“La necesidad obliga”, dice un refrán mexicano. Y es esa misma necesidad la que ha llevado a millones de connacionales a buscar alivio –casi desesperado– en programas asistencialistas: tarjetas de todos colores (para adultos mayores, transporte, servicios básicos, etcétera), becas y demás promesas que, desde 2018, les juraron sacarlos de la pobreza.
Se les vendió la idea de acabar con la “corrupción” –señalada como origen de todos los males– para ocultar la verdadera raíz del problema: la distribución injusta de la riqueza, que sigue intacta, igual que en los gobiernos “neoliberales” que hoy critican. Pero ahora, con otro color, el juego repite sus reglas.
La necesidad llevó a millones a refugiarse en promesas asistencialistas, pero la raíz de su pobreza sigue intacta: una injusta distribución de la riqueza que ningún gobierno ha querido tocar.
Como anticipó Lampedusa en El Gatopardo: “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”. Bajo esta lógica, una nueva clase parasitaria reemplaza a la antigua: de leopardos a hienas, mientras los corderos –campesinos, obreros, trabajadores– siguen siendo esquilmados.
Los mismos rostros, las mismas prácticas
Bajo el manto de la 4T, resurgen personajes con “picardías antiguas”: oportunistas que medran con programas sociales mientras desprecian la organización popular. Para ellos, el pueblo solo es útil como “carne de urna” o sujeto de beneficencia. “No somos iguales”, proclamaban, pero sus políticas son calcadas.
Hace días, el delegado de Bienestar en Baja California, Jesús Ruiz Uribe, publicó un video difamatorio contra Antorcha. Sus argumentos –sin sustento– sólo buscaban incitar el odio.
No vale la pena refutarlos uno por uno, pero cabe destacar su negligencia: lleva meses evadiendo audiencias ciudadanas, mientras su historial de mentiras queda expuesto en medios como Sin Embargo, que lo bautizó “El Pinocho de la 4T”.
https://www.sinembargo.mx/
La lucha que no cesa
Los antorchistas no tenemos rencores personales, pero sí un compromiso irrenunciable: combatir la desigualdad, la pobreza y la falta de oportunidades. Por eso, cuando la presidenta anunció proyectos de vivienda y energía solar en Mexicali, acudimos a las instituciones –Bienestar, CFE, Infonavit– para exigir su cumplimiento.
Mientras en CFE hubo avances, en las oficinas de Ruiz Uribe sólo encontramos agresiones. ¿Serán esas sus instrucciones para tratar al pueblo?
Nuestra lucha trasciende a los personajes efímeros. Es más profunda que cualquier gobierno, porque nace de las demandas históricas de los explotados. Seguiremos en pie, organizándonos, hasta construir un México justo, dispuestos siempre a la lucha.
¡Hasta la victoria siempre!
¡Unión, fraternidad y lucha!
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