Gracias al Movimiento Antorchista Nacional, Huitzilan es hoy un municipio de avance y desarrollo, que cuenta con grandes obras como el hospital, la unidad deportiva, pavimentación de calles con concreto hidráulico, drenaje y agua potable, entre otras. El trabajo de este municipio es notable, por eso se ha ganado el nombre de “Rubí de la Sierra Norte”; pero tenemos que señalar que esto no se ha logrado de la nada, esto se lo debemos a los primeros hombres revolucionarios del pueblo huitzilteco, que cansados de estar bajo el yugo del cacicazgo y la UCI, buscaron al Movimiento Antorchista quien los guio hacia un cambio verdadero, que revivió la esperanza de tener paz y tranquilidad.
De ahí la importancia de que los jóvenes conozcamos la historia de Huitzilan y veamos en la línea del tiempo el cambio radical que se ha materializado, pues eso nos permitirá observar, fue gracias al Movimiento Antorchista que los huitziltecos comprobamos que una vida mejor es posible, que para ello debemos seguir trabajando y luchando y, sobre todo, para no repetir la tragedia que una vez azotó a Huitzilan de Serdán y a la no queremos regresar.
Una de las cosas que los jóvenes desconocemos, y me incluyo, es la guerra armada que ocurrió en el municipio entre miembros de la Unión Campesina Independiente (UCI) y los pistoleros de los caciques de Huitzilan. Debo confesar que conocí la historia de mi pueblo gracias a que me integré a las filas de la organización y que tengo la oportunidad de escuchar los relatos de la gente que vivió esa tragedia y que ahora quiero compartir con usted, amable lector.
Pues bien, la historia nos dice que Huitzilan fue fundado en el siglo V por descendientes directos de los mexicas, que llegaron a estas tierras desplazando a la cultura Totonaca. La segunda colonización fue en el siglo XX, por el año de 1940, con la llegada de los mestizos que venían de un municipio vecino llamado Tetela de Ocampo, quienes llegaron con una mano adelante y otra atrás. Al llegar a Huitzilan empezaron a instalar sus tiendas de raya, con la que fueron engañando a los indígenas, anotando cosas que ellos no consumieron, los nativos se endeudaban en estas tiendas para poder hacer sus fiestas religiosas, y al no poder pagar la exuberante deuda, estos entregaban las escrituras de sus tierras y así, la familia Aco, se aprovechó de la ingenuidad de los nativos despojándolos de sus de terrenos. El grupo caciquil esclavizaba a los indígenas haciéndolos trabajar una jornada de doce horas y pagándoles con especie: medio almud de maíz que no alcanzaba para alimentar a la familia del indígena, así que buscaban la forma de alimentarse extrayendo la raíz del plátano y combinándolo con el poco maíz que recibían.
Así vivieron hasta que un grupo de hombres cansados del mal trato que les daban, buscaron ayuda fuera del pueblo y encontraron a una organización que operaba en el estado de Veracruz y parte del norte de Puebla, llamada Unión Campesina Independiente (UCI), fundada por Eleazar Pérez Manzano. Entraron a Huitzilan por la comunidad de Pahuata con el lema “tierra para todos”; así es como entra esta organización al municipio y entrega armas a los campesinos, para arrebatar las tierras a los caciques del municipio, pero como el movimiento no tenía ideales con una base sólida y a la muerte de sus líderes la organización se deforma; los hombres que dijeron pelear por los derechos del pueblo se convirtieron en el brazo armado, se adueñaron de las cosechas de los campesinos, mataban a todo aquel que no les prestara servicio y violaban a las mujeres.
Esto llevo a otro grupo de hombres a buscar la forma de ayudar al pueblo agobiado por la matanza de su gente y la falta de alimento. Encabezado por Francisco Luna, Bartolomé Tadeo Arellano, Ramírez Velázquez, Martín Castillo, Mariano Pasión, buscaron la forma de poder alimentar a las familias humildes con productos a un buen precio, por lo que gestionaron la instalación de la primera tienda Coplamar, y se ganan el nombre de cooperativistas; ellos son perseguidos por los pistoleros de la UCI, pistoleros que asesinan al presidente de la mesa directiva de los cooperativistas Bartolomé Tadeo Arellano; por lo que los sobrevivientes tienen que huir hacia Zacapoaxtla. Esto lo escuché de voz de uno de los primeros revolucionarios, don Mariano Pasión, quien vivió en carne propia todas las atrocidades de la UCI y de los caciques. Él me relató cómo los pistoleros de la UCI persiguieron a todo el grupo de cooperativista hasta que mataron a Bartolomé, lo que los obligó a huir, aunque él se quedó a atender la tienda, pero a los pocos días fue saqueada y también tuvo que buscar refugio con sus compañeros. Nuestros revolucionarios buscan ayuda con el gobierno y diferentes partidos políticos, pero todos se niegan en ayudar a este pueblo que agoniza, hasta que llegan a conocer a una organización que defiende los derechos del pueblo: el Movimiento Antorchista Nacional. Su líder, el maestro Aquiles Córdova Morán, les extiende la mano y les ayuda para poder salvar al municipio de ese periodo de terror. A partir de entonces, Huitzilan sufre un cambio, primero porque se organiza el pueblo y da la batalla para llevar la paz al municipio, segundo porque se instaura un gobierno comprometido con el pueblo, que ha llevado a Huitzilan por 37 años sobre el camino del progreso.
Gracias a eso hemos visto un cambio verdadero en el municipio, un cambio que solo el Movimiento Antorchista nos dio: nos trajo seguridad, paz, desarrollo. Por eso, nuestro deber como jóvenes es seguir luchando por un futuro más próspero, no solo para Huitzilan, sino para todo el país; nosotros tenemos la obligación de cambiar a México y luchar por los ideales de la organización, de que la transformación de los pueblos es posible.
De ahí la importancia de estudiar y ser nosotros los próximos educadores del pueblo, pues “es necesario educar a las masas para que sean ellas las que impulsen, sostengan y desarrollen el cambio que se busca”, como lo dice nuestro querido maestro Aquiles Córdova Morán, ya que un pueblo educado, es un pueblo libre.
Ahora Huitzilan “avanza, avanza y avanza”, y para continuar avanzando es necesario que nos profesionalicemos y seamos los líderes del municipio. Así que invito a todos los jóvenes a estudiar la historia de nuestro pueblo, sobre todo estudios con análisis científico como el realizado por el Licenciado en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Ehécatl Lázaro Méndez, quien presentó en días pasados el libro “De Revolucionarios a pistoleros”. Historia de la Unión Campesina Independiente, de la editorial Esténtor, en donde hace una investigación rigurosa sobre el nacimiento y desaparición de esta organización, en donde podemos notar que es lo que llevó al fracaso a la UCI y, nuevamente, comprobar por qué Antorcha es y será nuestra mejor opción. La historia nos dice que el pueblo huitzilteco buscó opciones, pero la única que garantizó la paz social y el progreso, fue el Movimiento Antorchista, y por ese camino es por el que hay que seguir avanzando.
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