El próximo domingo 7 de julio se realizará en la Alameda Central de Toluca el tercer Concurso Estatal de Danzas Tradicionales que organiza el Movimiento Antorchista en el Estado de México.
Este encuentro cultural reunirá a más de 600 danzantes y músicos de grupos autóctonos provenientes de diversas localidades del Estado de México.
Además de la música, algarabía, vestimenta tradicional y otros factores característicos de las danzas tradicionales mexiquenses, este evento es importante por la visión social con la que se realiza, una visión distinta al resto de encuentros que sólo buscan “lucir” plásticamente nuestras antiguas tradiciones, sin fijar una postura social firme.
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, en el Estado de México, la población indígena suma un total de 417 mil 603 personas que representan el 2.6 % de la población que habita en el estado.
El Concurso Estatal de Danzas Tradicionales de Antorcha es una expresión de resistencia frente a la visión occidental como única forma de pensamiento, que por más de cinco siglos ha erosionado los conocimientos y saberes de nuestros pueblos indígenas.
En nuestro país hay 62 grupos étnicos, cinco se encuentran en el territorio mexiquense: Mazahuas, Otomíes, Tlahuicas, Matlatzincas y Nahuas. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, en el Estado de México, la población indígena suma un total de 417 mil 603 personas que representan el 2.6 % de la población que habita en el estado, indicando una tendencia a la baja si lo contrastamos con el 3.7 % que representaba en 1990, el 3.0 % en el 2000 y el 2.8 % del 2010.
Esta tendencia se debe, entre otros factores, a la globalización que ha provocado, cada vez con mayor hostilidad, que la fisonomía sociocultural de muchas regiones indígenas cambie de manera vertiginosa a través de programas y políticas públicas integracionistas impulsadas por el Estado mexicano en su intento por homogeneizar a la sociedad nacional, buscando incorporar al indígena al desarrollo económico impuesto por el sistema imperante, lo que conlleva desarraigarlo de sus prácticas culturales, situación que ha provocado que las personas provenientes de algún pueblo indígena abandonen su vestimenta, costumbres y lengua.
Esta visión “desarrollista” solo ha zanjado las diferencias entre los indígenas y el resto de la población, teniendo como consecuencia que sean estas poblaciones las más excluidas de toda justicia social según lo marcan los indicadores económicos nacionales y estatales.
Pese a ello, la resistencia es todavía símbolo y motor de la historia cotidiana de nuestros pueblos originarios. Así, con todo y las modificaciones, su cultura trata de conservar su esencia; es decir, de mantener las maneras propias de ver y entender el mundo, así como las formas específicas de organización y cohesión social que se expresan en una serie de rasgos culturales y artísticos, como las danzas y la música que podremos apreciar el próximo 7 de julio.
Partiendo de los principios de multipolaridad y multiculturalidad internacional y nacional, el Movimiento Antorchista Mexiquense muestra su respaldo y solidaridad con nuestros pueblos originarios.
Estamos a favor de cualquier acción que genere las condiciones necesarias para conferir a las comunidades indígenas el dinamismo y fortaleza para mantenerse como unidad, para refundarse y cumplir con el objetivo vital de su propia reproducción y desarrollo.
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