Cantaban los niños
canciones ingenuas,
de un algo que pasa
y que nunca llega:
la historia confusa
y clara la pena.
Tras la publicación del documento por la ONU que reconoce a nivel mundial los derechos de los niños, en México, el Día del Niño fue instituido en mayo de 1916, pero fue hasta el 30 de abril de 1924 que se oficializó su celebración en el país.
Esta fecha de celebración nació por el rol que jugaron los niños durante los primeros años de la Revolución Mexicana, como espías, mensajeros, soldados o simplemente como encargados de llevar armas y municiones a los combatientes, los niños que participaron en la revolución vieron su infancia interrumpida de tajo.
Según datos del Censo de Población y Vivienda, en 2020 residían en México 25.2 millones de personas de 0 a 11 años, en su distribución por sexo 12.4 millones de niñas y 12.8 millones de niños; los cuales representaban el 20 por ciento del total de la población.
Dentro de los derechos que se establecen para la niñez son: derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo, a la igualdad, a la educación, a la recreación, a la vivienda digna, a la alimentación, a la familia, a la salud, a no trabajar antes de la edad permitida. Estos son claros y precisos, pero quienes se encargan de velar para que estos se cumplan no han hecho lo suficiente pues vemos como sufre la niñez en nuestro país.
Según datos del INEGI, uno de cada diez niños trabaja, y México se coloca en el segundo país con más trabajo infantil. Algunos niños y niñas reciben educación en condiciones precarias, no sólo en cuanto a la calidad, sino que a eso le agregamos que no cuentan con las instalaciones necesarias, y que el acceso a los medios tecnológicos en su mayoría no los tiene.
Si hablamos de salud, la pandemia de covid-19 ha dejado a 13 mil 325 niños en situación de orfandad y el gobierno no destina recursos para vacunar a todos los niños.
En cuanto a la alimentación, es muy mala, pues, uno de cada 20 niños menores de 5 años y uno de cada 3 de 6 a 19 años padece sobrepeso, esto coloca a México en los primeros lugares en obesidad infantil a nivel mundial. Y uno de cada 8 niños menores de 5 años padece desnutrición crónica. Según datos de la UNICEF, hay al menos 21.2 millones de niños, niñas y adolescentes, sumidos en la miseria.
El objetivo de celebrar el día del niño es recordar que hay mexicanos menores de edad en situación de pobreza extrema, o sufriendo algún tipo de explotación o abuso físico y psicológico y que son ellos los seres más vulnerables que padecen los males de la sociedad.
Por lo que el 30 de abril debe de ir más allá de un festival donde se les entregan juguetes para que se aíslen de una realidad que los golpea en la cara, que deja claro que su futuro no es como el que ellos sueñan en sus fantasías.
Es aquí donde cabe reflexionar sobre los festejos del día del niño, y recordar que aún falta mucho trabajo por hacer, para asegurarle un mejor futuro a la generación más joven de los mexicanos; y que quienes nos gobiernan no sólo no se han preocupado por elevar la calidad de vida de nuestros niños, sino que han desaparecido los pocos programas que mitigaban un poco la miseria que existe.
El amor a los niños se da con hechos y no con palabras, por eso deberíamos de festejarles con programas de educación de calidad, mejorar sus condiciones de alimentación, salud, vivienda, vestido, para que alcancen una vida más justa y llevadera en la que no tengan que trabajar porque a sus padres no les alcanza para mantenerlos. Cuando eso se logre si podremos decir, ¡feliz día del niño!
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