En nuestro país, millones de mexicanos están desempleados o trabajan en la informalidad como comerciantes ambulantes, albañiles, lava coches, etcétera, los cuales no tienen un ingreso fijo y seguro que les permita sostener a sus familias, y los que cuentan con un empleo formal, estos viven con salarios que apenas les alcanza para sobrevivir, salarios que la inflación ha pulverizado.
“De acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Inegi, al corte de octubre 2022, se registraron 32.4 millones de mexicanos trabajando en estas condiciones, mientras que el empleo formal alcanza 26.1 millones de plazas activas”. (Eleconomista.com).
Lo anterior es debido al modelo neoliberal que existe en nuestro país y que, aunque AMLO lo quiera acabar por decreto, sigue más vivo que nunca, pues todas las medidas que en el terreno económico (política salarial, política fiscal regresiva, etcétera) que tiende a tomar este gobierno de la 4T son para reforzar el régimen y hacer que los empresarios nacionales y extranjeros sigan incrementando sus fortunas, diga se lo que se diga, a costa de mantener a millones de trabajadores en el desempleo y la pobreza.
Veamos algo sobre la inversión extranjera: “Entre 1999 y el tercer trimestre del 2022 en San Luis Potosí se captaron 15 mil 85.8 millones de dólares en capital extranjero, de acuerdo con las cifras de la Secretaría de Economía. El capital proviene principalmente de Estados Unidos con una inversión de 5 mil 761 millones de dólares; seguido por Alemania con una inversión total de 2 mil 461.5 millones de dólares…”. (Plano Informativo 14 de febrero de 2022)
Es cierto que la inversión extranjera genera empleos, lo cual no es malo. Pero aquí debemos preguntarnos dos cosas: primero ¿esta inversión del extranjero en nuestro estado, y la que se da en el país, resolverá el problema del desempleo? Segundo, ¿los empleos que genera el capital foráneo están bien remunerados y permiten un mejor nivel de vida para los obreros que trabajan en estas empresas? Las respuestas están a la vista. Estamos hablando de un reporte de más de dos décadas. En nuestro estado, como en el país entero, el desempleo real es muy elevado aun y con las inversiones privadas del extranjero. Por lo que se refiere al salario sabemos que estas empresas de otros países vienen a nuestro país, entre otras cosas, por mano de obra barata y hacerse de nuestros recursos naturales.
En conclusión, la inversión extranjera no es la solución a nuestros problemas. Se requiere un gobierno que verdaderamente impulse la economía nacional de manera integral y no vea la inversión de fuera como la medida milagrosa que va resolver el desempleo y las malas condiciones en que viven los trabajadores.
Lo que México necesita es un cambio del modelo neoliberal, que sólo ha servido para enriquecer tanto a empresas extranjeras como a grandes empresarios mexicanos como Carlos Slim, dueño de Telmex, grupo Carso, entre otras empresas, y cuya fortuna asciende a 81 mil millones de dólares; a German Larrea, dueño de grupo Minera México cuya fortuna es de 30 mil millones de dólares, entre otros.
Necesitamos un modelo económico y social más justo y humano que reparta mejor la riqueza social ya que según el Coneval en nuestro país el número de personas en situación de pobreza en el período que va de 2018 a 2022 (periodo de gobierno de AMLO) se incrementó de 52 millones a 55.7 millones de mexicanos, esto es 3.7 millones de mexicanos pasan a la pobreza. Se necesita un modelo que distribuya más equitativamente la riqueza social que crean todos los trabajadores y que no la concentre en unas cuantas manos.
Antorcha ha propuesto cuatro ejes, sobre los que se debería guiar el nuevo modelo de país. Estas son: primero, empleo para todos los mexicanos que estén en edad de trabajar; segundo, salario bien remunerado que permita a los trabajadores y sus familias satisfacer sus necesidades básicas de alimento, vestido, vivienda, etcétera, de una manera digna; tercero, una política fiscal progresiva en la que pague más impuestos los que más ingresos tienen; y cuarta medida, que se haga un gasto social dirigido a los más pobres, creando escuelas, clínicas, infraestructura urbana, etcétera. Solo así nuestro México será un país más justo para todos sus hijos.
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