Sirva esta modesta colaboración como un pequeño homenaje a los héroes que nos dieron patria y libertad, en especial a Leona Vicario.
Este 15 de septiembre se cumplió 211 años de la Independencia de México, después de estar esclavizados por más de 300 años bajo el yugo español y consecuencia de la invasión francesa a la península Ibérica que debilitó su control sobre sus colonias en América, los mexicanos empezaron a despertar y por primera vez en 1808 los licenciados Francisco Primo de Verdad y Juan Francisco Azcárate alzaron la voz para que México fuera independiente de España.
Dos años después, el 15 de septiembre de 1810, en el pueblo de Dolores, el cura Hidalgo, Allende y Aldama, entre otros, dieron el grito de independencia; desde ese momento los mexicanos empezaron a librar una prolongada lucha hasta conseguir la Independencia de México en 1821.
En esta lucha por la Independencia de los mexicanos sobresalieron por su valor y temple muchos héroes y heroínas: una de ellas fue Leona Vicario. María Soledad Leona Camila Vicario Fernández nació en la Ciudad de México el día 10 de abril de 1789, sus padres fueron Don Gaspar Martín Vicario, originario de Ampudia, España, y Doña Camila Fernández de San Salvador y Montiel, natural de San José de Toluca, México.
Leona Vicario perteneció a una familia rica y muy acomodada, especialmente sus tíos maternos, quienes fueron muy influyentes y participaban con el Virrey de la Nueva España. Pero Leona Vicario además de preocuparse por sus semejantes, se preocupó por instruirse leyendo libros de autores franceses como Voltaire, Diderot, Helvecio, etcétera.
A los 18 años de edad Leona ya participaba en la organización secreta llamada “Los Guadalupes” donde se reunían los futuros insurgentes para planear la libración de los mexicanos del yugo español; ahí Leona conoció a los hermanos Rayón, Félix Fernández (Guadalupe Victoria) y Andrés Quintana Roo, entre otros.
Al ser descubierta su participación con los insurgentes, sus bienes fueron confiscados, fue arrestada por órdenes del virreinato y recluida en el Convento de Belén ya que su convicción y combatividad se convertían en un peligro para régimen, después de ser juzgada fue confinada en una celda que se encontraba junto a la portería del recogimiento de Belén.
El día 20 de marzo de 1813, el juez declaró formalmente presa a Leona Vicario poniéndola disposición del virrey Félix Calleja. El juez comisionado José Ignacio Berazueta toleró que fuera torturada para que delatara a los insurgentes, pero nada pudo vencer su firmeza y determinación de esta ejemplar mujer.
El 22 de abril de 1813, los coroneles Francisco Arroyabe, Antonio Vázquez y Luis Alcomedo rescataron a Leona Vicario y la condujeron a Tlalpujahua donde se encontraba la base de los insurgentes al mando de los hermanos Rayón.
Poco después Leona fue conducida a Tehuacán hasta llegar a Oaxaca donde se encontraban los ejércitos de Morelos. Desde el momento en que llegó a Oaxaca Leona se dio a la tarea de curar y cuidar a los heridos que habían sido víctimas de sus enemigos los realistas. Por ese tiempo los insurgentes habían sufrido grandes derrotas; Leona tuvo que seguir los trayectos y las largas jornadas de sus compañeros patriotas.
Después de los riesgos y sacrificios que había sufrido en la lucha, Leona fue hospedada en una casa que había servido de caballeriza, su miseria habría continuado si su esposo y antiguo compañero de lucha Andrés Quintana Roo no le hubiera proporcionado los medios de subsistencia para sobrevivir.
Por aquellos días se realizaba el Congreso en Chilpancingo donde se abolía la esclavitud y dónde quedaba sentado en la Constitución que todos los mexicanos quedaban libres de la dominación española; entre otras cosas se autorizó asignarle un recurso económico extraordinario a Leona para que pudiera tener mejores condiciones de vida, sin embargo, ella no lo recibió ya que sabía bien que en aquellos tiempo la insurgencia atravesaba serios problemas económicos.
Después de la muerte de Morelos por los realistas (22 de diciembre de 1815) muchos insurgentes aceptaron el indulto que les había ofrecido el virrey pero como Leona y su esposo no lo aceptaron fueron perseguidos; fue en esos días que Leona tuvo a su hija, Genoveva, en una cueva de un cerro que se encontraba cerca de Tejupilco.
Precisamente ahí Leona fue arrastrada por los realistas y fue conducida a Toluca para ser juzgada pero poco después llegó su esposo con una orden donde decía que se acogían al indulto que el virrey les había prometido, por esta razón fueron condenados a prisión domiciliaria.
En esta lucha por la Independencia de México que duró más de 10 años, no solo participaron hombres ilustres sino también destacadas heroínas como Leona Vicario, Josefa Ortiz de Domínguez, María Ignacia Rodríguez (La Güera Rodríguez), Manuela Medina (La Capitana) María Fermina Rivera y muchas otras mujeres que ofrecieron su vida por ver un México independiente, libre y soberano.
Después de haber sufrido miseria, persecución y de haber luchado toda su vida Leona Vicario dejó de existir el 21 de agosto de 1842 en la Ciudad de México.
Junto a la conmemoración de la Independencia de México, el nombre y la gesta de esta ilustre y ejemplar mujer seguirán existiendo a través de los siglos. ¡Viva México! ¡Viva Leona Vicario!
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