MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Ante las agresiones de Trump, ¡que nadie se engañe con el espejismo del Estado 52!

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Es indudable que nuestra patria enfrenta nuevos retos a partir del pasado 20 de enero y necesitamos conocer a fondo el asunto para tomar acciones correctas y efectivas ante las embestidas del gobierno trumpista. Dentro de sus primeras acciones como presidente y a solo unas horas de haber llegado al poder, “Trump firmó cerca de 200 órdenes ejecutivas, entre ellas tres que impactan su relación con México. La primera orden fue para designar a los cárteles mexicanos como “organizaciones terroristas extranjeras”; la segunda para declarar “Emergencia Nacional” en la frontera sur y frenar la migración; y la tercera para imponer aranceles del 25 por ciento a los productos mexicanos y canadienses”, nos informa la revista buzos (revista del 21 de enero). Llegó el fatídico 1° de febrero y las amenazas se convirtieron en dura realidad: acoso extremo a los migrantes indocumentados (por miedo a la detención millones dejaron de asistir a sus empleos, de llevar a sus hijos a la escuela, acudir a los hospitales y las iglesias), redadas inmisericordes, los deportados viajan esposados en aviones militares, más de 4 mil llegan a México en pocos días, y cae la cuchilla de los aranceles contra todos nuestros productos. Es cierto que ya se aplazó un mes la entrada en vigor de los aranceles. Pero solo es una pausa, la espada sigue ahí, lista para degollarnos.

Toca al pueblo pobre entender el verdadero fondo de los intereses norteamericanos y aprestarnos a la lucha

Ante tan negro panorama, es evidente que no faltara quien, haciendo uso del sentido común más elemental, piense y concluya que, a los mexicanos, lo que más nos conviene es pasar a ser parte de EE. UU, como el Estado 52. Dirá esperanzado: si nos unimos en un solo país ya no existirán fronteras y tanto las mercancías como las personas podrán circular con plena libertad, ya no habrá aranceles. Podremos producir y vender nuestros productos sin ninguna traba; como ciudadanos del mismo país seremos libres de viajar por todos los estados de la Unión Americana aprovechando todas las oportunidades de desarrollo y de progreso existentes. Llamaremos a los que así piensan “los entusiastas”.

También están “los resignados” que muy a su pesar se inclinan por esa misma salida, con este razonamiento: hagamos lo que hagamos nos va a engullir Estados Unidos. Ante la brutal embestida gringa nada podemos, ya se vio que la presidenta portando en una mano la Declaración de los Derechos Humanos y en la otra el Himno Nacional no pudo hacer nada, incluso ya le declaró la guerra a la presencia comercial china, decomisó miles de toneladas de fentanilo, detuvo a más de 10 mil narcotraficantes y de todos modos nos cayeron los aranceles. Ahora ya está mandando 10 mil soldados a la frontera norte, porque así se lo impuso Trump.

Dado que está en juego el futuro de nuestra patria, nos atrevemos a dar respuesta a unos y otros. A “los entusiastas” les recordamos que nuestras pequeñas y medianas empresas, que dan trabajo al 90 por ciento de los que tienen empleo formal, tendrían que competir con tremendos gigantes, y ya sabemos que es ley en el capitalismo que el pez grande se come al chico, que los capitales capaces de hacer enormes inversiones en innovaciones tecnológicas logran producir más barato y arruinan a las pequeñas. En el aspecto social es conveniente tener presente que los WHASP (blancos, heterosexuales, anglo sajones y protestantes) que forman la élite gobernante en EE.UU., siempre han visto y tratado a los afrodescendientes norteamericanos como ciudadanos de segunda, y nosotros pasaríamos a ser de tercera categoría, con todo lo que ello implica.

A “los resignados” les diremos que no es agachando la cabeza como podremos salir adelante de los retos actuales, que por lo menos existen dos ejemplos históricos de triunfos conquistados gracias a la capacidad de lucha y de sacrificio del pueblo mexicano: la expulsión de los invasores franceses y la revolución mexicana.

Por otra parte, es importante que tengamos claro que Trump nos agrede buscando presionar a nuestro gobierno para que bloquee la presencia económica de China, en primer lugar, y aumentar su control sobre nuestro territorio y nuestros recursos, en segundo.

La población pobre, que en México somos 100 millones, no puede esperar que un supergobierno de América del Norte se preocupe por mejorar los niveles de vida de las mayorías, porque hay múltiples pruebas de que nunca lo ha hecho con los pobres estadounidenses. Como lo muestran los millones de muertos por Covid, en lo que EE.UU. resultó campeón mundial. La situación en que mantiene su sistema de salud completamente privatizado, de manera que te mueres si no puedes pagar altas sumas. Ahora mismo, con las redadas de inmigrantes está llevando a la quiebra a miles de pequeños empresarios que sobrevivían contratando indocumentados, sin que a Trump le preocupe su suerte, ni la de los pequeños comercios que deberán cerrar por falta de compradores.

Debemos estar alertas, porque el gran peligro de que las élites que gobiernan a ese país lleguen a ser dueños efectivos del territorio que ahora es México, es que hagan lo mismo que Israel está haciendo en Gaza con el apoyo norteamericano, simplemente extermina a los palestinos porque ya vio que les estorban. Trump acaba de declarar que EE.UU. reconstruirá la franja de Gaza con hoteles de lujo, pero no para los palestinos a los que está expulsando a los estados vecinos.

Los ricachos mexicanos no van a defender a la mayoría de los harapientos, como las élites musulmanas de los países árabes han visto impasibles el genocidio cometido en Gaza, porque prefieren aliarse a los asesinos del gobierno israelí, y de ese modo salvar sus negocios.

A “los entusiastas” los llamamos a investigar a fondo los argumentos aquí expuestos para que salgan de su confusión. A “los resignados” los invitamos a que se armen de confianza en las fuerzas del pueblo y se sumen a la tarea de formar un gran frente nacional en defensa de nuestra patria, porque es la única que tenemos. Toca al pueblo pobre entender el verdadero fondo de los intereses norteamericanos y aprestarnos a la lucha.

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