El término de la canasta básica hace alusión al conjunto de productos y servicios que se consideran esenciales para el bienestar y subsistencia de una familia; se compone de dos aspectos: la básica alimentaria, misma que se refiere a los alimentos indispensables para aportar los nutrientes necesarios en el desarrollo de un individuo, entre ellos se encuentran: el maíz, trigo, arroz, carne de res, cerdo, pollo y procesadas, así mismo pescado fresco, leche y sus derivados, aceites, tubérculos, verduras y legumbres, leguminosas, fruta, azúcar y mieles; y la de servicios, entre los que se encuentran, el transporte público, limpieza y cuidados de la casa, cuidado personal, educación, cultura y recreación, vivienda, prendas de vestir y calzado, cuidado de la salud, enseres domésticos y mantenimiento de la vivienda.
El salario de un trabajador debería alcanzar para satisfacer todas estas necesidades elementales de la familia. En diciembre de 2021, de acuerdo con el CONEVAL, la canasta básica alimentaria se encontraba en 1844 pesos en zonas urbana y 1344 en zonas rural; mientras que la de servicios en 1697 pesos en zonas urbanas y 998 pesos en zonas rurales. El total de la canasta básica era de 3542 pesos en zonas urbanas y 2343 pesos en zonas rurales, al mes por persona. Se necesitaba un promedio de ingresos de nueve mil a catorce mil pesos al mes para satisfacer dicha canasta básica (en una familia de cuatro integrantes).
De acuerdo con Héctor Iván del Toro Ríos, investigador del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA) de la Universidad de Guadalajara, actualmente se necesitan destinar 11 mil 529 pesos al mes para adquirir los productos de la canasta básica y alrededor de 10 mil 653 pesos para la de servicios, sumando un total de 22 mil 182 pesos; sin considerar los gastos por cuidados de salud en la caso de enfermedades crónicas y gastos de medicamentos, lo que incrementa el presupuesto a 38 mil 546 pesos. Una cantidad que difícilmente logra reunir un trabajador promedio en el país.
Ahora bien, la inflación es determinada por la subida de precios en las mercancías y servicios existentes en el mercado en un cierto periodo de tiempo, refleja el poder adquisitivo de la moneda, qué tanto es posible adquirir de bienes y servicios. Su movimiento se debe a varios factores entre los que destacan la escasez de bienes.
Como México es un país que depende de otras economías para mantener estabilidad y crecimiento económico, lo que suceda en otros países como Estados Unidos (EE. UU.) tiene un efecto mayor en México. En los últimos días, la inflación en el país no deja de aumentar y está provocando un golpe duro en los bolsillos de los mexicanos, superando un incremento del 7.99 por ciento, cifra más alta desde el año 2000, según los expertos.
Para evitar un golpe mayor en la economía de las familias, el Estado debería crear programas para subsidiar y asegurar la seguridad alimentaria; mejorar el aumento de los salarios y crear más, pero de forma permanente; sólo así los mexicanos tendrán condiciones para soportar esta subida de precios y ayudar a mejorar la economía del país.
Está claro que México necesita un modelo económico diferente y mejor, puesto que no se ha eliminado el sistema de la libre competencia (neoliberalismo) como nos lo hizo creer Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Pero, además, la política asistencialista de su gobierno está mal aplicada, los gastos del presupuesto de los mexicanos se han ido a sus mega obras, mismas que serán elefantes blancos, como lo vemos con el AIFA y lo que será la refinería de Dos Bocas. Y para no darnos cuenta de todo esto, ahora la IUF “va, ahora sí, contra Peña Nieto” un distractor más de esos que saben usar para no darnos cuenta de que la 4T sigue siendo lo peor que le ha pasado al pueblo mexicano.
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