MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Clases presenciales en peores condiciones y carencias

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Cuando menos en el sexenio anterior al gobierno lópezobradorista y, obviamente, de la pandemia del coronavirus que está azotando a nuestro país y al mundo, organismos nacionales e internacionales, así como, organizaciones civiles y sindicatos magisteriales realizaron y dieron a conocer públicamente varios estudios serios de los problemas de fondo de la educación en México. En sitios digitales están disponibles artículos de analistas en temas sociales en el que aportan datos que suenan contradictorios, en uno de ellos se dice que en los últimos cuatro años del gobierno de Enrique Peña Nieto se gastaron más de 47,500 millones de pesos para mejorar los edificios de las escuelas.

Según los columnistas, es la mayor inversión de la historia para el mantenimiento de los planteles. Pero al mismo tiempo advirtieron que el dinero no fue suficiente para mejorar la evaluación del sistema educativo del país. Señalaron que de entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México tiene el peor desempeño en el aprendizaje de ciencias, lectura y matemáticas. Sin embargo, después de cuatro años y miles de millones de pesos gastados, el país sigue en el último lugar en la evaluación educativa de la OCDE.

Los especialistas indican que el dinero, por sí solo, ha sido insuficiente para abatir a fondo el rezago histórico en el sistema educativo del país, ya que además de atender las malas condiciones de las escuelas, se deben resolver los problemas en la capacitación de los maestros, la exclusión que padecen miles de alumnos que no pueden concluir sus estudios por vivir en lugares alejados de los centros urbanos como las zonas indígenas, entre otros. En esto reside los nulos resultados que tuvo la mencionada inversión “histórica” en el presupuesto pues, se concentró en dar el mantenimiento que por varios años se había dejado de aplicar a los planteles.

El dinero destinado para abatir el rezago educativo en el sexenio anterior fue insuficiente porque tampoco estaba claro el número de escuelas que existían en el país, ni sus condiciones de operación. Un censo realizado durante más de un año reveló que casi la mitad de los 150,000 planteles no tenían drenaje. Además, una quinta parte carecía de agua potable y en más de 40.000 no había baños o electricidad. Un estudio de Mexicanos Primero revela que el 59% de las escuelas del país operan en malas condiciones. Remediar los problemas de todas se necesitarían muchos años para que las escuelas salgan de una situación precaria a una aceptable. 

Como sabemos, nuestro país lleva casi tres años bajo la política de austeridad republicana implementada por el gobierno de la “Cuarta Transformación”, además de que en medio de la pandemia el gobierno morenista, a través de la titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Delfina Gómez Álvarez anunció brutales recortes a la SEP. De tal manera que si nos fijamos tan solo en la infraestructura educativa, la situación no puede estar mejor, y por lógica elemental se requiere una inversión mucho más grande que la referida inversión “histórica” de los 47,000 millones de pesos para poner a funcionar todo el sistema educativo. Basta un ejemplo: 

En días recientes, diferentes medios de comunicación dieron a conocer que en Jalisco, 625 escuelas de educación básica fueron saqueadas durante el paro de actividades por la emergencia sanitaria ante la covid-19. En el estado hay 6, 200 escuelas, de las atracadas la mayor parte de los centros escolares registran robo del sistema hidrosanitario y cableado eléctrico. El secretario general de la sección 16 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elpidio Yáñez Rubio, comentó que de los planteles educativos saqueados, 450 son de la federación, y al menos entre 80 y 90 escuelas se encuentran en condiciones inoperables. 

Pero el presidente Andrés Manuel López Obrador, desde hace algunos meses al igual como al inicio de la pandemia viene afirmando que "No hay nada que temer" y es factible el regreso a las escuelas y anunció que, a mediados de mayo, habrá condiciones para regresar a clases presenciales en el sector público y privado y descartó una tercera ola de contagios por la pandemia. Sin embargo, como consecuencia de una de las frases de AMLO del “No pasa nada” minimizando la letalidad de la covid-19, al momento de escribir estas líneas, de acuerdo con el reporte de la Secretaría de Salud Federal, en México suman 217 mil 168 muertos por coronavirus y hay 2 millones 347 mil 780 casos confirmados oficialmente.

De tal manera que, tras la decisión inminente del gobierno del presidente López Obrador de reanudar las clases presenciales pese a la situación de la pandemia, los mexicanos debemos respaldar la exigencia de las organizaciones como la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios “Rafael Ramírez” (FNERRR) y la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), para que se vacune a los estudiantes antes del regreso a clases y se ejecuten las obras materiales y sanitarias en las escuelas que lo requieran, entre otras demandas.

El pueblo mexicano responsable y consciente, pero en especial padres de familia, maestros y todo el estudiantado del país, tienen que hacer un frente nacional que recurra incluso a la protesta popular para que no se vuela a incrementar la tragedia social de nuestro país. Tenemos la obligación de evitar que las clases presenciales se reanuden en peores condiciones y con más carencias que antes de la pandemia y del gobierno de la “Cuarta Transformación”. Que sea esta la condición.

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