MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Alejandro Alanís, el fascista de Guanajuato 

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Durante los últimos años, el ascenso espectacular de los movimientos de extrema derecha a nivel internacional colocó la cuestión del fascismo en el corazón de la agenda política internacional. El fascismo está de vuelta: nadie puede pretender seriamente que se trata de un tema del pasado ni que es un mero objeto de estudio histórico.

Visto con una lente histórica, el fascismo fue más que una forma de nacionalismo radical y una idea racista de nación. También fue una práctica de violencia política, una forma de anticomunismo militante y una destrucción absoluta de la democracia. Y aunque los nuevos movimientos de la derecha radical en apariencia no disponen de milicias armadas, están interesados en imponer políticas autoritarias y nacionalistas. Éstas son las posturas de Víctor Orban en Hungría y la de Mateus Morawiecki en Polonia y también es la orientación de Vox en España.

La extrema derecha es efectivamente xenofóbica y racista y su perfil político está mucho más arraigado en el conservadurismo cultural. En India, en Brasil y en los Estados Unidos, los líderes de extrema derecha llegaron al poder y desplegaron tendencias xenofóbicas y autoritarias. El fascismo clásico nació en un continente devastado por la guerra total, creció en un clima de guerras civiles y al interior de Estados profundamente inestables y paralizados por agudos conflictos políticos. El fascismo era una ideología que creo el mito del “hombre nuevo” y de la grandeza nacional.

El crecimiento espectacular de los movimientos, partidos y gobiernos de extrema derecha claramente muestra que el fascismo puede convertirse en una alternativa, especialmente en los casos de una crisis económica general y una depresión prolongada de la economía estadounidense o un colapso del Euro. Es por ello necesario que el pueblo tenga conciencia histórica y memoria del pasado que no permita el crecimiento del fascismo en el mundo.

En este contexto, es de llamar la atención la forma en que la policía municipal de Alejandro Alanís, alcalde del municipio Valle de Santiago, en el estado de Guanajuato, agredió brutalmente a humildes colonos y secuestro y torturó por algunas horas, al joven Juan Caudillo Hernández, quienes pretendían entrevistarse con él, en el evento con motivo de su tercer informe de gobierno, para pedirle que cumpla su compromiso de dotar con agua potable a la colonia Manuel Serrano Vallejo donde ellos habitan.

Diversos medios de comunicación en el estado publicaron imágenes y videos donde se puede constatar la brutalidad con que la policía municipal golpeó a mujeres y niños que intentaban ingresar al recinto donde se encontraba su presidente municipal, quien, en vez de ser empático con sus gobernados, decidió enviar a la fuerza pública para que los reprimiera.

Marcos Pérez García , líder estatal del Movimiento Antorchista en Guanajuato, denunció que por más de dos meses los colonos se han venido manifestando frente a la presidencia municipal exigiendo agua potable para sus familias pero lo único que han recibido ha sido la ignorancia y el menosprecio por parte del edil, sin importarle que con ello ponga en riesgo de contagiarse de covid-19 a los más de dos mil pobladores al no contar con el vital líquido ni para lavarse las manos como lo recomienda la Secretaria de Salud.

No hay duda, los hechos ocurridos el pasado jueves, son una violación a los derechos constitucionales en contra de los ciudadanos quienes amparados en los artículos octavo y noveno de nuestra Carta Magna acudieron a reclamar lo por derecho les corresponde. Y tales acontecimientos se tornan más graves y preocupantes aun, ante el silencio sepulcral de las autoridades estatales y en particular del señor gobernador, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, a quien en reiteradas ocasiones los colonos han solicitado su intervención.

Desde aquí hago un nuevo llamado respetuoso al señor gobernador del estado y a los dirigentes de Acción Nacional, partido político en el que militan tanto el gobernador como el edil, para que se respete la integridad física de todos los colonos de la Manuel Serrano Vallejo y sobre todo se garanticen sus derechos humanos a la manifestación y a la vida que tenemos todos los seres humanos y demuestren con hechos que no protegen las acciones fascistas de Alejandro Alanís.

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