Según unas de las acepciones recogidas por la Real Academia de la Lengua Española la palabra "domar" puede referirse a: "Amansar a un animal salvaje y hacer que obedezca al ser humano" o "Contener o moderar cierta pasión o conducta". Este verbo ha sido utilizado en varias ocasiones por el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien ha afirmado que se ha domado a la pandemia provocada por covid19, así, pues, el presidente ha querido demostrar con sus dichos que el problema de salubridad está controlado y con ello las afectaciones consecuentes. Ahora bien, veamos la realidad. En su primera declaración como domador, el 26 de abril, los confirmados por covid19 fueron 14,677 y las defunciones ascendían a 1,351, al día 1 de julio los contagios confirmados se contabilizan en 231 mil 770 y las defunciones en 28 mil 510. A ojos vistas queda claro que no se ha domado nada y que la pandemia crece aceleradamente, el incremento es exorbitante y los grandes números son más que eso, son miles de familias dolidas ante el terrible virus, pero sobre todo ante la indolencia presidencial que sigue evadiendo la realidad.
La pandemia sin domar, se ha llevado entre las patas a la incipiente economía mexicana, pues de marzo para acá 12 millones de personas han perdido su trabajo, según una reciente encuesta del Inegi. Muchos dirán que esto es una consecuencia normal, pues al cerrar la mayoría de lugares para evitar el contagio en multitudes y confinar a la gente en sus casas era obvio que los empleos se perderían. Podría ser, pero lo que no es normal es que el gobierno de Morena actúe como si nada pasara y no tome medidas para paliar el hambre y las deudas que trae consigo la pérdida del empleo. En comparación con otros países en los que el gobierno ha condonado impuestos a prestadores de servicios y hasta asegurado un ingreso básico a las familias de menos recursos como en España o Argentina, en México se crean nuevos impuestos como el correspondiente a los contenidos multimedia o se aumentan los ya existentes como el alza a las tarifas eléctricas, recargando el desastre sobre las espaldas de quien menos tiene.
Al luto por la enfermedad lo acompañan las altas cifras por violencia en el país. En este 2020 México ha alcanzado récords históricos, alzándose en marzo como el mes más violento en la historia del país y una tasa diaria que promedia casi cien homicidios dolosos por día en México. Las estrategias en materia de seguridad parecen no existir, o más bien, son equivocadas, pues los delincuentes campean a sus anchas sembrando terror y violencia entre la gente, han cooptado todos los territorios del país, poniendo en jaque un día sí y otro también no solo a los policías y militares que los combaten sino a los mandos superiores, baste recordar el cruento ataque al secretario de seguridad de la Ciudad de México. Aquí, como en la economía, las acciones que se llevan a cabo son también contrarias al bienestar de la población, como ejemplo el recorte en más de 75 por ciento al presupuesto para atender a las víctimas de delitos. Vemos, por tanto, que en este rubro tampoco hay doma ni freno, para desgracia de los habitantes del país.
La pandemia de covid-19, la inseguridad y la pobreza galopan como desbocadas bestias dando azotes por diestra y siniestra. Ante las embestidas, el presidente y su gobierno se han quedado chiquitos, incapaces e indolentes, viviendo otra realidad desde el privilegio de su palacio, mas, cuando la cruda realidad y los reclamos de la gente los alcanzan, lo único que saben hacer es chillar y dar sombrerazos alebrestando los problemas sociales que aquejan al pueblo. El pueblo mexicano debe darse cuenta que es él quien más sufre las embestidas de la bestia y por tanto debe prepararse como domador y jinete para tomar las riendas y encauzar el rumbo de este país. La primera prueba son las elecciones del 2021, la estrategia para ser buen jinete comienza por agruparnos en un sólido y único frente que derrote a los merolicos de Morena. ¡A domarlos!
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