Miguel Barbosa Huerta, gobernador de Puebla, defiende a “Los Celestino”, que son los caciques de Coyomeapan, en la Sierra Negra de Puebla. Esos caciques “ganaron” las elecciones de junio 2021 con la compra de votos, las negociaciones con el Instituto Electoral del Estado y gracias a su gran amistad con el barbosismo. David y Araceli Celestino Rosas han gobernado a ese municipio durante más de 11 años, pero desde hace un año la mayoría de la población se les ha rebelado y “Los Celestino” no han podido establecer un gobierno municipal porque la población les impide el acceso al municipio.
Los hermanos Celestino Rosas lograron el cobijo de gobernadores de diferentes partidos políticos del PRI, del PAN y de Morena. En 2010, David Celestino ganó la alcaldía al ser candidato del PRI. En 2014, lo sucedió su hermana Araceli Celestino, apoyada por el morenovallismo del PAN. Y en 2018, David volvió a ser presidente municipal. En las elecciones de 2021, los hermanos pusieron como candidato de la alianza Morena-PT a Rodolfo García López, el esposo de Araceli. Una vez que el Instituto Electoral del Estado validó las elecciones de 2021, que los pobladores acusan de fraudulentas, la familia de los Celestino gobernaría a Coyomeapan durante 14 años o más, porque se asegura que, en 2024, la candidata volverá a ser Araceli. Pero su poder no termina ahí: la misma Araceli Celestino se ha convertido en un cuadro de la 4T y ahora es diputada federal.
Ante estos hechos, los indígenas de Coyomeapan se rebelaron porque saben que “Los Celestino” son criminales. En la prensa poblana se han publicado las pruebas del secuestro de varios jóvenes en las elecciones de 2015, las amenazas de muerte contra los opositores en el municipio, el encubrimiento de delincuentes por parte de “Los Celestino”, así como otros delitos.
En la lucha contra el cacicazgo se ha unido casi todo el pueblo, aunque tengan diferentes ideologías políticas y militen en diferentes partidos políticos. Y el mayor problema que enfrentan es que se trata de una lucha contra un Gobierno estatal, de corte morenista, que usa la ley y las armas para someter a sus enemigos. Aunque han acudido al Palacio Nacional para pedir ayuda, el presidente López Obrador no los ha escuchado.
A inicios de septiembre de 2021, luego de ser llamados a una supuesta mesa de trabajo con representantes del Gobierno del estado en el CIS de Ajalpan, tres de los líderes del movimiento Unidad por Coyomeapan fueron detenidos y encarcelados. Querían obligar al movimiento a rendirse encarcelando, de manera ilegal, a sus dirigentes. Pero los indígenas no cedieron y continuaron con la lucha.
La tarde del 9 de mayo, la Policía Estatal y sicarios contratados por “Los Celestino” asesinaron a tres campesinos, uno menor de edad, e hirieron a nueve más, tres de los cuales se reportaron como muy graves, para frenar el movimiento contra el cacicazgo en Coyomeapan. La oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) concluyó que la masacre del 9 de mayo en Coyomeapan se trató en realidad de ejecuciones extrajudiciales. Al día siguiente de la masacre, el gobernador afirmó que no hubo muertos, después dijo que se trató de una agresión de delincuentes contra la policía y, finalmente, tuvo que aceptar que sus fuerzas de seguridad sí asesinaron a los indígenas.
El problema es muy delicado. “Los Celestino” tienen mucho poder y apoyo de Morena, pero los indígenas no se rinden. El Movimiento Antorchista en Puebla considera que la lucha contra el cacicazgo es necesaria y, de ganarla, puede comenzar una era de desarrollo en el municipio. Para que los indígenas triunfen es urgente la unión de su movimiento con fuerzas políticas progresistas en el estado, que los apoyen en la batalla contra los caciques y el Gobierno estatal en Puebla. Los antorchistas seremos solidarios con los indígenas de Coyomeapan para impedir que a su movimiento lo aplaste el gobierno de Miguel Barbosa.
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