Los daños que causó el huracán “Pamela” el 13 de octubre fueron inmensos, como se puede apreciar en la siguiente nota de eluniversal.com.mx del día 18 de octubre: “Durante la sesión extraordinaria del Consejo Estatal de Protección Civil se firmó el documento que incluye siete municipios afectados por el paso del huracán; destacan daños estructurales a la infraestructura carretera, caminos, vivienda, escuelas, pérdidas para ganaderos, agricultores y pescadores, además de afectaciones al sector turístico. En la sesión se informó que en Acaponeta hubo 28 mil 212 afectados, en Huajicori 6 mil 904, en Tecuala 15 mil 300, en Tuxpan 26 mil 846, en Rosamorada 11 mil 943, en Ruiz 15 mil 706 y en Santiago Ixcuintla 7 mil 729, dando un total de 108 mil 922 damnificados por "Pamela"”.
Estamos pues, hablando de casi 110 mil nayaritas afectados por inundaciones, mismos que perdieron prácticamente todo o lo poco que poseían, ropa, calzado, enseres electrodomésticos; sus viviendas salieron afectadas, las cosechas se perdieron, los caminos y carreteras salieron perjudicadas, en fin, los daños son cuantiosos, y como siempre los más humildes son los más afectados.
Se sabe que hay malestar en los afectados porque no se está atendiendo su problemática; en Tuxpan la gente expresa que ahora ha habido menos apoyo y atención en comparación a cuando se presentó el huracán Wila; en las calles de la ciudad todavía a finales de octubre, se apreciaba el lodo, desechos y fugas del sistema de drenaje; igualmente se dice, que las obras no se pensaron bien, como el bordo, que no fue suficiente para contener el agua y el puente construido hace tres años entre peñas y Tuxpan y que colapsó con estas venidas de aguas; que se prioriza levantar un censo cuando la gente ya requiere de las ayudas y los mismos municipios requieren ya de recursos para restablecer caminos y demás infraestructura dañada.
Y, ante esta situación desesperante donde se requiere actuar con más rapidez y donde se necesita dar una respuesta al problema de cómo evitar las inundaciones ¿qué se está haciendo? ¿cuál es la respuesta oficial? De manera local realmente se puede hacer muy poco, el estado no cuenta con recursos económicos, los municipios menos, varios de ellos no saben qué hacer ante estos problemas, por lo que solo se depende de la ayuda federal.
Pero aquí es importante señalar que el gobierno federal actual es el que desapareció el FONDEN, el programa que liberaba recursos para enfrentar casos de emergencias provocadas por sismos, lluvias, huracanes, etcétera, lo que permitía, a pesar de los errores que el presidente AMLO ha señalado que tenía este fondo, permitía, repito, que los recursos para atender las contingencias en todo el país se liberaran y de esa manera ayudar a la gente. Ahora nos queda claro que con desaparecer este programa, el más perjudicado fue el pueblo porque ahora no hay dinero programado para hacerle frente a estos problemas.
Hoy, el presidente dice que los recursos serán directos, pues que lo haga, pero que sea rápido, porque ya tenemos la experiencia de Tabasco que ni por ser su tierra natal se metió él a fondo para solucionar el problema de los damnificados de las últimas inundaciones en ese estado. En aquel caso se ventiló públicamente que el censo para limpieza de vivienda se realizó con un sesgo partidista, que muchos afectados no recibieron el apoyo económico para limpieza de su vivienda, y es más, hubo muchas comunidades, sobre todo las más alejadas, que ni siquiera recibieron una despensa por parte del gobierno federal.
Ante este antecedente no es posible confiarse a la palabra del presidente, su respuesta hasta ahorita ha sido el de enviar, así lo publicó la prensa, 50 mil despensas, noticia que se difundió ampliamente cuando menos localmente, como si ahora sí el gobierno estuviera muy preocupado de los problemas, pero si vemos las cosas de manera más fría, sin menospreciar la cantidad brindada, bien podemos preguntarnos, ¿serán suficientes 50 mil o 100 mil despensas para tanto damnificado? La respuesta es que no, pero hay algo más, todo mundo sabemos que las despensas solo son un paliativo momentáneo, temporal, porque ahorita se entrega la despensa, pero al tercer día se acabó.
Nos unimos al llamado para que el gobierno federal libere ya los recursos económicos para ayudar a la reconstrucción, mejoramiento y limpieza de las viviendas y que se incluyan a todos los ciudadanos al padrón levantado por la Secretaría de Bienestar, sin distingo partidista.
Pero sobre todo, hacemos un llamado enérgico al gobierno federal para que no le dé vueltas al problema principal, al problema de las inundaciones, que no se resolverá con entregas de despensas sino con una respuesta basada en estudios técnicos y científicos de cómo evitar futuras inundaciones, donde se contemplen grandes obras de infraestructura hidráulica, como puentes, bordos, presas, etcétera, pero que en verdad se le destinen los recursos necesarios para que podamos estar seguros de que ahora la solución va a fondo.
Si no se propone un plan serio y se le programan los recursos económicos para ejecutarse, las desgracias seguirán presentándose continuamente en el norte de nuestro estado y permitiremos que el gobierno actual siga simulando que ayuda al pueblo.
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