Han pasado varios años y varias generaciones desde que el preescolar Antón Semionovich Makarenko, la escuela primaria Miguel Hidalgo y Costilla, la secundaria Felipe Carrillo Puerto y el bachillerato Rafael Ramírez, de la colonia Unidad Antorchista, demostraron que al pueblo pobre puede educarse con calidad y sin necesidad de gastos cuantiosos que solo una pequeña parte de la población pueda pagar.
Siempre obedeciendo el lineamiento de la Secretaría de Educación Pública (SEP), el centro educativo ha basado su desempeño en el vínculo indisoluble que existe entre la realidad y la pedagogía, hemos unido nuestra praxis científica al deporte y el arte, medios indispensables para la formación multilateral de nuestros alumnos.
En 2021, iniciamos un método para la enseñanza de la lengua extranjera que dio éxito sobre la base de sus resultados, hemos motivado a la lectura de literatura universal potenciando así las habilidades de retención y atención lectora, y hemos implementado también talleres culturales y deportivos que tienen grandes resultados en la localidad, colocando a los jóvenes de nuestro instituto en la cúspide de estos eventos. Además de rallys deportivos y científicos, conferencias, visitas a museos, concursos que potencian la empatía por nuestras raíces, desfiles y un largo etcétera.
No ha sido gratuito y mucho menos sencillo, el apoyo fundamental de los padres de familia y maestros, quienes trabajan sin recibir salario, han sido indispensable para la formación de nuestros jóvenes y, sin duda el respaldo de nuestra organización Antorcha Revolucionaria ha podido hacer que esto se materialice en la infraestructura, gestiones y dirección de nuestras instituciones que el día de hoy son una opción real para los niños y jóvenes no sólo de la colonia, sino de lugares aledaños que han optado por el Centro Educativo como su alma mater.
La formación de los maestros es también de calidad, pues han sido reconocidos en sus escuelas de origen como los mejores promedios de su generación (y tenemos cómo comprobarlo) cualquiera trabaja a cambio de un salario, pero los años que los maestros del Centro Educativo han trabajado sin recibir algo a cambio de su esfuerzo y dedicación habla, sobre todo, de ése espíritu noble y de la preocupación real por la educación de nuestros jóvenes. El Eros Pedagógico que manifiestan se ve palpable en sus resultados.
Aún con todos estos beneficios materiales, hay quienes ya construido el edificio educativo de calidad quieren hacerse de éste por la fuerza para seguir sólo sus intereses mezquinos. Gente que ni siquiera tiene a sus hijos en las escuelas y que sólo buscan desestabilizar y causar terror al interior de nuestro Centro Educativo y nuestra colonia.
Por esto, hoy, padres de familia, maestros, alumnos y habitantes de nuestra colonia alzamos la voz, exigiendo un alto a las amenazas e intentos de desestabilizar nuestra institución y causar terror en su interior. Nosotros formamos parte de la comunidad y vamos a defenderla. Las escuelas antorchistas son escuelas progresistas.
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