean remuneradores, o sea, que alcance para la compra de la canasta básica y para los servicios de agua, luz y gas. Como tercer punto, es urgente una política fiscal progresiva, que trabaje conjunto con las empresas para que sean éstas quienes ingresen más impuestos al gobierno y que se le cobre menos impuestos al trabajador común; y, como último punto, una repartición justa del gasto social, que invierta más recurso en la creación de un mejor sistema de salud, de seguridad, de mejores espacios deportivos, de mejores condiciones en vivienda y todo aquello que haga del país una mejor sociedad, con más oportunidades para crecer en todos los aspectos y ámbitos sociales y económicos. Sólo así, la pobreza en el país dejará de ser el epicentro de todo mal social. De no acabar con la pobreza, la violencia seguirá aumentando. (Sígueme a través de mi cuenta oficial de Twitter como @RamsesGalindo3 para más información, estoy a la orden)
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