“Intentar, desafiar, persistir, perseverar, ser fiel a sí mismo, pelear a brazo partido con el destino, dejar asombrada a la catástrofe cuando ve qué poco miedo nos da, resistir, plantar cara: ése es el ejemplo que necesitan los pueblos y la luz que los electriza”.
Víctor Hugo
Desde el arribo de López Obrador al poder, ningún analista o dirigente político de oposición que tenga voz en los medios masivos ha señalado el verdadero fondo de la política e ideario de la 4T; la mayoría, cegada por el odio y/u ocultando sus verdaderas intenciones, se van contra la persona. Algunos periodistas señalan con ironía las contradicciones del presidente (que no hay día en que los fanáticos pejistas no saquen espuma por la boca y el teclado) criticando también lo poco bueno que pueda tener la 4T. Pero tampoco van al fondo. Y están los disidentes que, en lugar de plantearse construir otra alternativa, se empeñan ingenuamente, en querer hacer que AMLO corrija sus errores, o en atacarlo vengativamente.
Además de otras razones es que el debate nacional es demasiado pobre, lleno de insultos y descalificaciones, posiciones extremistas o, peor aún, buenas intenciones, pero sin ningún plan concreto para sacar al país del hoyo en que se encuentra. Esto es así, porque cada grupo, dirigente, partido o sector, quiere tomar el timón completo, demostrando con ello que en lo último que piensan es en el bienestar de México y su gente.
No sucede así con el dirigente nacional del Movimiento Antorchista, el ingeniero Aquiles Córdova Morán. Con la 4T gobernando, él ha señalado de manera sistemática el fondo de la política lopezobradorista y planteado alternativas no sólo concretas sino viables. A riesgo de parecer defensor a ultranza del pensamiento y actuar del dirigente antorchista, diré lo que conozco, pues he revisado archivos inéditos durante años y sido testigo cercano de su actuar.
Desde su juventud el Maestro Aquiles ha debatido con líderes estudiantiles y populares, cuyas ideas han sucumbido ante la realidad del proceso histórico; ha refutado con firmeza e inteligencia a todos los ataques mediáticos contra la organización, que lanzan plumíferos a sueldo o alguno que otro vulgar escritor que quiere hacerse pasar por intelectual progresista; ha exhibido a los energúmenos políticos que están detrás de dichos ataques, que no dan fe de lo mal parados que quedan; ha puesto en la silla de los acusados a la teoría económica que por años fundamenta y sostiene el status quo y sigue generando cada día más desigualdad, señalando puntualmente, bajo el auspicio de la teoría marxista, las mentiras pasadas por verdades; ha repasado tratados filosóficos desde los orígenes de la filosofía hasta las “novísimas” corrientes de ésta, corriendo el riesgo de una burla de algún académico con aires de Zeus, que siente que invaden su olimpo, para anclar el pensamiento a la realidad latente y evitar distracciones e instaurar el cielo terrenal.
Pero, sobre todo y ante todo, se ha dirigido, con clara exposición, con mucha paciencia y, diría yo, con mucho cariño y respeto, a un público, que como dice él, “es al que en realidad me dirijo, al pueblo pobre de México”. Con ese enfoque es que desde que se lanzó a la palestra de la lucha social, ha impartido miles de conferencias a campesinos, colonos, obreros, estudiantes, profesionistas, hasta dialogado con intelectuales y artistas respetables con el propósito de convencerlos de la justeza de su lucha y, por tanto, invitarlos a simpatizar con ella en la medida de sus posibilidades porque, “yo no soy filósofo ni economista, bueno ni político, me he hecho algo de todo eso porque así me lo ha exigido un compromiso social que ese sí es muy real, muy profundo, y es el que ha guiado toda mi vida hasta el día de hoy y espero que hasta el día que yo me muera”. Es decir, a lo largo de prácticamente toda su vida, el fundador y líder de Antorcha, no ha cesado en prepararse teóricamente, estudiando, investigando, contrastando, desmenuzando los elementos de un fenómeno para explicarlo, sustentando así y de manera rigurosamente científica, su lucha. Todo esto con el objetivo de organizar y educar a las capas más pobres del país, para llevarlas a la lucha por sus derechos más elementales y así construir una Patria plena y justa para todos sus hijos.
Desde que la pandemia imposibilitó las reuniones que unían multitudes, el Maestro Aquiles añadió a sus análisis escritos, un pronunciamiento semanal en donde toca algún tema coyuntural, para señalar la navaja dentro del pan. Lo hace con mucha elocuencia, sosteniendo sus afirmaciones con datos dados por no pocas instituciones nada sospechosas de izquierdistas, y blindadas con el agudo método dialéctico.
Por poner un ejemplo, en el último pronunciamiento acaba de plantear las verdaderas intenciones que tiene Estados Unidos con Latinoamérica, una vez que ha abandonado parte importante del Medio Oriente, pues mientras la inmensa mayoría de los seres humanos está tratando de sobrevivir en medio de esta crisis económica y sanitaria, el gran capital aprovecha la oportunidad para plantear “El Gran Reinicio”, haciendo uso de títeres manejables que ni cuenta se han de dar de ello, como sostiene que se ha demostrado recientemente con el papel que jugó López Obrador, al encabezar la VI Cumbre de la CELAC el pasado 18 de septiembre.
Lamentablemente Antorcha no tiene el recurso suficiente ni la autorización de los monopolios mediáticos como los comentaristas y personajes antes referidos, ni mucho menos, para que llegue a los hogares de manera masiva, pues con lo único que cuenta es con el pueblo organizado en sus filas y los pocos espacios que le brindan algunos medios, dejando casi al margen a una pluma autorizada y digna de tomarse en cuenta, pues son llamamientos puntuales que plantean por qué y cómo detener este retroceso político y económico que viene generando la 4T, invitando a todo aquel que desinteresadamente quiera construir un mejor país.
Es por ello, que los análisis, pronunciamientos, del dirigente antorchista, se tornan indispensables para aquellos hombres de corazón noble, pero dispuestos a trabajar con todas su creatividad y ganas. Los académicos, intelectuales y los periodistas objetivos, incluso, los dirigentes desencantados de la 4T, tienen que dejar a un lado sus prejuicios sobre Antorcha, y escuchar con atención estos pronunciamientos, pues el llamado de una organización que resiste a pesar de los ataques de este gobierno, no tiene mayor intención que la de organizar y luchar con el pueblo de México, tarea que seguirá haciendo en las entrañas del mismo, cueste lo que cueste.
Termino con una anécdota. Cuenta Gerard Walter que Lenin no era el único exiliado que quería volver a Rusia una vez enterado del estallamiento de la revolución, sino que se creó un comité especial, integrado por representantes de todos los partidos, a fin de acelerar ese regreso en la medida de lo posible. A pesar de sus diferencias políticas, el plan de Mártov fue aprobado por el propio Lenin, llamándolo “muy bueno y seguro”. Sin embargo, a la hora de ejecutarse, los mencheviques y los socialistas-revolucionarios cambiaron de parecer. Lenin nuevamente de acuerdo declaró que esperaría unos cuantos días más, pero que, si veía que las cosas se prolongaban, partiría solo sin esperar a los demás. Estaba convencido de que toda Rusia revolucionaria comprendería y aprobaría su decisión, pues “llevaba ya treinta años en los que ‘durante veinticuatro horas al día’, como decía antaño uno de sus enemigos, no vivía más que por la revolución y para la revolución. La vida no tiene otro sentido para él”. Lo demás, estimado lector, es historia.
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