Todos en algún momento hemos escuchado el dicho «Al pueblo, pan y circo», y que, de hecho, se generó entre los gobernantes de la antigua Roma -«panem et circenses»-, esto porque acostumbraban ofrecerlo al pueblo a cambio de obediencia, de su confianza y sobre todo para mantenerlos alejados de los asuntos que preferían conservar dentro del círculo político. Actualmente el dicho se aplica quitándole el “pan”, a los mexicanos todos los días se nos presenta un circo mediático que nos tiene alienados, es decir, estamos perdiendo la capacidad de pensar dejándolo todo en las manos del gran líder.
A tres años de gobierno morenista, ¿hemos mejorado nuestra calidad de vida? ¿ya se acabó la corrupción? ¿Vivimos mejor? La realidad es que no, en los últimos tres años ha aumentado la miseria en México, días atrás el portal “México, ¿Cómo Vamos?” publicó la actualización de sus Semáforos Económicos con datos alarmantes; la inflación en aumento, actualmente está en 7.05%, a productividad en -7.9 % en tasa anual y en pobreza laboral el 40% de la población no puede adquirir la canasta básica; y alguien pudiera conformarse diciendo que ha aumentado el salario mínimo, solo que al querer comprar la canasta básica no alcanza y para estirar lo poco que gana el trabajador se tiene que abandonar la educación o la salud.
Basados en lo anterior todos deberíamos estar en la calle manifestándonos al respecto, porque todos los indicadores nos dicen que las decisiones tomadas en el gobierno no son las correctas. Y es que el “Informe sobre la desigualdad global 2022” dice que México hay una desigualdad enorme, tan grande hoy como lo fue en el pico del imperialismo occidental a principios del siglo XX. Expresa que la proporción de ingresos que capta actualmente la mitad más pobre de la población mundial es aproximadamente la mitad de lo que era en 1820, antes de la gran divergencia entre los países occidentales y sus colonias.
Y entonces ¿que mantienen dormida a la población conformándose con su destino? Pues el circo mediático, la decepción del actual gobierno resignándose a que las cosas son así y ya no se pueden cambiar; la falta de una educación crítica y científica. Es en la educación donde los más desprotegidos encontrarán una luz para entender el porque se vive con tanto sufrimiento y tanta hambre; es en la educación donde el pobre descubre su papel dentro de la sociedad y que tienen que hacer para salir de su miseria.
En ese entendido los maestros y estudiantes juegan un papel muy importante. Los estudiantes no son ninguna clase o sector especial al margen o por encima de las clases sociales en lucha. En México hay esencialmente dos clases sociales: explotados y explotadores, y como es lógico suponer la mayoría de los estudiantes pertenecen a la primera. Y en la medida en que los estudiantes participen en las luchas de su pueblo se harán inmunes a la ideología burguesa e influirán positivamente en la educación.
“La misión del estudiante es estudiar” se dice con insistencia, pero eso tiene el propósito evidente de convertir las escuelas en cárceles y hacer que los estudiantes se tapen los ojos con los cuadernos para que no vean la miseria ni oigan el llanto por hambre o el grito de dolor del pueblo y mejor permanezcan impasibles mientras el gobierno por todas partes golpea, encarcela y asesina a quienes luchan por una vida mejor para la sociedad; eso es lo que se vive actualmente con los gobiernos morenistas; en Veracruz el gobernador Cuitláhuac García amenaza a líderes sociales, periodistas, presidentes municipales o a todo aquel que no esté de acuerdo con su gobierno; en la CDMX la jefa de gobierno reprime al pueblo que le exige cumpla sus compromisos de resolver las demandas de vivienda, etc.
Es por eso que la FNERRR y AM juegan un papel muy importante en la educación de las nuevas generaciones, que los estudiantes no olviden su origen, que no se alejen de las masas populares y de la lucha revolucionaria, que no se hagan individualistas, envidiosos y que no sean parte del circo que los tiene sometidos viviendo engañados y en la pobreza.
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