MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

AMLO, el maestro de la manipulación

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En la actualidad, la manipulación social es una práctica dirigida a las masas para hacerlas dependientes, conformistas, acríticas, capaces de aceptar los liderazgos vendedores de sueños e ilusiones. Bien manejadas las estrategias de control, logran proyectar una realidad a conveniencia de los poderosos, donde las carencias e inconformidades son minimizadas, para crear la imagen de paz, bienestar y progreso. También se moldea al gusto la figura del gobernante: sus defectos y debilidades humanas se transforman en virtudes excepcionales para dar paso al nacimiento ficticio de líderes indispensables para el desarrollo de la historia. "Todos ven lo que pareces ser, mas pocos saben lo que eres; y estos pocos no se atreven a oponerse a la opinión de la mayoría", dijo Maquiavelo en su libro El Príncipe.

Desde que surge la división de clases en la sociedad, la manipulación es imprescindible y fundamental en el quehacer político. Por ejemplo, en el mundo helenístico, donde la mayoría de los estados griegos se regían por sistemas democráticos, el aspirante a un cargo debía obtener el respaldo de la población, para ello emplearon métodos que iban desde la desacreditación de sus adversarios hasta la eliminación física de los mismos, pero también adoptaron recursos de manipulación psicológica que les permitía manejar los sentimientos de la multitud.

Para ilustrar esto, basta recordar el relato que hace uno de los historiadores griegos: Posidonio de Apamea. En el año 88 a.C., Atenas vivía momentos difíciles, bajo la dominación romana se llegaron a paralizar ciertos mecanismos habituales en el funcionamiento normal de la vida ciudadana. En estas circunstancias, el discurso de Atenión impactó a los atenienses, porque logró despertar el amor patrio sojuzgado y avivar los deseos profundos de un cambio; prometía grandes transformaciones si se aceptaba la amistad de Mitrídates VI Eupátor, en lugar de la de Roma, que tenía en sus manos el gobierno de la ciudad. Tras el discurso Atenión resultó elegido estratego de los hoplitas. Una vez logrado esto, consigue también que salgan elegidos hombres de su confianza para el resto de los cargos. Tras el lapso de pocos días toda una situación que hasta esos momentos parecía moverse dentro de los estrictos cauces de la legalidad democrática, cambia de forma radical y Atenión se convierte en tirano de la ciudad, abriendo un período de persecuciones, proscripciones, falsos juicios, confiscaciones y asesinatos de todos los que se le oponían. Sobrevino una grave carestía de alimentos que aumentó el descontento popular.

La comparación histórica de estos hechos, permite encontrar algunas semejanzas con lo que ocurre en México. Una de las razones del triunfo de AMLO fue la aplicación acertada de la propaganda política que se basó en la generación de emociones. No le resultó difícil dirigirse al ciudadano hastiado por la corrupción extrema, sus constantes discursos de la austeridad y combate a la corrupción encontraron eco. Los sermones de la República amorosa, tenían la clara intención de conectarse "emocionalmente" con otros sectores más conservadores de la sociedad. Afianzó la imagen del líder opositor luchando contra la mafia del poder y del pastor que busca salvar almas de los vicios. La campaña electoral de Morena dejó los proyectos serios de nación por una intensa cruzada para despertar el enojo, la frustración, el miedo y finalmente la esperanza. Todos sabemos los resultados: millones votaron con el estómago vendiendo su voto por unos pesos y otros tantos votaron con el hígado, castigando al partido político gobernante (PRI).

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A dos años de su victoria, AMLO no da señales de querer atacar problemas torales como la economía que la covid-19 ha complicado aún más, el combate a la pobreza, la corrupción, la violencia y la inseguridad. Los buenos resultados no son características de este gobierno, pero sí lo es el dominio de las tácticas diseñadas para esconder la realidad, AMLO, cual maestro experto, muestra total destreza en el manejo de la manipulación.

Investigadores señalan que la infantilización de las masas consiste en dirigirse a ellas como si fueran infantes, utilizada para que pierdan la capacidad crítica, sean dóciles, incapaces de organizarse y oponerse a las políticas del sistema. Así tenemos que AMLO simplifica los temas más complicados. Aminora la gravedad de la violencia recomendando "abrazos y no balazos", "voy a acusarlos con sus mamás", "no se debe combatir el mal con el mal". Su mayor contribución en la lucha contra el Covid-19 fue un decálogo, un llamado a "dar la espalda al egoísmo", "alejarse del consumismo", "alimentarse bien". El sombrío panorama económico le merece una evocación de "cuántas veces México ha salido adelante", "vamos adelante", "ya tocamos fondo" y a "cantar gracias a la vida".

Con tales superficialidades, ocurrencias y bromas, logra tender una cortina de humo, para distraer y desviar la atención del ciudadano acerca de temas trascendentales; poco le importa caer en el ridículo si con ello consigue la trivialización de la política, hacer que la gente discuta sobre chismes de poca monta mientras en lo oscurito se aprueban leyes a conveniencia de la 4T, se hacen adjudicaciones a nuevos socios comerciales, se emplean recursos públicos para la compra de conciencias.

La "victimización", técnica que utiliza diariamente, le sirve para denostar a los que no comparten sus ideas de "transformación", los enemigos son etiquetados de "fifís", "conservadores", de ese modo transmite el rechazo de otras opciones, contagia y extiende sus fobias y temores de regresar al pasado. La crítica es satanizada y expulsada del inmaculado gobierno obradorista. Se legaliza la polarización: eres de los malos o de los buenos, conservador o liberal, estás conmigo o en mi contra, esa idea sencilla deberá estar presente para emitir críticas, para protestas, para opinar en las redes sociales y sobre todo para votar.

Manipular la realidad, imponer "mentiras verdaderas", no es algo que se pueda perpetuar, como dijo Abraham Lincoln: "no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo". La estadística publicada por el diario El Economista ubica al presidente con un índice de aprobación del 47.8 por ciento, bastante lejos del 77 por ciento con el que arrancó su gestión al frente del país. Era predecible la pérdida de confianza de los mexicanos porque AMLO no ha podido y tampoco ha querido enfrentar la crisis múltiple: la pandemia no está domada, oficialmente se reconocen más de 32 mil muertos y 275 mil contagiados; la pobreza no se detiene, el Coneval previó que 11 millones de mexicanos caerán en pobreza extrema; la economía está en picada, considerando el peor de los escenarios, el Fondo Monetario Internacional pronosticó una contracción del 10.5 por ciento en el PIB del 2020, que se reflejará en un mayor empobrecimiento de los mexicanos.

No hay razones para pensar que la 4T dará un golpe de timón y sustituya sus preocupaciones electorales por la aplicación de acciones que alivien un poco la precariedad de millones de pobres. Sin duda alguna, AMLO seguirá haciendo de la manipulación y la mentira, su diario proceder porque le resulta más fácil que rendir cuentas y dar resultados. El candidato eterno que alcanzó el poder con 30 millones de votos, ahora tiene el firme propósito de perpetuarlo, esa es su única y constante preocupación, aunque tenga que soportar aquello de "no les fallaré, gobernaré para pobres y ricos".

El pueblo debe defenderse de los ataques a su inteligencia a pesar de que resulta desigual la lucha ideológica por la expansiva penetración de los medios de comunicación, del internet, que difunden la realidad construida desde las altas esferas del poder político. No es nada sencillo discernir la verdad de la mentira, descorrer las cortinas de humo que crean confusión. Es urgente que los ciudadanos conozcan su realidad para poder transformarla. Más apremiante aún, evitar que el pueblo caiga en el pantano de la desinformación y sea solo un espectador, ello requiere de la intervención de otros que han logrado entender e interpretar la realidad correctamente, necesita del auxilio de alguien que lo concientice, que le clarifique lo que queda escondido, que le ayude a reflexionar, a encontrar las causas verdaderas de los problemas, sus consecuencias y posibles soluciones. Ayudar a la concientización del pueblo sólo lo podrá hacer una organización social que desde hace 45 años viene haciendo esa labor entre sus organizados con bastante éxito: el Movimiento Antorchista Nacional.

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