MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Derechos laborales antes y después de la Revolución Mexicana

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En este espacio, vamos a mencionar algunas de las condiciones laborales en las que vivían el 90 por ciento de los mexicanos, antes de la Revolución Mexicana y cómo se transformó su vida, después de ella. 

Primero que nada, debemos mencionar, que México, tal y como lo conocemos hoy en día, no es el país que encontraron los españoles a su llegada; en esa época solo existían pequeños reinos, caciques y tribus nómadas, que tenían que vivir bajo el vasallaje de tribus más grandes y mejor consolidadas y pagando por ello, tributos constantemente.

Los Aztecas eran la tribu más poderosa del centro del valle de México y, por lo tanto, casi todo el territorio actual estaba bajo su dominio. A la llegada de los españoles, algunas tribus se aliaron con ellos pensando que así se liberarían del yugo azteca. Todos sabemos que sucedió después, al paso de poco tiempo, todas las tribus fueron esclavizadas, sojuzgadas y avasalladas. Les robaron su identidad y les infundieron el temor con la falsa idea, de que un ser divino, los había enviado para evangelizarlos y que ellos, tenían que obedecerlos en todo, para que ese dios, los perdonara por algo que llamaban “El Pecado Original”, entonces, lo que no convencían con las armas, lo lograban con el dogma. Así lograron dominar a la gloriosa estirpe que forma la mitad de nuestro linaje.

Bastaron 2 generaciones para borrarles su procedencia y para hacerles sentir vergüenza de su pasado. Ahora, sin identidad y con el estigma del pecado, los antes gloriosos guerreros, Águila, los temidos guerreros Tigre, pasaron a ser esclavos al servicio de trúhanes y ladrones, venidos allende las fronteras. Los esclavizaron y los obligaron a trabajar en las tierras donde sus abuelos sembraban y recogían el fruto de su esfuerzo. Ahora todo ese esfuerzo y su resultado, tenía un solo fin, enriquecer al invasor. 

Esta esclavitud se estableció por los siguientes tres siglos, hasta que otro hecho de armas se dio (infundidas por las ideas humanistas de Robespierre, Buffon, Diderot y algunos enciclopedistas más) y me refiero al movimiento armado que conocemos como la Independencia de México. Los nuevos postulados, hablaban de liberar a los esclavos y sin bien es cierto que con ellos se nutrían los ejércitos independentistas, también era una demanda colectiva. Así fue como, al triunfo de la Independencia, el trabajador esclavizado, pasó a ser un siervo, que ahora tenía que trabajar en las mismas tierras y con los mismos patrones (antes amos) en condiciones semejantes.

Ahora el siervo, (aquí llamado peón) pasó a trabajar con salarios miserables, con esquemas amañados, para que nunca pudiera tener libertad de ir a laborar donde él quisiera, de poder viajar a dónde él deseara, el peón estaba comprometido a saldar cuentas por vivir en una choza humilde y a pagar por enseres de labranza, que eran ocupados para trabajar en tierras las cuales eran propiedad del amo. Así como tener que comprar todo lo necesario para vivir, en la famosa tienda de raya la cual también era propiedad del amo y donde estaban obligados a comprar todo en ella, todo sin excepción a precios muy elevados, donde les eran otorgadas las mercancías y se les descontaba el día de raya. Pero la cuenta nunca menguaba y siempre subía y subía hasta hacerla impagable por generaciones, cuenta que era además heredada de padres a hijos y que estaban obligados a pagarla. Todo esto era una esclavitud disfrazada. 

Sin olvidar que mientras la iglesia era cómplice del hacendado, que ultrajaba a las mujeres con el derecho de pernada y con la violación a las niñas, el sacerdote les pedía humildad, diciendo que, si le era golpeada una mejilla, tenían que poner la otra y, que el perdón era la entrada al reino de los cielos. Así, en esas condiciones se da la Revolución Mexicana, que, si bien es cierto, es un movimiento encabezado en su mayoría por la clase media, la peonada, tuvo el papel más destacado. Ya que aparte de poner a los muertos, de ella salieron valientes líderes, como Francisco Villa y Emiliano Zapata, quienes, gracias a su lucha y sus postulados, pudieron plasmarse en la Constitución de 1917, los derechos de los trabajadores. Cabe aclarar que mientras estos dieron su aportación por las armas, otros valientes ideólogos, la dieron en los atriles del Congreso, asesorados por magníficos humanistas, Antonio Díaz Soto y Gama, Genovevo de la O, Ricardo Flores Magón.

En la Constitución de 1917, en su artículo 123, se consolidan finalmente los derechos laborales de los mexicanos: derecho al trabajo digno y socialmente útil, protegen al trabajador de realizar labores insalubres o que afecten su moral, le otorga beneficios por labores nocturnas, prohíbe y regula las labores de los menores de edad, protege el derecho a organizarse sindicalmente, así como disminuyó los horarios laborales para dejarlos en ocho horas, entre otras conquistas más. 

Hoy, los trabajadores mexicanos, pueden y deben acogerse a los derechos laborales que conquistaron cientos y miles de compatriotas que lucharon ofrendado su vida y derramaron su sangre que sirvió para usarla de tinta indeleble con la que se plasmaron la nueva forma de vida de la clase trabajadora. 

Hoy, nosotros y nuestra pereza mental, nos ha llevado de nuevo a esclavizarnos y por nuestro propio gusto. Hoy nos hemos entregado al ocio y a la distracción vana, que ofrecen algunas plataformas de las redes sociales, el tic toc y los reels, no sorben el seso y nos quitan el tiempo, que bien puede servir para actividades verdaderamente importantes y necesarias. Y este efecto del aletargamiento mental, es totalmente planeado por los mismos que ayer nos esclavizaron. Efectivamente, por los descendientes de los amos, que, ahora convertidos en empresarios, siguen urdiendo como seguir quitándonos nuestro magro salario con tiendas de conveniencia, o con grandes consorcios financieros, donde nos ofrecen las mercancías que nosotros elaboramos (y por la que nos pagan una bicoca), en abonos chiquitos para pagar poquito. Y engaños publicitarios como este. 

De esa manera y, otras tantas más, los mexicanos, volvemos a caer en manos de agiotistas, que, en combinación con la mercadotecnia, se encarga de arrebatarnos nuestros de por sí escasos e ineficientes salarios. 

La idea, es darle la vuelta a la tuerca, es cambiar de pensamiento y asumir nuestro papel histórico en la sociedad mexicana, con miras a las necesidades de las nuevas generaciones. Dejar de pensar como esclavos y asumir el papel de hombres y mujeres libres, que han de seguir formando la Nación que nuestros abuelos regaron con lágrimas y con sangre, para formar al nuevo mexicano, a ese hombre libre, que alguna vez, soñaron nuestros próceres.
 

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