El pasado 16 de noviembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador, en su acostumbrada conferencia mañanera, a dos preguntas que hizo un periodista sobre su opinión con respecto al asunto de la iniciativa de “Va por México” y sobre el conflicto de unión en el partido de Moerena por las diferencias entre la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, y el coordinador de senadores del mismo partido, Ricardo Monreal, con respecto al asunto legal de “Alito” Moreno, presidente del Partido Revolucionario Institucional, respondió con un si fin de aclaraciones que no responden a las preguntas y de las cuales daré mi humilde opinión.
A la primera pregunta dio una respuesta minimizando el problema, un problema que evidencia que todo lo que dice de su propio partido, de ser honesto, unido, limpio, organizado, defensor de la verdad. Dijo: "no me meto en eso, y tampoco me preocupa porque ya hay un pueblo “muy politizado” y “muy unido” ( a esto le preguntan que cuales son sus fuentes, y no responde nada). A veces los dirigentes no quieren aceptar esa nueva realidad porque ya no son tan importantes los dirigentes, el papel protagónico en estos tiempos de transformación, lo tiene el pueblo, por eso no pueden los oligarcas…la fuerza de nuestro movimiento está en el pueblo no en ningún líder por importante que sea, eso que se lo aprendan para que no vayan a levitar y se sientan como antes, ahí vienen las masas, ahí viene el pueblo detrás de nosotros, no va a ir nadie detrás de ellos si no actúan de manera consecuente (¿Y él? ¿Para cuándo?) ...”, pura lengua, puras palabras al aire.
Si escuchamos con atención, cosa que es algo difícil con la falta de fluidez, por la cantidad de mentiras y de cientificidad con la que habla, podemos notar que sus ejes primordiales son siempre: la corrupción, el neoliberalismo y el pueblo sabio. En el primer punto se ha enfocado en señalar a exfuncionarios, políticos y expresidentes, lo que corresponde a una visión individualizada de la corrupción, así como el desdén por esfuerzos serios para atender la situación, como el cuestionamiento de López Obrador hacia el Sistema Nacional Anticorrupción y la respuesta a las muchas pruebas de prácticas de cargadas de este mal por parte de sus funcionarios.
En este proceso, la agenda anticorrupción se erigió como un discurso altamente moral, donde la corrupción es un fenómeno cargado de elementos valorativos negativos. Aquellos que forman parte de esta agenda, son percibidos como guerreros de la integridad o paladines intachables. Con respecto a neoliberalismo, también se limita a cristalizarlo en personajes individuales sin darse a la tarea de investigar y estudiar el significado de este término. Pero, incluso, llega a tomar decisiones para el combate a la corrupción de los anteriores neoliberales como los recortes presupuestales y el adelgazamiento del Estado por tener características antimorales; un ejemplo es la Ley Federal de la Austeridad Republicana cuya justificación es que no recorta sino reasigna presupuesto para gasto. En realidad, esta medida ha debilitado sistemáticamente el gobierno a través de despidos masivos en distintas dependencias o los recortes presupuestales adicionales durante la pandemia que llevó a miles de mexicanos a sumarse a la pobreza y pobreza extrema.
Y el tercer elemento que es el pueblo, aquel que siempre es su comodín para curarse en salud, queda de manifiesto que en este sector no entran todos los sectores de la población y los trabajadores, los obreros, campesinos, amas de casa, estudiantes, periodistas, que no comparten su estrategia de gobierno y que se manifiestan abiertamente su inconformidad que no ha sido capaz de enfrentar estos ejes principales ni los verdaderamente importantes como la pobreza, el hambre, la injusticia, la seguridad, la salud, la economía. Es decir, el pueblo al que se refiere es una ínfima minoría, no tiene idea de que en realidad la gran mayoría de los mexicanos no nos basamos en sus mentiras y palabras para solucionar los problemas de elemental importancia en el desarrollo y crecimiento del pueblo y la nación entera.
Como venía diciendo, dentro de la respuesta que brindó al periodista que cito al inicio de este texto habla, por quita vez consecutiva, sobre la gente manipulada que asistió a la marcha que se realizó en defensa del INE en distintas ciudades de la república, se mete con los medios de comunicación y tacha de desinformar al pueblo. Menciona repetidamente la necesidad de concientizar al pueblo y dice que hasta las piedras cambian de parecer (¿Las piedras, sabe acaso que está diciendo en señor?). Mete el asunto de su propuesta de Reforma Electoral y se extiende en la explicación sobre la necesidad de meter a gente que elija el pueblo gente incorruptible, con convicciones, dice (¿Cómo? ¿A través de sus encuestadoras o de sus consultas populares que han demostrado ser un rotundo fracaso?).
Y finalmente, diciendo que “como lo nuestro tiene que ver don el mandar obedeciendo” (¿A quién obedece este señor?), es cuando informa que el 27 del presente mes saldrá a encabezar una marcha a razón de su informe de cuatro años de transformación, es un movimiento auténticamente popular. Le preguntan que si esta se realizará para mostrar músculo, a lo que Andrés Manuel responde que no, que de por sí iba a ser por su informe.
Pero resulta ser que el 14 del mismo mes, es decir que dos días antes de que AMLO anunciara esta movilización y al día siguiente de la movilización en defensa del INE, el gobernador del estado de Puebla, Miguel Barbosa, anunció lo siguiente: “Yo, Miguel Barbosa, llamo a las poblanas y a los poblanos, de toda la entidad, a que nos movilicemos en una gran marcha, acá en la ciudad de Puebla, el día 27 de noviembre a las 11 de la mañana; del Gallito al Zócalo para que mostremos nuestra gran fuerza; una marcha en apoyo y en defensa de la Cuarta Transformación… Vamos, nosotros, la gente que cree en la democracia, la gente de la sociedad, la gente que respeta los derechos humanos, la gente que no va a dejar que la hipocresía se apodere de nuestra sociedad”
¿Realmente es una movilización por el informe o es una respuesta visceral a la marcha a la que asistieron miles de mexicanos inconformes con sus políticas? Yo creo que es más bien la segunda razón su mástil y que, evidentemente quiere mostrar músculo. No nos sorprendamos que habrá mensajes de invitación, amenazas a los funcionarios públicos para que asistan en contra de su voluntad a la marcha presionándolos con la renovación de sus contratos y que habrá acarreo a más no poder.
Esta serán las patadas de auxilio de un gobierno decadente, de un gobierno que hará lo imposible por no quedar mal, por seguir fingiendo tener la razón y la fuerza ante un país que está dejando morir, que se le desmorona en las manos por culpa de la improvisación e inexperiencia al frente de un país.
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