Partiendo de su definición actual, lo “privado” es aquello que se ejecuta a vista de pocos, familiar y domésticamente, sin formalidad ni ceremonia alguna; mientras que lo “público” es lo notorio, patente, manifiesto, visto o sabido por todos. Sin embargo, la interpretación de estas categorías de lo “público” y lo “privado”, aunque aparentemente opuestas, ha ido transformándose con el paso del tiempo y adquiriendo nuevas dimensiones ya que sus significados varían según el interés económico, político y social de quienes las utilizan, así como del contexto histórico de cada nación y de cada época, por ejemplo, el sentido en que pueden utilizarse en los medios de comunicación masiva moderna es completamente distinto al uso jurídico practicado en la Edad Media. Las categorías no son pues absolutas.
Más aún, con el desarrollo histórico de la sociedad, estas categorías pueden incluso trocarse una en la otra, lo público en privado y viceversa. En su obra Historia y crítica de la opinión pública, Jürgen Habermas nos transporta a la aplicación lingüística de los conceptos desde el régimen esclavista, pasando por el modo de producción feudal y finalmente nos coloca frente al capitalismo que modificó su estrecha y anacrónica utilización.
Desde el régimen esclavista, la cultura griega que se transmitió luego a través de la cultura romana, nos muestra como la actividad propia de la esfera privada, de lo doméstico, presentaba ciertas características propias de lo individual. Por otro lado, existían espacios y actividades que eran propios de la vida pública como los parques, plazas, etcétera, en donde concurría la vida colectiva de los hombres viviendo en sociedad.
Esta actividad pública estuvo estrechamente ligada a la administración pública y al papel de las nacientes ciudades-estados esclavistas con un sentido estrictamente patrimonial. El hombre tenía pues posibilidad de desarrollarse como individuo junto con su familia dentro del ámbito privado y al mismo tiempo mantenía una interacción permanente con la vida pública y social.
Existieron distintos estamentos sociales en donde los esclavos estaban destinados al trabajo productivo, sometidos a un régimen de permanente sometimiento, mientras los ciudadanos libres podían establecer su vida privada e incursionar en la esfera de la vida pública. Por otro lado, las categorías de lo público y lo privado se fueron utilizando en el ámbito de la justicia romana cuya fuerza normativa sentó las bases para el desarrollo del derecho actual.
Surge posteriormente el régimen feudal en donde estas categorías son aplicadas en las relaciones jurídicas relativas a los señoríos y la propiedad de la tierra; relaciones de dominio donde se establecen los límites existentes entre lo comunal y lo privado. El dominio del feudo se va convirtiendo en la propiedad privada de la tierra. Estas categorías de la vieja tradición jurídica de los griegos y los romanos que son aplicadas a las nuevas relaciones feudales de producción se van transformando también en cuanto a su sentido lingüístico.
En la Edad Media lo público va adquiriendo nuevos significados, como aquello que es propio del nuevo Estado feudal donde los reyes adquieren un aura que los distingue y caracteriza como la autoridad que existe por encima de sus gobernados, como símbolo del estatus social que han alcanzado. Se desarrolla entonces una sociedad aristocrática cuya actividad social gira en torno al monarca y al poder de la Iglesia.
Del seno del régimen feudal surge el capitalismo burgués que viene a revolucionar las relaciones de dominio, producción, comercialización y del mercado, transformando así la vida política y social de la naciente sociedad moderna, y con ellas el nuevo sentido de las categorías de lo público y lo privado.
Los medios de comunicación se desarrollan y adquieren dimensiones extraordinarias. Habermas dice así: “Los elementos que forman el marco del tráfico tempranamente capitalista, del tráfico de mercancías y noticias, demuestran por vez primera su potencia revolucionaria en la fase del mercantilismo, fase en la que se forman las economías nacionales y territoriales al mismo tiempo que el Estado moderno” (p. 55).
Resulta muy interesante conocer la obra de Jürgen Habermas, Historia y crítica de la opinión pública, porque su lectura nos permite comprender el desarrollo histórico de la sociedad, las transformaciones que va sufriendo y cómo las categorías lingüísticas van adquiriendo nuevas dimensiones.
El capitalismo aparece como un régimen que permite el crecimiento acelerado del capital privado al mismo tiempo que establece una nueva forma de Estado que tendrá que desenvolverse en la esfera del poder público. Habermas señala que “La actividad económica privada ha de orientarse de acuerdo con un tráfico mercantil sometido a directivas y supervisiones de carácter público; las condiciones económicas bajo las que ahora se realiza están emplazadas fuera de los confines del propio hogar; por vez primera son de interés general” (p.57).
El interés público, que es responsabilidad del Estado capitalista, se enfrenta al interés privado del capital que promueve el desarrollo de la sociedad moderna. La contradicción entre el interés público de lo social y el interés privado del capital dimensiona el papel de lo público y lo privado, de lo individual y de lo colectivo.
La burguesía emerge así, desde las entrañas del régimen feudal, para erigirse en la nueva clase dominante, en la clase poseedora, que vigilará y cuidará con celo la piedra medular de su nuevo sistema económico: la propiedad privada. Dotando al Estado capitalista de los instrumentos que le permitan el desarrollo social y el bienestar público como condición para garantizar la estabilidad social que su interés privado necesita. Incluso, los propios integrantes del Estado capitalista, a pesar de tener una vida privada en la esfera familiar, asumen una función pública por el papel que juegan dentro de la sociedad. Lo público y lo privado aparecen así fundidos en uno solo.
Resulta muy interesante conocer la obra de Jürgen Habermas, Historia y crítica de la opinión pública, porque su lectura nos permite comprender el desarrollo histórico de la sociedad, las transformaciones que va sufriendo y cómo las categorías lingüísticas van adquiriendo nuevas dimensiones.
Encontramos que las categorías de lo público y lo privado, no son estáticas y universales, sino que se ajustan al interés económico, político y social de quienes las utilizan, en un determinado contexto histórico en cada época y cada nación. Que son categorías dinámicas que se encuentran en una relación dialéctica que permite su intercambio y coexistencia.
Sin lugar a dudas, con el ascenso de la burguesía como clase dominante de la sociedad capitalista, se revolucionó la vida económica, política y social de los hombres, colocando la contradicción entre el capital privado y el bienestar público, entre lo individual y lo social, como el principal desafío del nuevo régimen.
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