Con la celebración en México del Mundial de Futbol en 2026 y las cuantiosas ganancias financieras que seguramente derramará, está ideado construir el llamado “Conjunto Estadio Azteca” por los dueños del coloso de Santa Úrsula que lidera el multimillonario Emilio Azcárraga Jean, también propietario del poderoso e influyente consorcio Televisa. Una megaobra sobre los terrenos aledaños al famoso estadio de la capital para el deporte de las mayorías, le dará más vista y dicen sus promotores, beneficios a las colonias que lo rodean y a los alrededores de la zona.
Del proyecto hasta ahora se conoce que constará de un gran centro comercial de cuatro niveles y un hotel de siete niveles en uno de los costados del Azteca y que incluye siete niveles para estacionamiento con 925 cajones que se sumarán a los 6,718 existentes. No se conoce públicamente la información completa y verificada.
Una obra de tal magnitud reclama muchos servicios y facilidades que la Ciudad de México no tiene. Empezando por el abasto de agua todos sabemos es insuficiente a los que vivimos en esta gigantesca urbe de nueve millones de gentes, a la que constantemente se suman más. Sus reservas del líquido en el subsuelo están sobreexplotadas desde hace tiempo siendo motivo de onda preocupación de los estudiosos del problema; se pierde ante la impavidez de la autoridad el 40% del líquido por fugas de las tuberías (Greenpeace nos lo acaba de recordar) mientras el tandeo de agua persiste, nos persigue en 214 colonias de esta gran ciudad, y para completar la trasladamos del Cutzamala en el Estado México. En movilidad los gobiernos presentes y anteriores no han sabido o podido llevar a cabo los planes para desatorar con éxito la marabunta de automotores que en número crece y crece con los atascos nuestros de cada día que igual se multiplican. Todos los días vivimos tensos y con perjuicios de salud y un aire lleno de tóxicos.
Nos hacen falta áreas verdes, muchos jardines a la mano, un mejor, ecológico y seguro transporte público, un Metro que no se descomponga ni se desplome ocasionando víctimas, heridos y muertos; cómo extrañamos unas vialidades pavimentadas sin tanto bache y bien iluminadas. En fin, los destrozos que tenemos en esta metrópoli que merece un mejor destino y ser el modelo excelso del país, y que, por la superficie y en sus entrañas carece de verdaderos arreglos de mejoramiento a largo plazo, nos obligan a pensar cuando sabemos de proyectos impulsados por empresarios muy poderosos y con pronunciadas relaciones y complicidades con el poder político, que debemos poner firmes barreras, si tratan de burlar a la población prometiendo espejismos falsos con el único y condenable propósito de hacer más dinero para los pudientes económicamente, despreciando y desdeñando los temores fundados de los posibles o próximos perjudicados con el señuelo del “progreso” para todos.
De la obra que trato en esta oportunidad, del “Conjunto Estadio Azteca”, desde el principio sus detractores han señalado con insistencia al ocurrir su lanzamiento a mediados del año pasado que la información estaba plagada de inconsistencias y zonas muy oscuras de información que despertaron de inmediato la desconfianza de los avecindados más alertas en las alcaldías de Coyoacán y Tlalpan, que son los territorios por donde se esparcirían sus prometidos beneficios o sus perjuicios, por lo que sintieron que les afectaría en grado mayor y se constituyeron en asambleas de pobladores en contra del megaproyecto que complementará al Estadio Azteca. Sus razones: en la zona se padece grave escasez del recurso hídrico por lo que alrededor de 30 colonias se verán gravemente afectadas, hará más difícil la movilidad y la calidad del aire y las descargas de aguas negras que inundan las avenidas por la saturación del drenaje serán de pronóstico reservado. Por último agregan dos causas más a su oposición manifestada con protestas públicas y manifestaciones: la plusvalía de los terrenos y casas de la zona aumentará y con ello los impuestos y la luz a pagar, y de rebote, padecer con la frecuencia en aumento la violencia aparecida con las porras de los equipos.
A esta situación de emergencia en la población circundante debido al fastuoso proyecto que comento, ¿cuál ha sido la posición de las autoridades de esta capital? Hacerse de la vista gorda, estorbar e ignorar los pedidos de ayuda, por ejemplo, negar un punto de acuerdo en el Congreso de la Ciudad para obligar al gobierno de Claudia Sheinbaum dar a conocer los verdaderos alcances del proyecto, el punto de acuerdo fue rechazado de un plumazo por la mayoría de legisladores morenistas y aliados. Esta última actitud es la de todas las instancias y dependencias de gobierno de la capital, que están estrechamente unidos para sacar adelante este nuevo Frankestein inmobiliario. Total, al fin de cuentas impondrán su voluntad.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario