En Oaxaca, un día sí y otro también, las manifestaciones no cesan, ya sea por la falta de agua potable, porque no se sofocan los incendios forestales, por la disputa de tierras entre municipios o núcleos agrarios, la falta de atención y medicamentos en los hospitales para niños con cáncer, la exigencia de justicia ante crímenes cometidos, la falta de obra pública o recursos municipales que no llegan a las agencias, entre muchos problemas más.
Sin embargo, la narrativa que el Gobierno estatal prefiere mantener es que “la atención ahora es en territorio”, es decir, que las áreas del Gobierno con sus visitas a los municipios atienden y resuelven la problemática de cada uno de ellos, cuestión que ningún Gobierno anterior hacía, concluyendo así que “Oaxaca es un pueblo transformando su historia”.
Quienes recurrimos a la manifestación como un arma de lucha legal no hemos dejado de denunciar que la práctica de atención directa y en territorio que viene utilizando la “primavera oaxaqueña” aún no es la correcta.
Con dicho eslogan, el Gobierno estatal sigue los pasos que la administración federal ha mantenido durante los ya casi seis años, pero de ello, los resultados se conocen: un país con cifras nunca vistas de homicidios dolosos, falta de empleo, la consabida migración, el incremento de mexicanos en situación de pobreza, el sistema de salud colapsado, etcétera.
Por eso, quienes recurrimos a la manifestación como un arma de lucha legal no hemos dejado de denunciar que la práctica de atención directa y en territorio que viene utilizando la “primavera oaxaqueña” aún no es la correcta, cuestión que se confirma en el hecho de que, a más de un año de administración, las manifestaciones sociales en vez de disminuir siguen aumentando en la ciudad y en las regiones de Oaxaca.
El Movimiento Antorchista, con cincuenta años de experiencia en el territorio nacional, luchando al lado de los más humildes de nuestra patria, hemos aprendido de distintas administraciones, del orden municipal, estatal o federal, que las prácticas utilizadas para contener la manifestación social, por muy innovadoras que sean, siempre son en detrimento del progreso y desarrollo que puedan obtener las comunidades con la solución de las mismas. Para muestra, el paso de diversos Gobiernos al frente de Oaxaca y los pésimos resultados en cuanto a pobreza y desarrollo que presenta nuestro estado.
Por eso, aunque el comité estatal de Antorcha en Oaxaca haya escuchado del secretario de Gobierno, Jesús Romero López, un compromiso serio y responsable para darle atención y solución a las demandas en materia de vivienda, campo e infraestructura social, deportiva, cultural y educativa, que planteó nuestra organización a la administración estatal, lo que hemos encontrado es una dilación de parte de los funcionarios encargados de atender los planteamientos.
Por lo anterior, hemos visto necesario acudir en comisiones representativas en búsqueda de una entrevista para informarle al responsable de la política interna de Oaxaca lo que está ocurriendo, pues consideramos que su investidura significó para los antorchistas un compromiso serio de atención a las necesidades de miles de oaxaqueños humildes, que han decidido por voluntad propia organizarse con nosotros.
Por eso, a través de estas líneas, convoco a mis compañeros antorchistas a comunicarle al secretario de Gobierno que los compromisos establecidos con los antorchistas, que somos oaxaqueños de pleno derecho, no se están cumpliendo, ya sea porque sus funcionarios no quieren hacer su trabajo, o porque realmente en eso consistió la indicación.
Consideramos que no, pero para despejar dudas, habremos de acudir de manera respetuosa a escuchar una respuesta, considerando que la administración estatal debe saber que resolver las necesidades que aquejan a nuestras comunidades es poner un grano de arena más en la construcción de progreso y desarrollo que tanta falta hace a nuestro estado.
Pero también invitamos a las fuerzas progresistas de Oaxaca a sumarnos en torno a un proyecto común, uno que implique luchar por mejorar las condiciones de vida de todos los sectores desprotegidos, estrechando lazos de fraternidad, haciéndonos conscientes de la realidad que vivimos, pero luchando codo a codo, cambiando el estado de cosas.
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