MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Amenazas contra antorchistas y calumnias del poder

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El 7 de junio y en días siguientes, trascendió, en medios locales de Quintana Roo, una serie de terribles amenazas en contra de algunos antorchistas de ese estado, amenazas que vale la pena detenernos a revisar, por parte de todos los antorchistas del país, así como de los mexicanos nobles y trabajadores, que son la gran mayoría.

Acompañando del cuerpo de una persona no identificada, sin vida, maleantes dejaron una manta escrita con amenazas directas de muerte en contra de Daniel Osorio García, dirigente estatal del Movimiento Antorchista de Quintana Roo (MAQROO); Víctor Manuel Jiménez Esteban e Isaías Góngora González, integrantes del Comité Directivo Estatal del MAQROO; entre otras personas, supuestamente firmado por “El Pueblo”. 

Los motivos que alega la manta: “dejen de vender terrenos que son del pueblo”. A escasas horas, los mismos u otros maleantes dejaron una manta similar a unos metros del domicilio de la Unión de Profesionistas Sureños “José Martí” A. C., filial del MAQROO a través de la cual se realiza de manera legal el trabajo de nuestros compañeros en lo que se refiere a vivienda para familias humildes, manta que acompañaron con detonaciones de arma de fuego contra una casa y un vehículo cercanos. Además de estas dos amenazas, se han cometido otras por diferentes vías, todas las cuales siguen siendo terribles y sangrientas.

Los compañeros citados, y todos los antorchistas del MAQROO, inicialmente se sorprendieron ante los hechos, pues nuestra actividad en Quintana Roo, y en todo el país, se caracteriza por ser completamente legal y, valga la expresión, bienintencionada, pues no tenemos ni queremos tener nunca nada que ver con grupos criminales, o actividades ilegales ni nada que pueda provocar el disgusto de instituciones ni de los grupos delictivos.

Como dijo el dirigente del Movimiento Antorchista Nacional (MAN), Aquiles Córdova Morán, “no tenemos enemigos personales, nuestro enemigo es la pobreza”. Los compañeros entendieron luego que dichas amenazas no vienen de grupos del crimen organizado, a quienes nuestra actividad ni les afecta ni lo queremos, sino que, pudiera tratarse de grupos de poder o personas que se ven afectadas por nuestra labor organizativa, ya que educar y organizar al pueblo sí afecta a quienes viven de la pobreza, la debilidad y la ignorancia de la gente, y que, por ello, ven con recelo la actividad organizativa y educativa de Antorcha; aquí si encaja el asunto.

Aun así, desconocemos quien o quienes están detrás de las amenazas, descubrirlo y tomar las medidas pertinentes corresponde a las instancias judiciales y los compañeros ya presentaron las denuncias para que se realicen las investigaciones, se descubra y castigue a los responsables. Pero si nos quedan claras tres cosas que yo quisiera puntualizar aquí.

Detrás de los mensajes y amenazas no está “el Pueblo”, sino verdaderos vividores de las necesidades de la gente, que seguramente ven en nuestra labor para ayudar a la gente a tener un terreno propio el final de su algún sucio negocio, además, es evidente que, aunque no se trate del crimen organizado, sí se trata de verdaderos malhechores que tienen algún tipo de protección, pues solamente una persona con esas cataduras y confianzas es capaz de robarse un cadáver quien sabe de dónde, o matar a alguien para acompañar sus amenazas, portar armas de fuego y atreverse a detonarlas en la calle. Eso no lo hace “el pueblo”, de manera que ese origen con el cual tal vez pretendían legitimarse no es real y sus hechos los muestran claramente como personas fuera de la ley y faltos de toda legitimidad.

Mienten evidentemente. Si tuvieran alguna razón no recurrirían a la amenaza, sino que presentarían las denuncias ante las instancias del poder judicial. Si no lo hacen es porque no tienen elementos para prosperar en ese terreno y porque realmente no les interesa sino seguir lucrando son la necesidad de la gente y violando la ley. Su proceder deslegitima también sus supuestos reclamos y los muestra como malhechores y abusadores.

El poder judicial y los demás poderes deben ver en estos hechos las razones que yo destaco y proceder así tanto para trazar las líneas de investigación como para cumplir con su deber de proteger a los ciudadanos honestos. Los antorchistas de todo el país exigimos respetuosa pero categóricamente que se brinde protección a nuestros compañeros del Comité Estatal del MAQROO y a todos los antorchistas de Quintana Roo. Apunto que, aunque las amenazas no son, según esto, hechas por delegación, es decir que detrás de los maleantes no hay (así esperamos) ningún otro poder del tipo que sea que tenga relación con las autoridades, de todos modos, sí es responsabilidad de estas que no se conviertan en lamentables e inútiles hechos.

Estas demostraciones de los intentos y cataduras de los elaboradores de estas amenazas deben servir para que el pueblo mexicano vea con claridad el peligro que representa la calumnia, la mentira y el engaño de que echan mano muchos políticos aviesos, de esos que por proteger su imagen o para maquillar la represión y la persecución, se dan a la innoble tarea de difamar y calumniar a los luchadores sociales, a las organizaciones y lo hacen desde los foros que les proporciona el poder, gastando de manera tan nefasta los recursos públicos, y poniendo en peligro a personas inocentes.

Los maleantes verdaderos, a los que el Gobierno federal sí debería perseguir y castigar, se sienten envalentonados ante el discurso persecutorio de que ha abusado el presidente Andrés Manuel López Obrador, que reparte abrazos y no balazos para los delincuentes y persigue con saña y vileza a las organización, de manera singularmente insistente al MAN y lo sigue haciendo día a día hasta en su conferencia mañanera, como si la mentira fuera una gracia, lo que lo convierte en un cómplice del delito y de la impunidad, en un agitador nefasto que no tiene la estatura para gobernar a una nación. El presidente adolece, en este sentido, por ejemplo, de elementos y veracidad, de toda legitimidad, y por eso él, al igual que los delincuentes de los que estamos haciendo denuncia, en vez de presentar las acusaciones ante las instancias correspondientes, acompañadas de las pruebas de sus aseveraciones, puesto que no las tiene y sabe que miente, no presenta denuncias, sino que calumnia a Antorcha Campesina. Solamente falta que también use cadáveres para hacer más terrible su persecución.

Por este humilde medio, me sumo al pronunciamiento nacional responsabilizando al Gobierno de Quintana Roo y a los poderes federales que están involucrados, de la seguridad, integridad y salud de nuestros compañeros amenazados y de todos los antorchistas de ese estado, así como de sus allegados, sus familias y sus pertenencias, y exijo también que se encuentre pronto y se castigue como marca la ley a los malhechores.

Finalmente, no está de más insistir en que nuestra organización es legal, pacífica y respetuosa de instituciones y procedimientos, que jamás recurrimos ni recurriremos a la violencia, pero hasta el ser más noble y pacífico se puede y debe defender ante los peligros. Los compañeros antorchistas de Quintana Roo no están solos, somos millones de antorchistas a lo largo y ancho del país y estamos dispuestos y listos para acudir a donde sea necesario para defender la integridad de nuestros compañeros; es mejor que los que se sientan de algún modo engallados con estas situaciones desistan de todo intento de dañar a nuestros compañeros, recibirían la respuesta adecuada a sus intentos. 

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