Unas son las promesas de los candidatos; y otras, los resultados cuando los ciudadanos ya les dieron su voto y los han sentado en las sillas gubernamentales. Cuidar la vida y seguridad de los habitantes que viven o están de paso en la Ciudad de México, en esta gran y complicada ciudad, es y debe ser lo más importante.
Somos nueve millones de capitalinos, quienes por las necesidades de nuestra vida trabajo debemos circular por calles y avenidas, subir, bajar y trasladarnos a los sitios de nuestros trabajos u ocupaciones, y debemos hacerlo seguros de que al caer la tarde volveremos casa con la familia. Sin embargo, vivimos inseguros, en ascuas esperando qué nueva desgracia nos depara el transcurso del día y el siguiente y así sucesivamente. El sobresalto es continuo.
Pero vamos por partes, con tal ver el fondo del problema. Los partidos políticos -entre ellos Morena- en la capital del país hicieron un escandaloso espectáculo pagado con dinero del erario al aprobar la anunciada pomposamente primera Constitución Política de la Ciudad de México, el 31 de enero de 2017, hecho que va para seis años y la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México fue reemplazada en 2018 por el “Congreso de la Ciudad de México”.
Ambos acontecimientos eran históricos dijeron al unísono las autoridades de entonces y los recién estrenados diputados locales que antes se llamaban asambleístas. Todo en beneficio de los capitalinos, poco más o menos eran el tipo de alabanzas que resonaban en la prensa, medios de comunicación y redes sociales sobre los mencionados cambios, la constitución capitalina y los representantes populares, los diputados de congreso de la ciudad. Creo que los capitalinos nunca entendimos el significado de estos mentados cambios y menos las maravillas que prometían a la vida de la capital sus principales beneficiarios que no eran otros sino la clase política, siempre ávida de poder.
Ahora bien ¿qué beneficios reales, palpables hemos obtenido de tanto escándalo mediático que hicieron los políticos sobre su famosa Constitución y sus ahora diputados locales? Todos sabemos categóricamente, a ojos cerrados, que no hay nada de lo prometido sobre el cambio histórico que peroraron las autoridades. El famoso congreso de diputados locales, que debía ver por los intereses de los habitantes de esta ciudad, está convertido en una mayoría de diputados morenistas servil, dominado por las impopulares medidas de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.
Morena tiene en sus manos, desde 2018, el gobierno de nuestra ciudad ¿y acaso nuestra vida ha mejorado? Todos sentimos y sabemos que al contrario, nuestra vida ha empeorado y el alza incontenible de los precios en la canasta básica y demás mercancías está para demostrarlo. El problema es, en la actualidad, los morenistas, aventureros de la política y del poder que gobiernan en México y que llegaron con consignas engañosas y demagógicas que sonaron y aún suenan bien en el alma y el cerebro de la población más desprotegida como la de primero los pobres, la lucha anticorrupción, que “en este gobierno ya no hay corrupción”. La repetición constante de estas consignas y el aumento de programas sociales que no resuelven la pobreza han sido un anestésico exitoso que impide a poco más o menos a la mitad de la población verse en el espejo de su verdadera y triste realidad de pobreza y desamparo. Se sabe, con datos exactos en todo el planeta, que los programas de entrega de dinero no combaten al espectro de la pobreza en las mayorías, que solo les quita el hambre momentáneamente pero que no les dan progreso con educación de calidad, con mejores trabajos mejor calificados y bien remunerados, con salud de calidad y un descanso reparador al desgaste de su vida de esfuerzos.
En este entorno fatal para los nueve millones de capitalinos que aquí vivimos y sobrevivimos (igual que todos los olvidados del país), ¿a qué alta autoridad le va a importar siquiera si dos entusiastas mujeres jóvenes y hermanas entre ellas que se dirigían a un espectáculo musical en el Palacio de los Deportes mueran ahogadas el 11 de noviembre al caer accidentalmente, en presencia de su señor padre, a las profundidades de una alcantarilla sin tapa en la banqueta de una calle con escasa luz y sin avisos del peligro mortal que representaba? A nadie, pues la autoridad responsable, el gobierno de la ciudad a cargo de Claudia Sheinbaum tiene a su cargo el servicio de drenaje de la ciudad y deja a la libre, al descuido, otras decenas o centenas de coladeras sin tapa que hay en toda la ciudad.
El gobierno de la ciudad tiene concentrados y fuerte y celosamente controlados los dineros públicos, dejando a las alcaldías solo miserias, miserias en los presupuestos que la jefa de Gobierno les pichicatea con furor y rabia dignos de mejor causa. A lo peligroso de las alcantarillas sin tapa, sumémosle todos los constantes y cotidianos accidentes de atropellados por vehículos automotores por falta de señales adecuadas y de semáforos que respeten el paso y preferencia de peatones. El resultado es muertos y heridos a diario de las personas que transitan a pie o en bicicleta y que en conjunto forman la mayoría de las víctimas afectadas.
Mientras los ciudadanos sigan engañados y votando por partidos como Morena, las mayorías seguirán soportando todo el peso y consecuencias de los malos gobiernos. Urge que los ciudadanos más conscientes y preocupados por el presente trágico y el peor futuro que se avizora para nuestra patria, por la descomposición que asoma como pus por doquier culpa principalmente de morena, nos organicemos y formemos un partido político que convenza por sus hechos y su trayectoria de limpieza, honradez y lucha sin desmayo, y conquiste mediante elecciones el gobierno de México. No hay otra salida que formar un partido formado desde su núcleo por los hombres y mujeres, luchadores sociales de nuestra época. Solo así cambiará el destino de la nación.
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