MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Amenazas del Gobierno de Oaxaca contra el antorchismo

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Con el advenimiento del esclavismo, la historia de la humanidad se enmarcó en una lucha de clases, la cual ha sido y se mantiene, hasta nuestros días, como la disputa histórica de los poderosos versus los débiles. Es decir, de aquellos que dicen “ostentar” el cetro para mandar a quienes el “destino” los ha marcado a obedecer y a soportar los abusos y todas aquellas calamidades, que puedan recibir por oponerse a ese sometimiento, tanto por el papel que juegan en el proceso productivo, así como en el reparto de la riqueza que se genera por dicho proceso.

Así pues, la historia de la humanidad se ha vuelto el compendio narrativo de los pueblos en sus luchas por su emancipación, así como el testigo de honor de las obras y acciones de hombres y mujeres que han dedicado su vida en busca de esa libertad -en el sentido filosófico de la palabra- de pensamiento y justicia social, pero también, dado que la dualidad de los fenómenos es inevitable, de los castigos recibidos por tal osadía, como la que recibió, según la mitología, Prometeo, cuando robó el fuego a los dioses del Olimpo para darlo a los hombres.  

Sin embargo, el que hombres y mujeres encabecen la lucha de sus hermanos de clase, obedece a que ellos han tomado posición política, filosófica e ideológica, la cual los convence en la ideas y en la práctica a defender a quienes menos tienen, como diques, soportando el constante devenir de las olas del mar que golpean sin temor a esas moles de concreto, así se han levantado prácticamente en todo el mundo, cientos de hombres y mujeres, quienes suelen recibir injurias, vituperios, amenazas, persecución política, encarcelamientos, incluso asesinatos.

Los tiempos cambian, al igual que las herramientas que utilizan los poderosos para inhibir y hacer flaquear a quienes luchan por un mundo mejor. Modernizan sus formas de ataque, pero el fondo, siempre es el mismo. Tal es el caso del Movimiento Antorchista en Oaxaca, donde nuestro delito ha sido, ahora, defender y sumarnos a la lucha de trabajadores de salud que después de participar activamente en las etapas más álgidas del Covid-19, fueron despedidos por las autoridades estatales sin ninguna consideración y solo argumentando “falta de presupuesto”, como si la vida de hombres y mujeres se midiera en pesos.

Estos trabajadores agrupados en la Coordinadora de Sindicatos de Salud, buscaron en septiembre pasado el apoyo del antorchismo oaxaqueño, a la cabeza de su comité estatal, el compañero Dimas Romero González, quien, sin dudar, decidió apoyar, respaldado por los antorchistas oaxaqueños, a los trabajadores de salud, pues consideramos que su demanda es genuina y no se constriñe a una exigencia de corte laboral, sino se trata, de la salud de muchas personas en el estado. Sabíamos que la empresa que nos echamos a cuestas no era fácil, por el contrario, comprendería retos complicados, cosa que nos ha demostrado 47 años de lucha de nuestra organización.

A pesar de sostener reuniones con distintos funcionarios, incluido el Gobernador de Oaxaca, así como funcionarios asignados por el Presidente de la República, quienes prometieron la recontratación de todos, el veintiuno de noviembre, sin ningún aviso previo, los afectados fueron desalojados de un humilde plantón que llevaba ya noventa y seis días sobre la avenida Juárez, frente a Casa Oficial de Gobierno, por un cuerpo de policías viales y estatales, todos dependientes de la Secretaría de Seguridad Pública del Gobierno de Oaxaca. Unos días después, circularon en chats de periodistas dos libelos, donde con una un lenguaje soez se injuria y amenaza de muerte a Dimas Romero González, por ser cabeza visible del antorchismo en Oaxaca. Dichos mensajes, tanto por el lenguaje como por los datos que se mencionan, no queda lugar a dudas, que fueron maquinados desde oficinas del Gobierno de Oaxaca.

Pero la inquina que en esos mensajes de poca monta, se lanzan en contra de nuestro dirigente, evidencian dos cosas básicamente: por un lado, la urticaria que les provoca a los poderosos de Oaxaca que el antorchismo se haya solidarizado y unido decididamente a la lucha de los trabajadores de salud y, por otro, la amenaza abierta, pues a Dimas le espera “la cárcel o la tierra”, reza uno de los libelos. Respecto a la primera, era natural dicha reacción, pues en estos tres años de cuarta transformación, el mensaje siempre ha sido primero los pobres, pero en el caso presente, asociados el gobierno federal y estatal, han despedido sin ningún recato a más de dos mil trabajadores, desnudando así su verdadero rostro; así también refleja lo dispuesto que están los poderosos para acallar las demandas populares, ya sea con “la cárcel o la tierra”. Como dijo el poeta, manos que se esconden en las sombras, son las manos que clavan el puñal de imprevistas cobardías…

Pero Dimas Romero como todo el antorchismo de Oaxaca, sabe y está consciente de los riesgos que implica la lucha de los pobres; hemos sufrido esos embates, el caso más reciente, fue el artero asesinato de Miguel Cruz José, líder de los campesinos de la Mixteca, sólo por defender a los de su clase. Por eso, desde ahora, hacemos responsable a las autoridades de Oaxaca por lo que pueda pasarle a Dimas o cualquiera de nuestros activistas, sobre todo en estos tiempos, donde por la “tranquilidad” de la época, suelen presentarse incidentes, pero también, de manera respetuosa, hago un llamado a mis compañeros antorchistas para que estemos alertas y nos aprestemos a la lucha. Porque una cosa tenemos clara: nuestra fuerza y protección es nuestro número. Vale.

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