MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Con Morena y López Obrador, a un paso del fascismo

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Existen muchas definiciones del fascismo. Pero la mayoría de los autores coinciden que esencialmente es una ideología y un movimiento político que construye una determinada forma de gobierno con características bien definidas. Al mismo tiempo, configura toda una red de relaciones de poder económico y político, que permiten la organización de un sistema político totalitario tendiente a la reproducción y perpetuación del régimen.

El fascismo surge como ideología política en Europa Occidental, más precisamente en el periodo entre las dos guerras mundiales (1918-1939). Su nacimiento y consolidación es en Italia, de la mano de Benito Mussolini que, en 1919, canalizando el fuerte descontento popular funda e institucionaliza el Partido Nazionale Fascista (PNF). ¿Qué condiciones necesitó el fascismo para aparecer como propuesta política? Al finalizar la Primera Guerra Mundial (1918), la mayoría de las naciones europeas se encontraban atravesando serias dificultades económicas, Italia no fue la excepción. La guerra dejó un deplorable sistema productivo, inflación, desabastecimiento de las mercancías más elementales, el incremento de la deuda pública y un alarmante desempleo, todos estos factores se volvieron un aspecto cotidiano que impactaba todo el tejido social italiano. Como era de esperarse, la revuelta social no tardó en aparecer, ésta se presentaba como una herramienta de acción en reclamo por un mejoramiento de las condiciones de vida. Las marchas, las huelgas y los paros generales se transformaron en la única salida posible ante la falta de respuestas concretas y efectivas de la clase gobernante. 

En relación a las condiciones políticas, también jugaron un papel trascendental. Como es sabido, Italia formó parte de las potencias aliadas en la Primera Guerra Mundial y contribuyó activamente a su victoria. Sin embargo, después de la firma del Tratado de Versalles, que significó el reparto de territorios entre los vencedores, Italia se sintió fuertemente menospreciada. Mientras que las demás potencias se dividieron las colonias alemanas y turcas, Italia se quedó con una pequeña porción del botín. Sólo se agenciaron las regiones de Trento y Trieste (ambas fueron territorio austríaco), que representaron un duro golpe a las aspiraciones expansionistas de la clase política italiana. Se tuvo que conformar ya que intentó jugar en ambos bandos durante la guerra.

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Mussolini, analizando todo el contexto socio-político, decide tejer una red de alianzas con la alta burguesía, el clero y ciertos sectores populares que demandaban una salida de carácter nacionalista a los males del país. Frente al fantasma del socialismo y a la tardía respuesta de la democracia liberal. Mussolini propuso una alternativa que exaltaba los sentimientos nacionalistas de aquel pasado glorioso que Italia supo concretar. De esta manera, en 1922 marcha sobre Roma, aprovechando los enormes conflictos económicos y sociales, y obligo al rey Víctor Manuel III a entregar el mando, nombrándose así con el título de Duce (caudillo).  

El caso italiano es de suma importancia. El modelo fascista diseñado por Mussolini sirvió como un primer antecedente histórico. El fascismo se extendió, con mayor o menor agudeza, en otros países como Alemania con Hitler, en España con Franco, en Chile con Pinochet, en Nicaragua con Somoza, sólo por mencionar algunos.

Varios analistas en nuestro país han sostenido que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, tiene varios rasgos de fascismo. Pareciera una idea descabellada. Sin embargo, yo también sostengo que el fascismo en el gobierno de la Cuarta Transformación, se asoma por varios lados.

Una de las características de algunos líderes fascistas, es el respaldo popular con el que llegan al poder, como en el caso de Hitler, claro, en aquella época no había encuestas de popularidad, pero casi todos los estudiosos coinciden que la mayoría de los alemanes respaldaron su régimen. En nuestro caso, AMLO logró una aplastante victoria en el 2018, porque supo canalizar el descontento de la mayoría de los mexicanos con el régimen priista, utilizo el disfraz de la demagogia social con las masas populares y con la pequeña burguesía mexicana, que fueron el grueso de sus votantes. Con sus programas asistencialistas pretende mantener el número de votantes que lo llevo al poder. 

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Otra de las características de los líderes fascistas, es el poder unipersonal con el que gobiernan y que son reacios a la crítica constructiva o a las recomendaciones, incluso, de sus propios colaboradores, esta, quizá, es la característica más acentuada en López Obrador. Todo el mundo fue testigo de los caprichos del presidente en relación a echar para abajo la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM), cuando ya llevaba 4 años de construcción y el 37% de la obra total, se fueron a la basura 71,000 millones de pesos. Se canceló a pesar de ser avalado técnicamente por todos los organismos nacionales e internacionales del ramo, entre ellos la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI). Lo mismo canceló fideicomisos para la ciencia y cultura, instancias infantiles y un largo etcétera. Todo en nombre de la corrupción, sin que hasta el momento se haya juzgado algún pez gordo, sino todo lo contrario, el gobierno de morenista de AMLO resultó ser más corrupto, ya que por ejemplo el 78.5% de sus compras las adjudica de manera directa. Para avalar sus necedades y caprichos, todo lo ha hecho con supuestas encuestas a modo o votación de las masas a mano alzada, y utilizando la mayoría de Morena en el Congreso de la Unión. El presidente tampoco escucha, tan es así que le han renunciado ya varios secretarios de Estado, entre ellos el de Economía y Comunicaciones y Transporte. No le gusta que lo critiquen, para ello ha utilizado sus conferencias mañaneras como tribunal de la santa inquisición, ahí se le va a la yugular a los que se atreven a cuestionarlo como la prensa, líderes de organizaciones sociales, empresarios, etc.

Otra característica de todos los líderes fascistas ha sido el fortalecimiento del poder, influencia y protagonismo de las fuerzas armadas como aliados o instrumentos del poder político, por encima de la sociedad civil y sus instituciones, y en todos los casos las consecuencias han sido terribles, que van desde la represión y persecución sanguinaria y despiadada de los opositores al régimen, hasta el holocausto que represento la segunda guerra mundial y el exterminio metódico de millones de ciudadanos en cámaras de gas y hornos crematorios. También aquí hemos sido testigos de cómo López Obrador no solamente incumplió su promesa de regresar a los militares a los cuarteles, sino que les ha entregado la seguridad de la población en sustitución de las policías, el control de puertos y aduanas, incrementado su presupuesto, asignado tareas propias de organismos civiles, entregándoles cada vez más poder económico e influencia, para convertirlos más que en la defensa de la nación, de la que él como jefe del ejecutivo es su comandante supremo, en aliados de su proyecto político. Si sumamos a esto la irracionalidad, el sectarismo y la soberbia que ha demostrado suficientemente el presidente, no parece una exageración ni se ve tan lejano el paso al uso de esa alianza para imponer por la vía de las armas su proyecto político y someter a los insumisos. El preámbulo de esto se ve ya en el sometimiento de las instituciones de los tres poderes y organismos autónomos, el uso de la Ley como garrote para perseguir opositores, su modificación a modo o su violación cuando no se puede esperar a las reformas. El uso de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) para acalambrar, perseguir y encarcelar a opositores es ya evidente y debe prevenirnos contra la incredulidad.

Finalmente, y por todo esto, no debemos olvidar que todos los líderes fascistas que han sido se aferraron al poder, cancelando las vías democráticas, imponiéndose violentamente y solamente han podido ser sustituidos mediante la lucha armada de los pueblos, después de mucho sufrimiento y sacrificio. En México, con Morena, aún tenemos la vía democrática como opción de cambio, y es necesario hacerlo, antes de que esta vía sea cancelada.

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