Con motivo de la celebración por el Día del Niño, fecha que pone de relieve los derechos de los infantes; por ejemplo, el derecho a la vida, a la salud, a la educación, a la alimentación, resulta un bombazo que contradice la alegría con que funcionarios de gobierno celebran a la niñez.
Es un bombazo porque, de acuerdo con datos del INEGI, en México, 3.3 millones de niños padecen explotación laboral, de los cuales, el 7.9 por ciento son por actividades de ambulantaje, el 14.0 por ciento en el comercio, el 24.5 por ciento en construcción, minería e industria, y el 31.6 por ciento en actividades agrícolas. 3.3 millones de niños que deberían estar en un aula estudiando y preparándose para convertirse en un futuro profesionista al servicio de su país, ya está trabajando.
La causa fundamental por la que los niños abandonan la escuela es la necesidad de tipo económico en el seno familiar, las carencias alimentarias los obligan a sumarse a las actividades laborales para solventar los gastos en el hogar.
No podemos hablar de una niñez encaminada a un futuro digno, cuando en la familia no hay ni para comer. Por tanto, las políticas erróneas que ha emprendido el Gobierno federal con los programas de transferencia monetaria no han sido suficientes para disminuir el número de infantes que necesitan trabajar. Solo ha demostrado que lejos de ser un programa eficaz, ha sido un programa electorero.
Sí a esto le sumamos los programas sociales que la 4T ha desaparecido, como las guarderías, las escuelas de tiempo completo completan el cuadro que obliga a los padres a buscar mayores ingresos para el sostenimiento de la familia, y así podemos entender la necesidad que los orilla a valerse de los hijos para realizar trabajos.
El propio sistema económico ha desintegrado a las familias, pues en un principio solo el jefe de familia trabajaba, pero el encarecimiento de la canasta básica orilló a las madres a insertarse también al mercado laboral, y ahora hasta los niños, pues lo que el sistema necesita no son profesionistas que estén pensando en las formas de resolver los problemas sociales del país, sino trabajadores que realicen jornadas laborales sin reclamos, y la mejor forma es que lo hagan por necesidad porque aquél que trabaja por necesidad jamás protestará por las negaciones de la explotación laboral.
Llegará el día en que los trabajadores comprendan que en realidad existe una verdadera alternativa a todos los males del país, una alternativa que se encuentra en su propia unidad, es decir, el día que el pueblo se organice conscientemente, podrá actuar como el verdadero actor en la transformación de la sociedad para bien de todos.
Hasta lograr eso, serán capaces de edificar una sociedad en la que no haya explotación, en la que no haya pobreza, y en la que los niños no tengan que trabajar para llevar un mísero salario al hogar, sino que ese niño se estará preparando para formar un gran grupo de científicos que en su momento trabajará por el verdadero desarrollo del país.
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