Del 20 al 27 de marzo, todo el país se deleitó con baquetes culturales que fueron posibles gracias a la disciplina y empeño de jóvenes artistas del pueblo mexicano, afines al Movimiento Antorchista Nacional, organización que desde su nacimiento ha forjado el arte y la cultura como un arma que sirve para la transformación de la sociedad en una capaz de sentir los problemas que aquejan a las mayorías y por lo tanto, se impulsen para formar parte de los que busquen cambiar esos hábitos de la sociedad. Sin duda, a muchos nos hubiera fascinado que lo que sería la “XXI Espartaqueada Nacional Cultural” se hubiera realizado de forma presencial, esta vez (por la contingencia sanitaria) se tuvo que realizar vía redes sociales del Movimiento Antorchista Nacional.
Y es que, como dice nuestro eslogan este año, nuestra organización, con la educación y entusiasmo del pueblo mexicano, ha venido sembrando el arte entre ellos mismos, la gente humilde de México. Y, usted se preguntará, estimado lector que hace favor de leer estas líneas, ¿Qué significa treinta y cinco años sembrando arte? Pues bien, quisiera decir que, la actividad cultural en nuestra organización no se constriñe solo a las “Espartaqueadas culturales”; si no que es una actividad que casi desde su nacimiento, Antorcha Campesina viene promoviendo, ya que consideramos que el arte es una poderosa arma trasformadora del hombre, de su conciencia, sensibilidad y voluntad, haciéndolo un ser humano mejor, con sus sentimientos y pensamientos más elevados, transformándolo en un hombre nuevo, más solidario, tolerante e inteligente y, por tanto, más capaz de convivir con sus semejantes y de ayudarlos a vivir una vida más plena.
No olvidemos, por ejemplo, que si nos remontamos a la historia, desde el primer momento de la existencia de la sociedad humana, el hombre cantó, creó música y poesía; el hombre danzó y bailo, pero además, una vez satisfechas sus necesidades primordiales, el género humano comenzó a hacer arte, primero como una necesidad de comunicarse con seres divinos (con sus dioses) y, después, como una necesidad intelectual y espiritual, reproduciendo el silbido de las aves, imitando el apareamiento de los animales, dando forma a diferentes materiales hasta crear figuras sorprendentes.
Por esta razón, en todo lugar donde realizamos trabajo político, (escuelas, colonias, fábricas o pueblos campesinos, entre otros) formamos grupos de danza, poesía, teatro, música y oratoria. Por eso usted, cuando se le es posible ver en todos nuestros eventos, por muy sencillos que estos sean, la participación de niños, jóvenes, adultos, y hasta personas de la tercera edad, mostrar sus aptitudes artísticas con emoción y pasión, porque estamos seguros que hoy más que nunca, la sociedad mexicana necesita la actividad artística, pues no solo de pan vive el hombre.
Vaya pues la invitación abierta a todos aquellos que así lo deseen, a formar parte de nuestros grupos culturales, que son muestra de avance y de superación.
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