Las bellas artes han formado parte importante del desarrollo de las sociedades. Desde la época primitiva, los seres humanos han ido cultivando la música, la pintura, el baile, la poesía, entre otras manifestaciones, marcando en ellas, al principio, los temas más básicos como el actuar diario, la representación de la naturaleza y, en otros casos, el sentimiento de los humanos.
A lo largo del tiempo, estas expresiones han evolucionado, reflejando casi siempre la estructura social en la que han surgido, y han manifestado una evolución que marca revoluciones culturales en sus respectivos tiempos.
Para el Movimiento Antorchista, cultivar las bellas artes ha sido un papel importante, pues hemos entendido que, al cultivar las artes, se cultiva el alma del ser humano, haciéndolo más sensible, más noble, más hermano de clase, pero también más revolucionario.
Hemos comprendido que para formar al hombre se necesita de arte, cultura, deporte, educación académica, y de cultivar el arte como una forma de vida.
En nuestra actualidad, en pleno siglo XXI, las bellas artes no han jugado el papel para el que fueron desarrolladas, ya que hoy en día, en este sistema de consumo y ganancia, se han convertido solo en mercancía, de la cual se pretende obtener las ganancias más exorbitantes, sin importar que muchos humanos, y principalmente los mexicanos, tengan acceso a ellas o las practiquen.
Esta mercancía ha demostrado ser sólo para quienes puedan pagarla y no para quienes realmente la necesitan.
Además de no tener acceso a estas manifestaciones, el mexicano se ha alejado de ellas debido a la falta de tiempo y la imposibilidad de desarrollar alguna de estas artes.
El cansancio del trabajo y la vida rutinaria han provocado una apatía hacia las artes, y se dice: “prefiero ver una novela, ver el fútbol, ver algo más, que escuchar poesía, asistir a un evento cultural o simplemente escuchar música de calidad”.
Este sentido y carácter frente a la cultura es parte del sistema capitalista, y hoy en día, solamente nuestra organización se ha dedicado a luchar contra ello.
A través de eventos culturales y concursos nacionales como las Espartaqueadas Culturales, que se han fomentado en todos los estados de la república, hemos estado luchando no solo contra la pobreza, sino también contra la falta de cultura entre el pueblo mexicano.
Hoy por hoy, hemos demostrado que entre amas de casa, campesinos, obreros, estudiantes y demás sectores, hay verdaderos artistas: hombres y mujeres que saben cantar, que gustan de pintar, bailar, declamar y hacer teatro. Sólo falta un pequeño empujón para que todos ellos se preparen y puedan desarrollarse.
Parte importante de esta labor es la poesía. Por ello, en este texto, te invito a que seas parte de la Jornada Nacional de Declamación que organiza nuestra organización en las capitales de los estados este 28 de septiembre, a través de nuestras redes sociales. También te invito a participar en ella y a cultivar juntos esta bella arte.
Miguel de Cervantes describía perfectamente a la poesía:
“La poesía, a mi parecer, es como una doncella tierna y de poca edad y en todo extremo hermosa, a quien tienen cuidado de enriquecer, pulir y adornar otras muchas doncellas, que son todas las otras ciencias, y ella se ha de servir de todas, y todas se han de autorizar con ella.”
Cultivemos a esta doncella y plasmemos en sus versos la palabra revolución.
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