MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Desnutrición infantil en rarámuris, una crisis mortal

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Como si no fuera suficiente por lo que están atravesando las familias rarámuris con la intensa sequía que acabó con sus cultivos de frijol y maíz, con la ola de violencia generada por la disputa del territorio por parte de grupos delictivos que ha provocado desplazamientos de comunidades enteras; por la indiferencia de las autoridades; por la falta de oportunidades, en fin, a todo esto se le suma un problema de salud crónico y mortal en niños y niñas: la desnutrición.

Los niños rarámuris presentan tasas alarmantemente altas de desnutrición crónica (retraso en el crecimiento), con prevalencias que superan el promedio nacional. En algunas comunidades, la desnutrición crónica puede afectar a más del 30 % de los niños menores de 5 años.

Con prevalencias que superan el promedio nacional, la desnutrición crónica afecta a más del 30 % de los niños en algunas comunidades.

La desnutrición entre los rarámuris está fuertemente vinculada a la pobreza extrema, la inseguridad alimentaria y las condiciones adversas del entorno.

Las familias suelen vivir en áreas remotas con acceso limitado a tierras agrícolas fértiles, lo que complica la producción de alimentos suficientes y variados. Además, el cambio climático y la deforestación han exacerbado estos problemas.

Otro de los factores que hacen que esta problemática no se atienda a tiempo es la casi nula infraestructura de salud en la Sierra Tarahumara, y donde hay centros de salud no se tienen los medicamentos o especialistas para atender a quienes padecen de desnutrición u otra enfermedad, por lo que se recurre a remedios caseros poco efectivos.

En el pasado mes de octubre, lamentablemente, dos menores de edad de la comunidad La Hierbabuena, del municipio de Balleza, perdieron la vida debido a su grado de desnutrición, situación que la propia comunidad, a través de sus representantes, denunció, y solicitó ayuda a la Secretaría del Bienestar, a cargo del exdelegado Juan Carlos Loera de la Rosa.

El funcionario hizo caso omiso a la petición de ir o enviar a personal a su cargo para que atendiera estos y otros casos. El grito de ayuda fue ignorado y ahora son las familias pobres las que están padeciendo las consecuencias mortales.

Sin duda alguna, los indígenas sufren por todos los frentes. Los que viven en la sierra se enfrentan a la sequía, a la falta de apoyo, a las inclemencias del tiempo, a la falta de empleo, a la violencia, a la falta de alimento.

Las familias que viven en ciudades como Chihuahua, Cuauhtémoc, Delicias, Hidalgo del Parral y Ciudad Juárez sufren la indiferencia de la población en general, sufren la discriminación en los centros de trabajo y el tener que vivir en colonias sin servicios, hacinados y en condiciones poco humanas.

Esta situación debe acabarse, debe erradicarse por completo, pero, desgraciadamente, a nuestras autoridades poco o nada les interesa solucionar el problema, ya que siguen la política del primer mandatario federal: con los pobres uno va a la segura.

Es decir, sacarlos de la pobreza es perder votos seguros y eso no le conviene a Morena ni al presidente Andrés Manuel López Obrador.

La desnutrición infantil entre los rarámuris es un reflejo de las profundas desigualdades que enfrenta esta comunidad indígena, exacerbadas por factores geográficos, económicos y sociales.

Se requiere un enfoque integral que incluya mejoras en la seguridad alimentaria, el acceso a servicios de salud y el respeto y apoyo a las tradiciones culturales para abordar de manera efectiva este problema.

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